Febrero 19, 2004

Disparaaaa y... ¡al palo!

Anoche de juerga. En el apartamento, los tres colegas y las dos francesas. Jugando a las cartas y bebiendo, después de la cena.

A pesar de las risas, el ambiente distendido, el alcohol y la complicidad de mis amigos, no pasó nada anoche.

Lo curioso es que la complicidad no la provoqué yo y, en cierta manera, tampoco la deseaba. No me sentía bien sabiendo que se estaba preparando el terreno para que durmiera en la misma habitación que ella, en camas tal vez demasiado próximas.

Estuve a punto de no entrar en ese juego, pero hubo un momento en el que me dejé de escrúpulos, me dí cuenta de que si no lo intentaba me iba a arrepentir el resto de mi vida, y decidí probar.

Un par de besos, luego ellos decidieron continuar la marcha y yo, como se supone que debía trabajar hoy, me quedé en el apartamento. De esa forma, cuando volviera todo estaría en sus manos.

Al llegar me dio un beso en la mejilla (ternura inesperada, fíjate tú) y se acostó a dormir. Como la otra amiga decidió dormir en la misma habitación, se convirtió en un obstáculo insalvable. A ver quién se levanta en mitad de la noche para ir a la otra cama sin ideas muy claras, mucho alcohol y un molesto testigo que lo echaría a perder.

No pasó nada, y supongo que porque ella no terminó de querer que pasara.

Estoy derrotado, aún con ron en las venas, habiendo dormido cuatro horas y tras dedicar más de 60 minutos adicionales en recorrer los casi 100 kilómetros.

No lamento especialmente que no pasara nada. En cierta manera, siento que no hubo suerte, simplemente. Al menos estuve ahí, por si salía. No estaré el resto de mi vida dudando de qué hubiera pasado si lo hubiera intentado, porque lo intenté y las circunstancias no lo permitieron.

Tal vez sea por el cansancio acumulado o por apenas haber dormido, pero me siento vacío. Como cuando pierdes el rumbo y te da la sensación de que todo el mundo tiene una vida más o menos organizada y plena, menos tú, que vas por ahí dando tumbos como si fueras una película sin guión.

Y encima, llueve.

Escrito por Uesugi Kenshin a las Febrero 19, 2004 08:49 AM
Comentarios

Tal vez una película con guión improvisado sea más fresca y atrevida que un tostonazo donde siempre se sabe lo que va a pasar y no hay sorpresas.

Además piensa que si hubiera ocurrido algo, hoy estarías mucho peor. Quizás sea el mejor desenlace, y además el más sorprendente: la ternura.

Escrito por Rojo Dos a las Febrero 19, 2004 09:25 AM

Tienes razón. Me hubiera sentido mucho peor hoy.

En cuanto a la ternura, más sorprendente aún es que me dio ese beso mientras creía que yo dormía, detalle que se me olvidó comentar en el post.

Escrito por Uesugi Kenshin a las Febrero 20, 2004 06:31 PM
Escribir un comentario









¿Recordar informacion personal?