Me gusta el gore

Crónicas lilas

La semana pasada fui a Madrid, coincidiendo con las fiestas del Orgullo 2004. Nunca había estado pero me lo pasé tan bien, que creo que haré una tradición anual.
Llegué el miércoles a las ocho menos cuarto de la tarde a la estación Sur de Madrid, donde mi prima la verde me estaba esperando con una amiga. Hacía un calor de la muerte, pero no importaba, el hecho de volver a la ciudad de las maravillas lo hacía soportable. En el metro me encontré a mi socia Tanita (aunque ahora creo que cambiará su nombre de guerra por el de Chumina Power), es curioso, una de las ciudades más grandes de España y siempre me encuentro a alguien y mira que en el metro es difícil... Fui a casa a ducharme y nos fuimos a cenar a un quebab en Hortaleza o Fuencarral, no las distingo muy bien, aunque son paralelas, así que tampoco importa mucho. La calle estaba llena de banderas de arcoiris y para ser un miércoles estaba todo muy animado. Luego fuimos tomar algo a una cafetería muy faxion (qué queréis, soy de pueblo, me sorprende cualquier cosa) el camarero por cierto era guapísimo. Al salir, nos dejamos caer por la plaza de Chueca, donde había un escenario y un Dj daba una sesión house. Me encanta el house, hace que te muevas aunque estés muerta. Nos fuimos tempranito para casa, aún quedaba mucha fiesta. Al día siguiente no salí de casa hasta bien entrada la tarde, hacía demasiado calor como para andar vagabundeando por las calles. Había quedado con un amigo a las ocho y media y gracias de nuevo a Tanita, me ahorré una buena espera, porque mi amigo se retrasó y se vino a tomar algo conmigo. Cuando llegó, nos fuimos a cenar, Sergio (mi amigo) propuso ir a un bar donde ponen cervezas a un Euro y te ponen tapas (birra y comida a un Euro... ¡A delante!) El sitio era cutre y enano, me encantó, las paredes estaban llenas de fotos, en algunas aparecían los personajillos de Crónicas Marcianas. La verdad es que el sitio tenía mucho encanto, estaba lleno de gente y hacía mucho calor. Al fondo, donde nos pusimos, había dos arcones donde cogías las cervezas, que luego honradamente pagabas. El camarero, el Beni, que era muy majo, de los que hablan y hablan y hablan, nos puso una tapa de jamón con tomate, el tomate picaba, pero bueno era medio decente. Allí fumé el primer cigarro de mi recaida y he de decir que lo disfruté como... prefiero no hacer comparaciones. El bar estaba en una calle donde da la parte trasera de un teatro, fuera, había lo que pensamos que era el escenario de “El Fantasma de la Ópera” (Vuelvo a recordar que soy de donde salen las vacas de Central Lechera Asturiana y me sorprende todo)
Después, nos reunimos con unos amigos de Sergio y mi prima la verde y nos fuimos a la plaza de Chueca donde compramos unos “minis” (en Asturias los llamamos catxis) y estuvimos un buen rato bailando. El ambiente era estupendo, la gente a su pedo totalmente y muy buen rollo. Cuando acabó la fiesta nos fuimos a un pub, el Gris, donde me puse a sangrar por la nariz, la sangre me asusta mucho, pero creo que supe mantener el tipo y tuve asistencia medica y todo. Cuando mi nariz dejó de sangrar a chorros, nos pusimos a contar chistes y a hacer una clase práctica de asturiano, la verdad es que me reí mucho, también fumé, pero bueno, no quiero recalcar en mi fracaso, eso lo haré en otro post. Después compramos otro mini y nos sentamos un rato en la calle, que la noche estaba muy agradable; y ya nos fuimos para casa.
El viernes, salí a las siete de la tarde, después de vegetar todo el día. Me fui con mi prima la verde a una carrera de tacones, era una especie de yincana o como se escriba. Los hombres, porque lógicamente sólo participaban hombres, tenían que maquillarse, ponerse un vestido, la peluca, el bolso y llegar sanos a la meta. Uno de ellos se pegó una buena hostia delante nuestro. Fue muy divertido. Luego fuimos a casa a cenar y a la estación Sur para buscar a mi querido esposo, que llegaba a las once. Lo llevamos a casa para que dejara la mochila y cenara un poco y nos fuimos a chueca a buscar a la señorita Chumina Power. Más de lo mismo, minis, house, travestis y muchas risas.
El sabado, quedamos para comer con la señorita Chumina y el señor Somo, fuimos a un BurgerKing en Gran Vía, donde había un segurata un poco raro. Se dedicaba a mirar nervioso por todas las mesas e incluso en los baños, por debajo de las puertas, buscando vete tu a saber qué. La verdad es que me puso de los nervios, pero llegamos a la conclusión de que era una especie de militar o policía frustrado, que no consiguió pasar las pruebas y se tuvo que conformar con trabajar para una empresa de seguridad privada, en la que se tomaba demasiado en serio su trabajo, qué tío más raro. Luego fuimos a mirar tiendas, Moi (Mi señor esposo) me compró una camiseta de Blink 182, supongo que por pena (jijiji) Luego nos fuimos a casa a descansar un rato antes de ir a ver la manifestación y por el camino vimos a Amaral, me recordó a Amelie. Llevaba entre los brazos una bolsa de la Fnac, como si se la fuesen a robar, claro, estos artistas tiene que luchar por sus derechos, compran Cd´s originales y tal y como están de precio, no pueden permitirse el lujo de que se los roben. A las siete volvimos a Gran Vía para ver la mani y me harté de hacer fotos, saludamos efusivamente a los asturianos que participaban, siempre ondeando la bandera (a la derecha, en el menú, podéis verla) Moi se emocionó cuando vio a Alaska (retaco) en uno de los camiones-carroza y a la cantante de Killer Barbies. Pero la crema vino cuando pasó por delante de nosotros la carroza del Blak&White, en ella iban la gran Carmen de Mairena y Arlequín. Pa flipar.
La verdad es que la mani me gustó mucho, en las pancartas se leía sobre todo “Estado Laico” y emociona ver tanta alegría y color junto (y tanto cuerpazo)
El sábado no salimos, una mezcla de cansancio, bajón prevuelta y calor, nos hizo quedarnos en casa, pero no estuvo mal, porque el domingo madrugamos y nos fuimos hasta el rastro, donde compramos algunas camisetas y chapas para los colegas. Luego ya nos fuimos a la estación a coger el bus. Cuando pasé el Negrón (túnel que une León con Asturias) casi me muero de pena, había niebla y llovía, de vuelta a casa. Fueron unas vacaciones de lo más gay, pero me lo pasé TEEEETA. Espero repetir pronto.

Escuchando “Horror en el Hipermercado” Alaska :D Seguro que se me olvidan muchas cosas, pero mi memoria es de pez.