Ecce Homo

Buceo

Como vimos en Familia, es tradición y destino en mi familia eso de morir a lo cutre, en especial ahogado. Y como bien decían los estoicos, plantar cara a lo dictado por las Moiras es un coñazo. Así que practico... ¡la pesca submarina!

No recuerdo exactamente cuando aprendí a bucear. Creo que fue con 6 ó 7 años cuando mi hermano Fernando me dio unas gafas enormes y me enseñó a contener la respiración para sumergirme, a respirar por un tubo de plástico y a moverme bajo el agua. Empezamos a ir los domingos por la mañana a las playas de la Araña y el Candado y allí pasábamos las horas buceando y haciendo castillos de arena (qué me gustaban, estoy loco por tener un sobrino que me sirva de excusa para recuperar el cubo y la pala ^^). Nos compramos unas aletas y cada vez nos lo pasábamos mejor... ver los gráciles movimientos de un pez huyendo de ti, los bancos de pececillos que brillan como un cielo estrellado a la luz del sol, el baile de las anémonas al son de la marea, y sentir como música de fondo el arrastrarse de la arena con cada ola que llega a la orilla.

Mi primo, con un amigo suyo, se compró un traje de neopreno y un lanzarpones, y con él descubrí la emoción de la pesca submarina. Hasta entonces sólo cogía cangrejos y mejillones en las rocas, pero empezamos a perseguir a peces gordos que corrían como balas delante de ti, y a buscar por las rocas a pulpos durmientes para arrancarlos y poderlos degustar a la gallega... En fin, no se nos da demasiado bien, de hecho no hemos comido ningún pescado arponeado por nosotros y el único pulpo decente que hemos cazado fue en la Herradura, donde después supimos que estaban protegidos bajo pena de fuerte multa, así que decidimos no volver.

El pulpo de la Herradura

Como los meses buenos para los pulpos son los que tienen R, es decir, los más frescos, me compré el año pasado un traje de neopreno. Está muy bien, te aísla del frío y te protege del sol, por lo que te puedes tirar más tiempo en el agua sin problemas. Además era mi idea apuntarme a cursos de submarinismo con bombona el verano pasado, pero mi madre me mandó a un maloliente lugar cuando se lo dije. A ver si este cae, porque desde luego es otro de los grandes sueños de mi vida, en especial desde que leí La carta esférica de Pérez-Reverte. ¿Me imagináis de arqueólogo submarino? Sería la leche...

PD: Mañana voy a bucear, si me ahogo, no os preocupéis, que ya estaba previsto :P