Cuando es tarde para todo, y pronto para algo, te miras al espejo y te ves 10 años más vieja.
Te empiezas a fijar en las arrugas que tiene tu rostro: una aquí, otra aquí.
En los pelos extraños y feos, que antes no tenías, o que no veías: uno aquí, otro aquí...
Y tu cara cambia. Y tu cara adquiere una mueca, que nunca viste antes.
Con las cejas arqueadas, extrañas.
Porque quizá nunca te miraste en el espejo de esta forma.
-Que guapa soy -piensas-.
Si me cambio estas gafas, me arreglo un poco este pelo. Una mano de pintura.
Y ya está. Quizá alguien se de cuenta de lo guapa que estoy, me lo diga, y me suba el ánimo.
Entonces te encuentras sonriendo delante del espejo:
Hablando sola:
-¿Y tú qué?, ¿que miras?, ¿te hago reír? ¿acaso estás intentando ligar conmigo misma?. Venga, ya vale...Estoy es surrealista, parece sacado de una película de psicópatas, de esas que me dan tanto miedo y respeto.
Quiero ponerme a escribir algo, pero en realidad, no lo voy a hacer. Quiero preparar un vídeo. Porque es sin palabras como podré escribir lo que quiero.
Es difícil de explicar. No se.
En días como estos es cuando me debería atar las manos a alguna parte para no escribir, pero realmente sé que no podría soportarlo.
A mi me pasa lo mismo, hay días que tengo que tener la pluma cerca, no me planteo escribir sobre un tema, o continuar con la novela que lleva dos semanas parada no, es la necesidad de ternerla cerca, para escribir cualquier cosa sin sentido que acabará en un papel olvidado en el montón de la mesita de la entrada.
Es como una obsesión, pero sana.
Saludos.
escribir desahoga mucho más que hablarle al espejo. y al menos de cara a los demás no parece que seas tan psicópata. seguro que no hace falta que te cambies de gafas ni que te pintes para estar guapa. los que sepan ver de verdad te lo dirán sin que tengas que cambiar :)
Escrito por: marta de esparta, el Domingo, 25 de Febrero de 2007 a las 08 PM