He llegado a casa, y tu no estás.
Yo sabía que tu no estarías. Te has ido por cuestiones de trabajo, y ahora nos separan un montón de kilómetros físicos.
Pero me imaginaba que todo era mentira. Y que no podría abrir la puerta porque tus llaves estaban puestas por dentro, y tu estarías tumbada en el sofá, esperando, quizá mi llegada.
Por eso he metido la llave despacio, y cuando ha dado la primera vuelta, es cuando me he dado cuenta de que los milagros no existen.
De que tu jefe no a anulado el viaje por cualquier motivo.
Al entrar en la casa la soledad, que es una hija de puta, me ha dado en toda la cara, y juro, que he tenido miedo y algo de vértigo: como si estuviese encima de unos zancos de 5 metros de altura.
La casa retumba si doy un paso.
Te has dejado tu ordenador apagado, y extraño su ruido, ese ruido que algunas noches no me deja escuchar, en silencio, tu respiración. Y ahora, ahora lo echo de menos.
Me quedo mirando, como una tonta, algo que había comprado, para ti, segundos antes de darme cuenta, que hoy no te encontraría en casa. Que no estarías. Que no vendrías:
Ando por la casa, como puedo, pues cuando no estás, es como si me faltasen las piernas. Así que llego raptando, como puedo, al baño, y me siento en la taza:
No se cuanto tiempo he estado sentada. Escuchando el silencio. Esperando tu llamada, esa que no se cuando llegará. Quiero quedarme en el baño toda la noche, porque así evitaré descolgar el teléfono y marcar tu número.
Evitaré decirte: "te echo de menos".
Miro el paquete de rollos de papel. Está frente a mi. Me encanta empezar los paquetes de rollos de papel (si, lo sé, es una tontería, pero a mi me gusta).
Ahora alargo la mano, y con desgana rompo el papel y saco un rrollo.
Me siento tan vacía, que ni empezar el paquete de rrollos de papel me emociona.
Intento animarme. He comprado fresas: las miro y me echo a llorar como una estúpida.
Porque me gustaría compartir esta noche, esas fresas contigo.
Me gustaría echarles un poco de azúcar por encima, servirlas en un plato, y ver como te las comes.
Quería escribir un gran post, pero esta resultando todo lo contrario.
Mi inspiración creo que se ha ido contigo, en tu maleta.
Lo siento.
Pero entiéndeme. Aún estoy asimilando su ausencia.
Este silencio me deja sorda.
Y cuando escucho la puerta de entrada del bloque, y seguidamente un sonido de llaves, pienso que es ella.
Cuando descubro que no, obviamente, se me saltan las lágrimas y una extraña tristeza me abraza.
Es entonces cuando abrazo con fuerza tu almohada, y despacio, sin prisa, me envuelvo en el olor que has dejado impregnado en ella.
ke no niña......
k te ha salido un post precioso....
ami me has echo sonreir...eres unica...vaya fotos...la de la taza del w.c te ha kedao pelin obscena....jajjajja...
eres un sol...animate...y comete esas fresas...k pronto tendras atu amor en casa...es lo bonito de las sepraciones ...k los reencuentros son especiales...
¿sabes?....me das mucha envidia muchas veces joia....
munnnncha munnnncha...
miles de besos pati...