Junio 06, 2003

Viaje al centro de La Tierra

GREMAN - Mr Dreamy CQC.gif No era broma señores. Lo que se rumoreaba alrededor de mis orejines tanto durante el agradable paseo de consumismo literato en el Parque del Retiro como en el veloz trayecto noctámbulo Plaza de Castilla - Mi casa ha resultado ser la prueba fehaciente de que a lo mejor no están locos estos romanos, pero un poco pallá sí. El Ministerio de Fomento ha decidido (así por las buenas, oye tú, mira que bien) adjudicar a la empresa FCC (Fomento de Construcciones y Contratas, presidida por un tal Marcelino Oreja, y yo no digo na, que luego to se sabe) la construcción de una estación de Cercanías en Sol-Gran Vía (para ubicarnos: bajo la calle Montera) que tanta faltica nos hacía. Sorprendanse, además, que hoy no voy a seguir tirando del hilo de este contubernio fascista-neoliberal que nos invade, cual ola de erotismo, sino que prefiero dejar a la imaginación, perversa o no, de los lectores, qué tipo de hilos pueden estar agitándose por ahí CONSPIRACY THEORY ALERT!!! arriba CONSPIRACY THEORY ALERT!!!, que luego a mí me llaman cosas.

No, porque hoy prefiero reflexionar sobre este coño de la Bernarda que es el subsuelo de Madrid. No he tenido que pensar mucho en el simil, aquí llega cualquiera y se la perfora tranquilamente, eso sí, previo pago de tasas y aranceles, como vulgares chapas. ¿Es realmente necesario horadar Montera para construir una estación de cercanías que de, practicamente, el mismo servicio que la ya existente de Recoletos, a apenas 3 minutos caminando? ¿Consistirá en un sucio ardid para reflotar la maltrecha economía prostituyente de la zona a base de desfogues cincominuteros de los fornidos obreros que le cojan el vicio a eso de taladrar? Quién sabe. Lo que si es bien cierto es que los que sepan algo más que yo de arquitectura bien podrían echarse a temblar, como intuyo que llevarán ya tiempo haciendo los cimientos de tantas y tantas zonas viejas (que no antiguas) de Madrid.

Claro que no es este suelo demasiado virgen como para andarse con remilgos, que le robaron la flor mucho antes de que las (y los) malvivientes le cogiesen afecto a las esquinas y soportales de la zona. Ya habitan este soterrado los metros, los túneles, los pasos subterráneos, los sótanos, las trincheras, las fosas de la Guerra Civil, los acuíferos, los refugios (muchos más inútiles de lo que fueron las fosas), los parkings, los cráteres de morteros, el gas, el teléfono, el cuñado de Álvarez del Manzano (que se quedó encerrado un día y tuvieron que cavar de nuevo para sacarle), tendidos de todo tipo y tumbados otros tantos. Desde luego, no es de extrañar que se vea tanta mugre por las calles, porque hasta las alcantarillas deben haber dado en usufructo.

Como sucede con casi todo, es más sana la mesura. Si quisieran seguir haciendo felices y felizas a quienes les habitan la ciudad, pensarían en horarios menos "decentes" de metro y bus, en fastuosos MetroNortes, en carriles para bicicletas y en calesas tiradas por caballos blancos, subvencionadas por el estado, para que todos pudiesemos darnos el goce de ir por una vez encima del bicho que caga los asfaltos, y no solo estar allí para pisarlas. Pero vamos, esto son caprichitos ingeniosos de los ciudadanos aburridos. Ellos, los próceres de la patria, saben qué es lo que nos conviene. Y hoy lo que nos conviene es que nos la vuelvan a clavar, que juro que al enterarme me dije "¿Pero dónde coño quieren excavar más? ¿Van a levantar la Plaza Mayor?".

Y es que no aprenden. Que ya decía Alonso Quijano que estas cosas es mejor no meneallas, que en cavando cavando se pueden emocionar y dar con esas cosas que a nadie gustan. Los cocodrilos de las cloacas también ansían con avidez bajo los suelos de Madrid, no solo van a tenerlos en Nueva York. Las estaciones fantasma crepitarán al paso de los novísimos trenes, ahí es donde yo procuro no mirar por la ventana al pasar, porque siempre acabo distinguiendo a esas sombras que las habitan y el corazón se me sobrecoge, no porque les tema aparecidos, sino porque les se miserables y apenas vivos. Se profanan tumbas, de cementerios olvidados y de algunos por hacer; se fastidia a los topos; se asfixia a los incapaces de entender planos, mapas y zarandajas; excavando (escalofríos) puede írseles la mano y tropezarse con los intrincados pasadizos que unieran El Pardo con los camerinos de algún teatro de varietés, o la Zarzuela con la Carrera de San Jerónimo o, peor aún, imaginad que un día el del pico se levanta fogoso y nos planta tres andenes de una línea 13 (¡lagarto, lagarto!) Moncloa - Valle de los caídos.

A todo esto: sin arreglar los baches, sin asfaltar calles como algunas de mi barrio que de adoquinadas no rompen neumáticos por mero desgaste secular. Y sin mantener demasiado óptimo el servicio de todo ese mundo subterráneo que, quizá, no sea de este mundo. A lo mejor la bordería que algunos se gastan al emerger de Madrid no se deba a la silicosis o la claustrofobia, y sea simplemente una cláusula del contrato que la Administración (para equilibrar el concordato con la Santa Sede) haya firmado con el inexistente Infierno.

No dudéis, os digo, que si me acompañáis en alguna pronta expedición de reconocimiento subterráneo, acabaríamos viajando al centro de La Tierra, sin más avío que el metrobus (Zona D), haciendo transbordo en algún recodo de los túneles nepalíes y esquivando los oleoductos que, derechito de Iraq y Afganistán, nos traerá crudo con sabor a piña y maracuyá para surtir las fuentes y los caños que adornarán la utilísima estación Gran Vía - Sol. Utilísima, claro está, para dar algo de cobijo en los días de mucha lluvia a tanta puta desdichada.

Posted by germanmj at Junio 6, 2003 02:30 AM
Comments

Mola. Será como la pasarela Cibeles, pero sin coca.

Posted by: Somófrates on Junio 7, 2003 04:11 PM

Zenit - chempion!

Posted by: Clint Eastwood on Octubre 6, 2004 04:38 AM
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