Marzo 27, 2004

Despotricando sobre las cajeras (I)

Las Cajeras.
Bueno, imagino que esto no es un monólogo de humor sobre ellas, pobriñas,
que culpa no tienen, pero creo que es necesario que alguien ponga los puntos
sobre las íes. En principio voy a hacer aquí una recopilación de los relatos
macabros y espeluznante que pueden sucederle a uno al llegar a la línea de cajas
de cualquier supermercado.

Como decía aquél, cajera buena: cajera muerta. Extensible también a taxistas,
autobuseros, conductores de camiones y maquinetos en general...

Llegas con tu novia al CARREFOUR DE PATERNA. Son las cinco menos veinte de la tarde. En efecto, hay poca gente, y es sábado. Llueve, con lo que hasta que la gente no se tome el café y vea la vomitiva película de Antena 3 de la tele, todo estará en calma.

Tú decides finalizar tu compra llevándote unos Dalkys para el postre de tu suculenta y opípara cena. Y aquí comienza el drama.

La señorita INMA, qué casualidad, como mi cuñada --que por cierto también es cajera y espero que no tenga que hacer extensible a ella ninguno de mis comentarios, o Lorena, mi prima por parte de mi novia, que curra en el Alcampo de Coia -VIGO-, empieza a pasar tu compra. En principio, miras hacia atrás y ves cómo NO HAY NADIE MÁS DETRÁS DE TÍ.

Hasta ahí todo correcto. Comienza con una docena de huevos tempraneros, y toma firmemente en sus manos la primera de las 10 copas Dalky que has comprado.

Asustado, con el corazón en un puño, observas qué hace con ella.

Del rollo... busca el código de barras y lo pasa. Todo va bien...........

Y ENTONCES EMPIEZA A DESCARGAR SU ODIO, IRA Y RABIA IRRACIONALES CONTRA LAS DEMÁS COPAS, PASÁNDOLAS EN TROPEL Y LANZÁNDOLAS CONTRA EL FONDO DE LA CINTA TRANSPORTADORA HASTA ESTAMPARLAS CON EL BORDE DE LA CAJA... para concluir la faena preguntándome ingenua si "Son, diez, ¿no?".

Vanessa y yo miramos estupefactos cómo las copas de postre, antaño de chocolate y nata, se acaban de convertir en un amasijo de plástico, chocolate y nata cual descarrilamiento de un tren de mercancías en la India.

Y entonces comienza con el arquetípico PIM PAM PUM TODA LA COMPRA A SACO PACO MATRACO pasando los artículos a una velocidad similar a 1200 veces la de la luz. O la de la diarrea. Que no se qué es peor.

Pago mientras Vane va colocando las cosas en bolsas. Firmo el ticket de la tarjeta y veo cómo su rostro se ha enrojecido brutalmente, y se está mordiendo la lengua para no soltarle cuatro cosas a la cajera.

Comentario justo al terminar de coger las bolsas y volver al coche "He estado a punto de decirle que SI LE IMPORTABA YA Y ME LAS BATÍA QUE LAS PREFERÍA HECHAS PAPILLA". La cara de Vanessa, desencajada por el horror, no es nada comparable al estado en que los pobres postres llegaron a casa.

Imagináos, CIENTOS DE MILES DE MILLONES DE DALKYS, TRANSPORTADOS A DIARIO POR MILES DE MILLONES DE CAMIONEROS EN ESPAÑA Y LLEGAN PERFECTAMENTE SANOS Y SALVOS A SU DESTINO.

PARA QUE UNA CAJERA DE MIERDA TE LOS HAGA PAPILLA Y FRUSTRE TODA TU ILUSIÓN EN TOMAR UN DELICIOSO POSTRE PSEUDO-INDUSTRIAL DERIVADO DEL PETRÓLEO PA ACABAR LA CENA.

¿¿Entendéis ahora por qué me gusta putear a las cajeras, llenar el carro hasta arriba y comenzar a pasar los artículos UNO A UNO y luego colocarlos UNA Y MIL VECES EN EL CARRO mientras la cajera se desepera comiéndose los muñones de los dedos mientras yo COLOCO CUIDADOSAMENTE TODA LA COMPRA EN EL CARRO PARA DESPUÉS IR A PAGARLE EN EFECTIVO, MIRAR POR TODOS MIS BOLSILLOS Y DESCUBRIR QUE OHHH NO, NO TENGO EFECTIVO Y VOY A PAGAR CON TARJETA?

Creo que cuando acabe con estas distribas sobre las cajeras, voy a iniciar un curso de puteo para clientes indignados.

Hasta la próxima, hormiguitas.

Escrito por Óscar a las Marzo 27, 2004 05:47 PM
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