Febrero 14, 2005

Hoy es el día de los enamorados

Si oimados y oimadas, si, hoy es tal día y yo, como Ser Despreciable que soy, contribuyo al mismo con mi particular granito de arena.
Lejos de ir en contra del mismo o de rabiar como si no tuviera nada mejor que hacer por su más que evidente explotación comercial, voy a recordar una carta de esas chungas, llamadas en cadena (será por lo fantasmas que pueden llegar a ser) en la que un mozalbete nos decía lo mal que se sentía por que siempre había sido rechazado con la frase “te quiero pero como amigo”. Ah, cuan bravos nos sentimos en el momento en que apareció susodicho texto los despechados, maltrechos y descerebrados que tal evento sufrimos en propias carnes, sin pensar que en este mundo de “Dios es Alá y Alá es Dios”, nadie está obligado a devolver la pelota si no quiere jugar. Esto es, que por mucho que amemos nadie está obligado a correspondernos. Y también olvidamos que lo sufrido por uno también es sufrido por otra, pues no solo han sido los chicos los rechazados con la frase de marras.
Pero claro, como estamos en el aniversario del Quijote pero nadie lo ha leído, aviso que hay audiolibro del mismo, poco sabrá que de esto ya nos hablaba Cervantes, y no muy lejos del principio del libro.
Se afirma en el capítulo 12 que un pastor llamado Crisóstomo ha muerto de amores al ser rechazado por una tal Marcela. Vamos, que se ha muerto de rabia al ver que no se llevaba la moza al huerto. Y claro, los colegas del pastor ponen a caldo a la moza, porque eso es lo que mola por esta piel de toro (muerto y apaleado, vamos). Pero en el entierro del mismo llega la Marcela y con sus argumentos, sencillos y lógicos, desmonta la actitud que hacia ella mantienen los pastores.
El texto lo pongo por rellenar algo y al final, para que lo lea quien quiera. Y digo para rellenar porque lo que a las cuestiones de desamor y despecho concierne, la solución es de cajón. Si en la mayoría de los casos creemos justificada nuestra actitud o negación a la pregunta formulada (cuando se nos pide a nosotros que correspondamos, vamos), ¿no habríamos de ver como justa esa misma respuesta aún cuando viene en nuestra contra?
No pretendo hacer de amores cosa sencilla, pues muchos han sido los filósofos que sobre él han escrito y ellos mejor que yo lo explican, pero aun así me atrevo a decir, con la experiencia como única aliada, que el sufrimiento por amor es posible mitigarlo sino erradicarlo haciendo caso a las eternas fórmulas de civismo que tantos maestros nos han ido dejando a lo largo de la historia. Desde el “nada para mi que no sea para los demás”, en positivo (más de uno pediría mierda para que todos tuvieran mierda, solo por joder) hasta el “no trates como no te gustaría ser tratado”, etc… y ya me lío y me voy rallando.
Y de sexo y de amor correspondido también se podrían decir muchas cosas, del primero que como mínimo necesita de respeto recíproco y del segundo que tan malo puede ser el defecto como el exceso y que la obsesión puede conducir a los celos y estos a la destrucción de algo tal bello.

Oig, qué cursis estamos hoy...

Al ser preguntada la moza por Ambrosio, amigo del muerto, qué es lo que hace en el entierro de su amigo Crisóstomo contesta:
“-No vengo, ¡oh Ambrosio!, a ninguna cosa de las que has dicho -respondió Marcela-, sino a volver por mí misma, y a dar a entender cuán fuera de razón van todos aquellos que de sus penas y de la muerte de Grisóstomo me culpan; y así, ruego a todos los que aquí estáis atentos, que no será menester mucho tiempo ni gastar muchas palabras para persuadir una verdad a los discretos. Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera, que, sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura, y por el amor que me mostráis, decís, y aun queréis, que esté yo obligada a amaros. Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama. Y más, que podría acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir: «Quiérote por hermosa, hasme de amar aunque sea feo.» Pero, puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, que no todas las hermosuras enamoran, que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad. Que si todas las bellezas enamorasen y rindiesen, sería un andar las voluntades confusas y descaminadas, sin saber en cuál habrían de parar; porque, siendo infinitos los sujetos hermosos,
infinitos habían de ser los deseos; y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? Si no, decidme: si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades? Cuando más, que habéis de considerar que yo no escogí la hermosura que tengo, que, tal cual es, el cielo me la dio de gracia, sin yo pedilla ni escogella. Y así como la víbora no merece ser culpada por la ponzoña que tiene, puesto que con ella mata, por habérsela dado naturaleza, tampoco
yo merezco ser reprendida por ser hermosa, que la hermosura en la mujer honesta es como el fuego
apartado o como la espada aguda, que ni él quema ni ella corta a quien a ellos no se acerca. La honra y las virtudes son adornos del alma, sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe de parecer hermoso. Pues si la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y al alma más adornan y hermosean, ¿por qué la ha de perder la que es amada por hermosa, por corresponder a la intención de aquel que, por sólo su gusto, con todas sus fuerzas e industria procura que la pierda? Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos. Los árboles destas montañas son mi compañía, las claras aguas destos arroyos mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis
pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras. Y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Grísóstomo ni a otro alguno, en fin de ninguno dellos, bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad. Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos, y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad, y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura; y si él, con todo este desengaño, quiso porfiar contra la esperanza y navegar contra el viento, ¿qué mucho
que se anegase en la mitad del golfo de su desatino? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hiciera contra mí mejor intención y prosupuesto. Porfió desengañado, desesperó sin ser aborrecido: ¡mirad ahora si será razón que de su pena se me dé a mí la culpa! Quéjese el engañado, desespérese aquel a quien le faltaron las prometidas esperanzas, confíese el que yo llamare, ufánese el que yo admitiere; pero no me llame cruel ni homicida aquel a quien yo no prometo, engaño, llamo ni admito. El cielo aún hasta ahora no ha querido que yo ame por destino, y el pensar que tengo de amar por elección es excusado. Este general desengaño sirva a cada uno de los que me solicitan de su
particular provecho; y entiéndase de aquí adelante que si alguno por mí muriere, no muere de celoso ni desdichado, porque a quien a nadie quiere, a ninguno debe dar celos; que los desengaños no se han de tomar en cuenta de desdenes. El que me llama fiera y basilisco, déjeme como cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata, no me sirva; el que desconocida, no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera, este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida, ni los buscará, servirá, conocerá ni seguirá en ninguna manera. Que si a Grisóstomo mató su impaciencia y arrojado deseo, ¿por qué se ha de culpar mi honesto proceder y recato? Si yo conservo mi limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda el que quiere que la tenga con los hombres? Yo, como
sabéis, tengo riquezas propias y no codicio las ajenas. Tengo libre condición y no gusto de sujetarme; ni quiero ni aborrezco a nadie; no engaño a éste, ni solicito a aquél, ni burlo con uno, ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas v el cuidado de mis cabras me entretienen; tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera.”

Escrito por Garuda a las Febrero 14, 2005 09:21 AM
Comentarios

Muy bueno este post. Claro q no hay quien entienda a las mujeres.

Escrito por Estany a las Febrero 14, 2005 11:20 AM

Cierto, si el protagonista hubiese sido hombre no habria post. El tipo simplemente follaria con feas y guapas (que le dejasen).

Escrito por Edgar a las Febrero 14, 2005 03:05 PM

Bueno y a los hombres quién les entiende? Miente quien dice que son simples. Este texto tiene moraleja: Al defecto de pedir , la virtud de no dar. O algo.

Escrito por MsNice a las Febrero 14, 2005 04:37 PM

Vaya, menos mal que el post ha removido las tranquilas aguas de los comments. Porque yo creía que estaba escribiendo una chorrada.
Y dado qeu tanto hombres como mujeres son humanos, a los humanos no hay quien les entienda sin voluntad de tal cosa.
Y los romanos, como dicen los galos, están locos.
Ea.

Escrito por Garuda a las Febrero 14, 2005 07:20 PM

Si bien yo en principio soy de la opinion que las cosas tienden a ser tan complejas como queramos hacerlas.... las personas en su dual diversidad, parecen ser un cúmulo de sencillas emociones bases/instintos aderezados cual ensalada por las sales de la educación, normas, espectativas, sueños, y un largo etcetera que hacen del momento, lugar y sentimiento el escenario de esta tragicomedia diaria en la cual nos soloemos encontrar buscando un posible guion que poder seguir con un poco de ganas...
Bueno.. que cada vez más me asombro de lo complicado que puede llegar a ser mi cosa interior...
y como me ha gustado el comentario de las virtudes y defectos.. voy a apportar un par mios.. al defecto de no pedir... la virtud de resignarse... (... o como diria un buen amigo mioo.. Me cago en la hostia puta... que poco suelen arreglar las palabras..)

Escrito por creatura extraterrena a las Febrero 14, 2005 11:18 PM
Comentar lo incomentable









¿Inscribirme en la lista negra?