Luces y sombras

Mr. Writer (why don't you tell it like it is?)

Recuerdo que cuando tenía once años en clase nos encargaron escribir una redacción sobre cómo seria nuestra vida en el futuro y nos la hicieron leer delante de toda la clase. La mayoría de mis compañeros y compañeras querían ser médicos, abogados, informáticos….y vivir una casa grande con jardín y una valla de madera como en las películas, y tener dos o tres hijos. Yo escribí que quería ser escritor y ganar el premio Cervantes (creo que aquél año lo había ganado Miguel Delibes, y de eso me sonaba), vivir en una casa enorme en una playa de Los Angeles y tener una Harley Davison y acudir a fiestas en limusina. Todos mis compañeros, incluida la puta de la profesora, se echaron a reír.

Desde luego mi concepto de la vida del escritor no estaba muy bien formado; pretendía ser una mezcla entre Dostoyevski y Lenny Kravitz. Una estrella del rock al servicio de la literatura más pura. Que no estaría mal, para qué negarlo. Ahora que lo pienso me doy cuenta de que yo quería ser como Stephen King, sólo que escribiendo obras maestras en lugar de anodinas novelas de terror.

Hoy mis ensoñaciones no es que sean más modestas, que va, pero mi concepto de la vida del escritor ha cambiado. Ahora el éxito comercial me repatearía. Ni premios ni millones de libros vendidos. Ni casas enormes en Malibú ni Harley Davison de las narices. Sólo tormento y sufrimiento. Viajar en tren por Europa escribiendo en los vagones. Alquilar habitaciones cochambrosas en los barrios bohemios de las capitales europeas. Beber vino toda la noche para olvidar a una mujer. Ir mal afeitado y siempre con la misma ropa. No parar de escribir folios y más folios y llevarlos en una maleta a todas partes. Y escuchar Coldplay. Sé que podría citar un millón de artistas que me darían más puntos para ser cool, tales como Tom Waits, Nick Cave o Radiohead, por no hablar de Billie Holiday, John Coltrane o Miles Davies, y todos ellos me gustan, pero Coldplay cuando hacen versiones acústicas son de lo más introspectivo que puedo recordar.

A la mierda las casas grandes y la opulencia. Es una vida fantástica, pero no es la que deseo. No sueño con cosas imposibles, sueño con cosas que puestas en práctica seguramente no me gustarían tanto. Ahora no pienso en dejarlo todo para irme a viajar y escribir, pero creo que voy a ser el típico tío que llegado a los 30, o antes, o después, esta harto de su vida y su trabajo y comete la locura de hacer lo que siempre ha querido.
Henry Miller y Bukowski, dos de los máximos exponentes de la figura del escritor maldito, han causado mella en mí. Su tardío éxito me da esperanzas de que algún día yo reuniré el valor para seguir sus pasos. Aunque no tenga talento, qué más da.

Y todo este rollo ha venido sólo porque he recordado lo de la redacción de clase. Menos mal que no me he comido una magdalena como Proust….

Escrito por W. Holden a las Enero 9, 2005 09:23 PM