Marzo 04, 2004

día 20, alta fidelidad

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Top five de mis cinco pateaduras memorables.

1. Rivas:
El primer lugar lo tendrá siempre y nadie la va a sacar de ahí. Una mariconada como la que me hizo (acostarse con su ex novio mientras yo andaba de viaje y a mi regreso usar a la última persona en este mundo a la cual se debe recurrir para sacarme a mi de encima) no se repite jamás. Ni siquiera el Cometa Halley, una mula más del gobierno militar, supera a este hecho en frecuencia.

2. La Marcela:
Si, que lindo es campamento. Más lindo cuando en el camino se arma toda una historia de amor que te perimte dejar atrás un pasado negro.
Lo malo es cuando te enteras que te dejaron por alguien 10 años mayor que tú, que estudia lo que se supone que es tu vida (Periodismo) y a quién considerabas un modelo. Paf.

3. Carla Aravena:
Este es un caso clínico, casi digno de mostrarse en algún programa de investigación periodística. La Carla ocupaba hasta hace muy poco el trono de la mejor mina que había pasado por mi existencia. Sin embargo, una serie de transtornos relacionados a la parte psicológia y sexual (soy dama en la mesa y puta en la cama, aunque no las dos al mismo tiempo) la freakearon de manera sustancial en alguna parte de su vida y eso lo cagó todo (aparte de sus dupletas con Copano y Toffee, lo que la deja al nivel de estómago de doña Pierina Carvallo cuando se metió con Lalo Ibeas).
Todo lo anterior no impide que sea muy inteligente, atractiva y simpática (goza de un humor negro muy particular), lo que la convirtó en mi 2da relación más corta y en la única amante estable que he tenido. Ah, se me olvidaba, debo agregar un epílogo antes de terminar: Aunque por más que lo repitas en tu cabeza, entiendelo de una vez... Yo no cambié, Carla. Tú sí.

4. Coca
Todo empezó por culpa de la Cate. "¿Y si le doy la pasada?", le pregunté en el aeropuerto, antes de partir a Brazil en el atardecer de la era Rivas. Asintió. Y diablos, que error cometí. Menos mal di cuenta a los 25 minutos después de decir que sí. Un año y medio después, al estar yo egresando de cuarto y ella con un bebé por nacer en el vientre de autoría de su prepúber novio, terminé de confirmar que pensar con la guata a veces también sirve.

5. Cate
2000. Diablos, otro error de ebriedad. Esos matan. Después del beso, después de la cama y de una noche donde descubrí el lado B de una persona, juré que no lo volvería a hacer. JuraMOS, mejor dicho. Hubo enojo, silencios, palabrotas y maldiciones entre ambos.
Y hasta el día de hoy, sigue siendo mi mejor amiga. ¿Quién lo diría?

Y no, tú no estás en la lista.

Escrito por Stark a las Marzo 4, 2004 02:12 AM