La fauna que te puedes encontrar una noche en un bar es de lo más variada. Me parece curioso. Pero me parece más curiosa aún la forma de dividir el bar. Primero tenemos la entrada. En muchos bares, antes, esa zona se pasaba sin pena ni gloria, pero ahora es distinto. Te acercas a la entrada. Sientes la mirada del portero. Te observa de arriba a abajo. Te mira. Mira a tus amigos. Te vuelve a mirar. Piensas : "joder, ya estamos. Otra vez en zapatillas. Coño pero si el del Canto del Loco entra así en todas partes", pero claro, tú no eres Dani Martín ni sabes cantar fuera de la ducha.
Afortunadamente ese día el portero está amable y puedes franquear la entrada. Genial. Que digo yo, si ya hay música en el bar, ¿para qué llevan los cascos puestos en las orejas? En fin...
Una vez que has entrado, siempre, siempre, siempre, siempre, tienes al primer grupito de tíos casi en la puerta. Suelen ser tres o cuatro de los cuales uno o dos llevan copas en la mano. Es la zona de recepción. Realmente esos tíos no reciben nada, ni dan nada. Están ahí como acojonados. Están pensando ¿que hay más allá? Joder qué miedo. ¿Vamos al fondo? ... No, mejor no, que es un agobio.
Tú te planteas la misma pregunta pero como ya vas pedo pues pasas. Ale, a saco. A mitad de camino tienes el lugar donde yo me manejo bien. La barra. Esa es mi zona. Ahí yo controlo. Sé exactamente lo que hay que pedir en cada momento. Cerveza, ron, whisky... Definitivamente está hecho para mí. Pero no deja de ser un lugar de paso. Vale que te gustaría vivir ahí, pero hay que moverse algo más. Por esa zona abunda el típico que tiene la copa en la barra, y esta mirando hacia el interior, hacia la zona de baile. Permanece apoyado en su codo y bebe como el chico Martini, pero más parece el chico Don Simón. Ficha. Está fichando. Parece un ojeador de un equipo de fútbol. Lo jodido es que el tío nunca se ha ojeado al salir de casa y claro, así va, que parece un gañán. Permanece en la barra acechando, esperando a que su presa, sedienta, se acerque al río a beber... osea, a la barra a pedir. Ahí actúa él.
Se puede ver dos tipos de chicas en ese preciso momento. Las que simplemente le ignoran y las que le dan coba, recogen su copa gratis y vuelven a su grupo de amigos. Pocas presas caen así, amigo....
Por último tenemos la zona de baile. Para mí es una zona desconocida. Suelo acceder a ella cuando he pasado demasiado tiempo en la zona intermedia, así que no puedo contar demasiado. Allí puedes ver de todo. Es el momento de la expresión corporal. Las tías contoneando sus caderas. Ellos acercando paquete, a ver si restriegan cebolleta... En fin, naturaleza viva.
Estas son las zonas de un bar estándar. De los servicios prefiero no hablar, que tengo que cenar ahora.
Besitos, abrazos arrumacos:
Juanjo
Pd.- Psicópata, mi novela "online".
Cuánta razón tienes! La de cosas que se aprenden en los bares, verdad?
Besicos de casi jueves :******
El bar y yo, yo y el bar.... Que te voy a contar. Yo soy un hombre sabio en temas de barra tb. Pero me manejo en cualquier terreno. Fui entrenado para eso durante muchas batallas!
Escrito por Sergio a las Septiembre 7, 2006 10:44 AMEn mi tierra, existen un tipo de chica, normalmente minifaldera y con botas hasta bien arriba, que se coloca muy provocativamente ella esperando que algún gañan este dispuesto a invitarla. Incluso algún colega me ha comentado que después de charlar con alguna de estas reprobables mujeres, ella le espetaba algún "se me ha acabado la copa", esperando que te dispusieses a rellenarla a costa de tu bolsillo, como cual máquina de echar monedas se tratara. Reprobable, simplemente reprobable. Tantos años de liberación de la mujer, para que vengas con estas...
Escrito por durden a las Septiembre 8, 2006 04:32 PM