« Carteles sí. | Main | MiniCaína fight! »

Mayo 31, 2003

Muchas horas seguidas.

El reloj marca las 11:29 y llevo sin dormir un puñado de horas (según no mi puño, sino el de aquel bicho raro que se hacía llamar Gigante Verde). Es decir, que estoy algo empanada. Espero paciente y lanuda a que venga el sueño o los múltiples cafés, tés y líquidos no identificados que he ido encontrando por los armarios de la cocina y el baño hagan su efecto. Necesito entretenerme o aburrirme, pero este estado de quietud me trastorna, y no sé distinguir si tengo hambre, sueño o si estoy viajando astralmente por multitud de países exóticos (Las Musarañas, La Inopia, Montana) mientras creo estar aplastada en la silla bajo el pesado aire de mi cuarto, lleno seguramente de puntos de ésos que al trasluz parecen inofensivas motas pero que 3.456.000 veces ampliados se convierten en agresivos monstruos de la era cuaternaria. Seguramente también hay vida en los cajones con papeles. Mucha más vida de la que imagino. Tal vez una colonia de seres pertenecientes a una especie surgida de una aberrante mutación entre ácaro y cortachichas ha establecido su sede en la estantería, detrás de los libros gordos que puse arriba del todo y que nunca miro porque me da pereza ir a por el taburete. Quién sabe, puede que la neblina que hay siempre en esta habitación no sea consecuencia de mi fumar cainitísimo, sino un gas alucinógeno expelido por las criaturas que me hace creer que me llamo como me llamo y que no hago lo que no hago. Puede que ni siquiera exista, o que si existo sea algo mucho peor de lo que soy, como la madre de los hermanos Calatrava...

No. Desvarío. Estoy perdiendo el dominio de mis nervios. No hay nada vivo en este cuarto que no seamos mi pulga del brazo izquierdo (Asesina) y yo. O eso creo. ¿Y si me he muerto? Me pellizco, que es lo que hago en casos de duda como éste, y no siento nada. En realidad me he abofeteado y alguien que no era yo dijo “ay”. Estoy en la otra dimensión, la dimensión Muchas Horas Seguidas. Oí muchas veces a viejos marineros barbudos hablar de ella en tascas polvorientas y oscuras o en la puerta de los servicios de las discotecas de pachanga. No les creí. Incauta, pensé que eran historietas inventadas en el momento para que les invitase a algo o les cediera el turno, o para que les espulgase la barba. Y como no los escuché ahora no sé cómo salir de ésta. Debería retirarme a meditar, a hacer fuerza mental hasta que el pelo se me decolore y mi bata de última moda cutrelux setentera se transforme en un ceñido kimono que resalte mi desarrollada musculatura....
Y digo yo que es que además /bbrrrrrzzzrrrsssss/...oiga? no me leo casi...(brrrrrrrsssddddzzzzzz) ...qué mala es la cobertura al otro lado/grrrrzssssscchhhhh
zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz


Mayo 31, 2003 11:46 AM