Febrero 16, 2004

Mis cosillas de casa

Estoy de mudanza. Hasta hoy vivía en Arganda, un bonito lugar en el que si no te insultan por la calle lo menos dos o tres veces al mes es que algo raro pasa. Vivía en casa de mi padre, y por diferentes motivos (que, francamente, ahora no voy a contar ni tengo ganas de recordar) he decidido irme a vivir a Rivas, a la casa de mi madre. Parece que a mi madre le hace bastante ilusión que vaya a vivir allí, y la noto bastante contenta. Vive en una casa independiente, y en la buhardilla ha construído un apartamentito muy chiquitito, que tiene alquilado a una familia. el hijo (tienen dos hijos, el mayor, que es un poco... digamos que es de mente limitada, y afortunadamente no vive con ellos, y el pequeño, que tiene aproximadamente mi edad) sale con mi hermana.
Pues bien, a pesar de llevar saliendo tan sólo unos cuatro meses viven prácticamente juntos (él vive en la buhardilla, joder), se pasa la mitad del tiempo juntos en el salón y él se pasa como pedro por siu casa por nuestro salón, por no decir que duermen juntos cuando les da la gana y nadie les dice absolutamnente nada. En realidad eso me da exactamente igual, él me cae muy bien (al contrario que su hermano mayor, que parece salido de Alcalá Meco) y no me parece mal nada de lo que hace.
ahora bien, aquí llega la triste ironía: en dos años y medio, no sólo he hecho de taxista prácticamente siempre (cosa que me da relativamente lo mismo) para poder ir a buscar a Jesús, que vive a 15 kilómetros de mi casa, sino que he tenido que aguantar que alguien me discuta el que Jesús pueda venir libremente a mi casa, o yo a la suya, sino que encima, las pocas veces que podemos vernos durante los días de diario en el curso (ambos tenemos unos horarios que estresarían al más relajado y paciente), especialmente las noches que podemos pasar juntos, nos dicutan y nos prohíban no ya montarnos la juerga erótica del año, sino siquiera el que podamos dormir los dos en una sola habitación, aunque nuestras camas estén a 5 metros la una de la otra. Desde luego, hay gente con suerte y gente como yo.

Escrito por Arda a las Febrero 16, 2004 12:59 AM
Comentarios

Vaya un rollo chungo que te traes. Yo si me acostase en casa de mi chica su padre me sacaría a trozos

Escrito por Flash_Roger a las Febrero 16, 2004 12:01 PM

Es una ironía de la vida, que aunque los hijos se monten orgías de sexo desenfrenado por su cuenta, la casa paterna se considere siempre territorio tabú...al menos mientras no te pillen, claro! (tambien le da un poco de emoción al asunto)

Escrito por El Turista accidental a las Febrero 22, 2004 09:43 PM
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