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Living in a magazine

Cosas interesantes que he leido en VANIDAD:

#Morrissey por El Inombrable:

Desde luego 2004 ha sido un año Morrissey. Hacía mucho que no sacaba un disco que gustaba a casi todo el mundo. Hasta el semanario inglés New Musical Express ha decidido que Morrissey procede otra vez...Y, cuando la crítica inglesa decide que algo está bien, el resto de los periodistas musicales suele estar de acuerdo, al menos en Europa. En fin, como fan de Morrissey de toda la vida, tengo que confesar que a mi el disco me gusta pero no me parece algo fuera de serie ni mucho menos. Según mi humilde opinión, los tiene mejores y también peores. Lo que si es cierto es que, tal y como está el panorama actual, es de agradecer que Morrissey se moleste en seguir sacando discos, tocando en directo, concediento entrevistas...Seguir siendo Morrissey.

Da gusto leer declaraciones de una persona tan opinionada y tan ingeniosa, me encanta que una estrella no haga el más mínimo esfuerzo por parecer moderno o acercarse al público joven, que es el que supuestamente compra música pop. Me fascinan los artistas que tienen su mundo propio, un universo privado donde todo gira alrededor de ellos y de su visión particular. Morrissey es de las pocas estrellas pop que vive su vida profesional, y supongo que también la personal, según reglas que sus fans no podemos entender. Su vida está llena de momentos morrissey, y mi momento Morrissey favorito fue el que sucedió en el FIB de este año. La no aparición del cantante, aduciendo miedo a volar, fue un golpe de mano maestro. Yo no lo ví, pero mi amigo V. estaba presente y pudo ver a los fans de Morrissey llorando mientras los técnicos desmontaban las letras rojas gigantes que formaban un fondo con su nombre, delante del cual habría actuado. Parece la letra de una canción suya y, si alguien hubiese hecho una foto, podría ser una portada preciosa para su próximo single. Un momento Morrissey perfecto.

# Los más odiados del 2004 (algunos):

Björk; Björk es una tipa inquieta. Una mente privilegiada que vive al borde del abismo del genio. Siempre derrivando tópicos. Siempre yendo un paso más alla, donde los demás no se atreven a ir. Pues nos ha jodido, claro que nadie se atreve a ir donde va ella. Nadie quiere hacer un disco a capella con ruidos que parecen eructos tras una barra libre de pizza de pepperoni. Nadie quiere cantar en la ceremonia de apertura de unas Olimpiadas vestida de abeja reina fan de Quentin Crisp. Sus seguidores babean mocos inteligentes El esnobismo masivo es una enfermedad provocada por la colisión catártica de la ignorancia y las ínfulas, allá en la parte izquiera del cerebro, justo a la altura de la nalga buena.

Madonna: Si los hombres acaban pareciéndose a sus perros, las divas acaban pareciéndose a sus imitadores. Madonna, que nunca es que haya sabido cantar, o bailar, o actuar, o contar cuentos, llegó a ser un icono transexual. Iban a sus conciertos cajeras del Eroski de la mano de peluqueros gay. Gente que compraba en Bershka y seres humanos que le ponían velas a Tom Ford. La gente creía que se adelantaba a las modas, y algunos hasta se pusieron sombreros de cowboy cuando tocaba o se compraron discos de Enya cuando le dió por el New Age y las duchas con agua mineral. Hoy Madonna se quiere llamar Esther (un nombre horrible), se apunta a la Cábala y ya no sabe qué hacer por salir en la prensa. Justo igual que Britney. Parece como sí en aquel morreo se hubiesen intercambiado sus personalidades. Gran argumento para un Estrenos TV.