Junio 19, 2004

Cuando, yo, Zoraida, pienso en mis lares, el corazón, como un pajarillo herido, se remueve. Tierras de Teruel, sembradas de recuerdos de mis antepasados, mudéjares que, tras la victoria cristiana, permanecieron donde habían nacido, haciendo lo que desde siempre habían hecho: laborar la arcilla, de los alfareros, modelar el hierro forjado, trabajar la tierra, en ese desierto, que, a veces, gracias a un sorprendente río que, juega al escondite, riega esas pequeñas fracciones de tierra que, insolentes, se atreven a acoger las semillas y a dejarlas nacer, florecer. Por esas tierras que son un desafío al furor de Dios, nací yo.

Escrito por baltika a las Junio 19, 2004 02:54 PM
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