El lunes pasado falleció la señora tan estupenda de mi residencia. Así que al día siguiente nos presentamos todos en la iglesia de Leioa para el funeral.
Yo llegué el primero con mi hermano, y al de poco fueron llegando Natalia, O, Gorkamari, etc...Y sacando a relucir nuestras mejores armas, nos pusimos a comentar como era de total esa mujer.
Yo recordé los vermouths tan estupendos que nos organizaba en su casa, y también cuando venía ella a buscarnos a la nuestra con la botella y los vasos.
Es que en mi residencia se lleva mucho eso de salir a la terraza a criticar mientras te tomas un algo.
Natalia comentó que tiene grabado en la retina unos pantalones de pitillo, verde pistacho, en plan pirata, que los llevaba con unas "sabrinas" amarillas.
Gorkamari se acordaba de que siempre estaba de buen humor, y que se lo pasaba teta siempre que podía.
Así, mientras veiamos como iba llegando el marido y los hijos nosotros nos hicimos a un lado y seguimos comentando cosas de ella; un poco para no fijarnos en que los hijos tenían que sujetar al marido para que no se cayera redondo.
Yo creo que los funerales deberían ser así. Se tendrían que celebrar dos meses después del fallecimiento, reuniendo a todos los conocidos para tomar un vermouth en una terraza, y comentar lo estupend@ que era el/la difunt@.
Pero como las cosas no son así, despues de asistir a la pornografía moral que se marcó el cura en el discurso, y de despedirnos de los hijos, nos fuimos a tomar algo.
Todos coincidimos en que hay que tener mucha clase para ocultar tú enfermedad a la familia más cercana, y aprovechar con la mayor naturalidad posible los pocos días que te queden de vida.
Yo, desde luego, le doy un 10.
Escrito por Ines Presiva a las Septiembre 26, 2004 11:14 PM