Marzo 02, 2005

Un cristal empañado

Un cristal empañado, una mano anónima dibuja un corazón a escondidas del profesor, vigilante ante nuestra falta de atención. El llamarle la atención a la mano anónima hizo que me fijase inmutablemente en el tan mal visto dibujo, aunque a mis ojos era de lo más perfecto y afectivo.

Me hizo pensar, y pensé. Pensé mucho, mucho en mi amor. Realmente hacía tiempo que mis pensamientos se habían centrado en la nada.
Me suele ocurrir bastante y me parece una gran perdida de tiempo. Necesito estar pensando en algo para creer que hago algo productivo.
Pensé, como ya he dicho, en mi amor, calculé el tiempo que me faltaba para nuestro próximo encuentro, treinta densos y largos minutos, escuchando las más aburridas explicaciones impartidas por un curioso personaje que lo único que produce es risa. Para intentar pasar el rato busco distraerme con otras cosas; leer, escribir, dibujar. Mas al profesor todo lo que hago distinto a la asignatura le parece mal, aun habiéndole confesado que su asignatura me era prescindible. E intentaba pactar respeto mutuo; yo no le molesto mientras ofrece sabiduría, y el no me molesta mientras intento pasar el rato. Pero ningún trato le parece lícito, y siempre tiene algo que decirme. Entramos en la ya monótona discusión de mis deberes y derechos, que acaba derivando en la dificultad que tengo de acatar ordenes de quien se cree la autoridad. Se prolonga hasta el final de la clase marcada por una sirena.
Me levanto y salgo de la clase aun escuchando sus reproches. En otra aula se encuentra ella. Espero a que salga su profesor para entrar a buscarla. Me espera con su preciosa sonrisa en la cara y yo le correspondo con otra sonrisa no preciosa. Nuestro encuentro es en público, la despedida en privado. Un aula vacía y oscura es perturbada por nuestra presencia... caricias en el rostro, susurros en el oído, besos temerosos que se escapan de nuestros labios. Las discusiones y esperas han merecido la pena, no tengo palabras para describir todo lo que siento cuando estoy con ella. Otra sirena rompe el climax alcanzado en unos pocos minutos. Avisa de que empieza la siguiente clase y otra vez lo mismo... un cristal empañado, una mano anónima...

Escrito por Jony a las Marzo 2, 2005 12:55 PM
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