Ella es preciosa ¿sabes?. Tiene el pelo liso, muy suave y 20 años menos que yo.
¿Porqué tendría tanta prisa en nacer?. ¿O porque mi Madre tanta prisa en traerme a este mundo?.
Ella me mira, dice que le gustan mis arrugas. Es tan pequeña y tan fina que cuando me mira fijamente se cuela entre los pliegues de mi piel.
No son arrugas - me dice -. Eso lo tienes de tanto pensar. Cada pensamiento es una raya en tu cara.
Yo me río. No puedo hacer otra cosa.
Ella es pequeña. Y su cuerpo un dulce. Un dulce prohibido. Es la manzana que no debo de probar, y que sin embargo, sin saberlo, ya le he tirado un bocado.
Me tienta. Es una niña risueña, una niña de 22 años en flor.
Tiene los labios más carnosos e irresistibles que jamás haya visto.
Y su mirada me tienta a cometer locuras.
Dentro de otros 20 años tu serás yo, y yo podré ser tu abuela - le digo -.
Y mi niña se ríe. Piensa que le exagero. Ella es joven. Aun no se da cuenta de que los años no pasan en balde. Que los años van dejando marcas en la piel, y si, porque no, también en el corazón.
Mi niña se ríe. Me saca la lengua. Está indefensa. Yo quiero cuidarla. Arroparla cada noche con mi piel casi arrugada.
A su lado me veo vieja. Una vieja que se muere por sus labios.
Pero es que a su lado, ¿quién no se ve vieja?.
Ella tiene un cuerpo atlético. Unos pechos firmes. Una cara lisa y sin marcas ni rayas.
Ella, ahora, es la perfección. Es un dulce que temes comerte por si desaparece. Que prefieres chuparlo, para que te dure más.
Me mira y me dice:
Me he enamorado de ti.
La miro y le digo:
No, no te has enamorado.
Le miento. Cuando le digo esto, le miento. Está tan enamorada de mi, como yo de ella.
La edad no le importa. Cuando le hablo de ello se acerca a mi boca y me besa.
Dice que yo tengo mucho que enseñarle en la vida.
A veces lo dudo. Creo que es ella quien tiene que enseñarme a mi.
Para así, rejuvenecerme un poco.
Cuando estamos en la cama, con las luces apagadas, no me da miedo que esto siga adelante. Pero cuando los ojos se acomodan a la oscuridad y entre sombras, la veo dormida de costado, y contemplo su torso desnudo, es en ese momento, cuando me entra pánico. Miedo: a tener algo tan bello a mi lado, a que se pueda esfumar en cualquier momento.
Por eso, cuando despierta le ordeno que se vaya. Que se aleje de mi cama. Y de mi.
Entonces me mira con los ojos llenos de lágrimas y me dice que cuando la echo de mi vida me hago más vieja.
Se va y cierra la puerta con un portazo.
Luego, voy al baño, me miro en el espejo, y veo que es verdad: parece que hayan pasado 10 años desde que se fue dando ese portazo que dejó caer varias lágrimas en mi almohada.
A veces pienso que por no querer vivir lo que la vida, de manera inconsciente quizá, o apropósito, me regala, me quedaré sola toda la vida.
Algún día tendré verdaderas arrugas en mi piel. Y me acordaré de mi niña.
Entonces será demasiado tarde para algo.
Demasiado tarde, me digo. Si no lo es ya.
Cojo el teléfono y la llamo: pero no contesta.
NOTA: [Esta historia no es personal]
Que bello... Como es el amor no? y pues como dicen el amor no tiene edad pero es difici, aunque mientras mas dificil, mas intenso...
Un besasaso!
Escrito por: ale, el Lunes, 05 de Febrero de 2007 a las 02 AM