Junio 29, 2004

a otra cosa, mariposa

hoy he abierto un viejo albúm de fotos que encontré en los baúles del desván, uno oscuro con letras doradas en las que se leía "De azules"; no sé si lo conoces y si acaso existía antes de haberlo visto. he encontrado una foto de papá con un perro, una de la abuela en la playa con un bañador espantoso de flores, y otra de una grupo de gente bastante estravagante en la que salías tú; pero en lo primero y único en lo que me pude fijar fue en una chica preciosa que sale en segundo plano, con los ojos cerrados y la cabeza ligeramente agachada; la chica parece estar triste, parece estar pensando, me pregunto si quizá en mí... creo que es un poco presuntuoso por mi parte, pero como bien me dijiste ayer: "cada uno tiende a pensar lo que le conviene..."
me he inventado una historia, una fantasía con la chica de la foto, y he imaginado que me estaba esperando, que estaba triste porque yo llegaba tarde. lo que ella no sabía era que yo estaba en camino, que otras circunstancias -algunas ajenas, otras no tanto- me habían hecho ir demasiado despacio a su encuentro. lo cierto es que la hice esperar un poco, unos cuantos meses, pero sabes qué? cuando llegué a nuestra cita, ella todavía me estaba esperando. seguía allí sentada, mirando hacia el suelo, parecía no haberse percatado de que, por fin, había llegado a nuestra cita, así que me acerqué hacia ella y me senté a su lado. olía... olía a vida, a nuevo, a 21 de abril; si perfección oliera robaría su aroma. y tamborileaba suavemente con los dedos en la mesa, un gesto de nerviosismo que jamás imaginé que manejara, pues había aprendido que ella nunca se ponía nerviosa.
observé su perfil largo rato, memorizando la curva de su nariz para próximas expediciones; calqué en mi consciente la forma de sus labios, su color, e imaginé su textura y su sabor (también grabé los datos en mi subconsciente, para poder soñarla incluso dormida). descendí por sus mejillas sonrosadas hasta el hueco de su cuello, y me fijé en el suave movimiento de su pulso, cómo su pelo jugaba con los hombros en un dulce vaivén hipnotizante, y escuché de su voz -aunque no hablara- un trémulo susurro que llegó a mis oídos en forma de canción. pensé: "es perfecta..." y alargué mi mano hacia la suya en un gesto inconsciente e impulsivo.
nunca había hecho magia, hasta ese momento en que rocé sus dedos. nunca había sentido mariposas en el estómago con tan solo una caricia, con tan solo un delicado contacto. desvié la mirada desde su cuello hasta esa nueva unión, y me di cuenta realmente de lo que había sospechado hacía tiempo, lo que intentaba negar y que me había hecho tardar tanto hasta llegar a ella: encajábamos... estábamos hechas la una para la otra... sentí cómo comenzaba a moverse, sentí cómo apretaba mi mano fuertemente entre la suya y, esta vez sí, la oí decir: "has venido...". luego me miró, y sonrió. sonrió... nunca pensé que existiera algo tan bello, tan perfecto, tan... era tal la belleza de su rostro, la perfección de la curva de sus labios, la intensidad del brillo de sus ojos, la dulzura del roce de sus manos, que no pude evitar llorar. y ella removió las lágrimas con sus labios, sus suaves labios que imprimieron cicatrices nuevas que esta vez no dolían, que sólo desprendían un exquisito ardor. y de repente fue demasiado el espacio entre nosotras, y me pequé a su cuerpo como si fuera mi vida en ello, como si ningún resquicio de mi piel pudiera no estar en contacto con los suyos. la abracé tan fuerte que me dolieron los brazos, que podía sentir el acelerado latir de su corazón en mis entrañas. no podía dejarla escapar, no podía dejarla perderse... ella me lo había pedido, y yo lo necesitaba.

permanecimos así mucho tiempo, quién sabe si dos o tres minutos; quizá varios años... permanecimos abrazadas hasta que sentí sus labios en mi cuello, sus besos suaves y pausados, como si retara a la suerte, pidiendo permiso para extender sus caricias. ¿y quién era yo para frenar sus impulsos imperialistas? ladeé mi rostro para que tuviera más acceso a mi cuello, y no pude evitar suspirar cuando me besó detrás de la oreja, cuando dejó que su lengua también entrara en la aventura y acarició mi lóbulo con tal suavidad que apenas fue perceptible, pero si lo suficiente como para volverme total y absolutamente loca. "te he estado esperando toda mi vida..." susurró en mi oído, y su voz me transportó a nuevos mundos, nuevos universos en los que sólo existíamos ella y yo y la distancia era efímera. "te he estado esperando toda mi vida, y al fin has llegado... ¿por qué has tardado tanto...?" volvió a repetir. sus labios continuaban su travesía, ahora navegaban por mi rostro, surcando mis mejillas y mi frente, besando mis párpados cerrados, mi nariz... sentí su respiración caliente sobre mis labios, y abrí los ojos para encontrarme con un ángel que concentraba todo el amor del mundo en su mirada. "yo... tú... eres... lo siento... bésame, por favor... por favor..." dije en un susurró entrecortado. y ella sonrió, y acarició con su mano libre mi mejilla y atrajo mi cara hacia la suya y... me besó. me besó con toda la dulzura existente, me besó como nadie había hecho nunca, me besó e hizo que mi mundo estallara de puro contento... me besó. y la besé...


venus butterfly.bmp

Escrito por Acid_Burn a las Junio 29, 2004 11:30 PM
Comentarios

Y la chica se quedó para siempre en la foto que reflejaba como muchas otras un momento cálido e impreciso, que sabe a infinito por no recordarse a dónde pertenece, se quedó en un mundo en el que siempre era veintiuno. Porque no quiso ya más instantes que el momento único en que rozó su boca...

...Y supongo que he vuelto a liarme. Te quiero. Es simple, pero cierto...

Te quiero mi niña...

Escrito por RedLabel a las Junio 29, 2004 11:53 PM
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