Febrero 25, 2004

Cuentos

LOS HOMBRES DEL LIMITE
Por: Newton
Entre seres lapidarios desperté ese día, un día cualquiera. Seres-piel llenos de manchas y purulencias, donde cualquiera se estremece con el duro martillar de los más increíbles seres Alados.
BLOOSTER, un ser extremadamente oscuro, llego por la calle principal en su motoneta Morgan, esas que poseen un numero impar de ruedas y manivelas para el arranque (todo un sueño) notificándome que un avión conteniendo una carga muy importante, se había estrellado y el piloto había quedado vivo. Me hizo una señal para que lo siguiera.
Al parecer la carga iba en una cocina portátil y según la información que me daba a través de la carretera, varios niños habían sido testigos del accidente y el piloto los había repelido con una especie de arma tubular brillante. En ese instante, la información fluía de su boca como la velocidad de su Morgan: rápida y efectiva.
Siempre Blooster con sus trajes oscuros y su música oscura. Había algo aquí que me hacia sospechar que una vez más estaría en una absurda y emocionante aventura. Cosa repetida, pero esto era de un matiz distinto...
Una vez que llegamos al sitio, un tipo especial de desierto, Blooster me dejo unos papeles y prosiguió el camino, ¿ hacia donde? . Me pareció un acto peculiar, en lugar de dar la media vuelta, continuó. No repare en mas detalles y me adentre en el primer gran cordón de seguridad...
Había agentes de todas las agencias, todos ocupados en sus respectivas anotaciones y mediciones. Mi vista vago entre todos ellos y en ninguno, parecía un lugar ciego seriamente tensado. Todo parecía en su sitio: escombros, hierros retorcidos, aire enrarecido, etc. . Los A.G.E buscaban en todos lados como si esperaran encontrar un aparato o utensilio extraño. Nada, no había absolutamente nada. Excepto una pequeña cocina de gas, esas que parecen sacadas de una casa - árbol, a unos 500 mts del lugar. Estaba intacta y sabían que procedía del avión pero no le hallaban ninguna relación, mucho menos importancia.
Al acercarme a ella di varias vueltas a su alrededor. Un agente que la custodiaba me notifico que había sido revisada y no contenía ningún material explosivo, radiactivo ó de alguna extraña naturaleza. Rara vez, eso era lo que decían los aparatos. Me incline hacia el pequeño horno y aunque no pude salir de mi asombro, abrí la portezuela maltrecha y extraje del fondo lo que en apariencia era... un libro.
Le dije al oficial que me alcanzara un contenedor plástico para evidencias y lo introduje.
-¿ Un libro? . - me dije para mí mismo.
Rumbo al centro de la ciudad, tome el primer distribuidor que me conduciría a una avenida del casco histórico, avenida larga y peligrosa, solo allí me sentía vulnerable y evitaba que me siguieran. Logre entrar a una de las tantas estructuras verticales que desafiaban cualquier altura, estacione en el sótano 83, tome uno de los ascensores magnéticos de alta velocidad y en 10 seg. , ya estaba siendo identificado por el censor
Al cerrar tuve una sensación que no me dejo desde que salí del sitio del accidente: estaba siendo vigilado, observado, seguido e identificado pero eso no acariciaba mis implantes cerebrales, era el libro. Una era de publicaciones electrónicas de todo tipo y ¿ Qué hacia un libro como esté en una cocina como esa?
Tome el libro entre mis manos y pedí al congelador digital un vockatronic. El libro era mediano tanto de dimensiones como de peso, tenia una inscripción en dorado que parecía un hombre sobre un animal atravesando con una lanza a otro, al abrirlo encontré un tipo de letra o lenguaje desconocido para mí y justo cuando me disponía a hojearlo, casi como hecho para ese momento, sonó el videófono a través de la computadora central del recinto...
• Atención. Llamada local. Sector C.C. de origen desconocido. ¿ Lo comunico?
Dude un momento pero con una reacción casi instintiva me situé delante de la pantalla vertical y di la voz de orden para introducir la llamada.
• No hay mucho tiempo y esta llamada esta siendo rastreada, tengo información sobre el libro, nos vemos dentro de una hora en el bar SAT4. , no falte...
• Pero...
• Se ha perdido llamada, ¿ Desea rastrearla?
Dude una vez más, pero para qué, si en una hora conocería a nuestro extraño interlocutor sin rostro...
Tome un baño de vapor desinfectante, cambie de traje y al salir observe el libro sobre el escritorio. Lo tomé, había un presentimiento de no dejarlo y menos yo siendo un agente del estado, sabiendo que era importante pronto cualquier interesado vendría por él ó ¿ por mí?.
Para no caer en ninguna trampa logre situarme en el otro extremo de la calle y permanecí unos 15 min. en una espera deliciosa. Gran cantidad de seres entraban al lugar, me hice una idea de las posibilidades de salir vivo de esta parte de la ciudad a las 12:35 p.m. y logre arrancar una mueca de malestar a mi rostro. Por precaución deje el vehículo y transite por el subterráneo, lo cual me provocaba una satisfacción sádica, tanta oscuridad, tantos seres, todos nocturnos, no todos depravados. Ese constante reto de encontrar a la criatura que dominaba el circulo importante de un antiguo poder. Esa extraordinaria fuerza hacia de mi más que un simple colaborador adjunto de la A.G.E., me obligaba cada vez mas a entrar en ese circulo lujurioso...
Al terminar mi estado casi hipnótico en que mi cerebro implantado había quedado, logre mover una pierna y casi automáticamente me vi cruzando la amplia calle hasta la entrada del local, pague 500 créditos por derecho a entrar y accedí a un vestíbulo que se dividía en 7 puertas totalmente iguales, ¿ Qué podría hacer? . No había numeración, ni código que ordenara la trayectoria a seguir en ese lugar, puertas limpias y puras, 5 seg. tardé en decidir y entré en la tercera de derecha a izquierda ...
La música sonaba a través del largo pasillo casi interminable, al llegar puse mi vista en todos y cada uno de los seres que componían el lugar y no logre arrancar ningún aviso de extrañeza, miradas misteriosas, ni nada parecido. Nadie me miro, tome asiento en una mesa cerca de la puerta y solicite un trago a través del menú digital.
Mi vista se poso en un destello y el trago ya se encontraba en el centro de la mesa, bebí y encendí uno de los vicios mas viejos del mundo terrestre. En ese instante, como una aparición estaba ante mí el extraño personaje, mi reacción en ninguna forma fue natural para este tipo de situaciones. Desde que pose mis visores infrarrojos en MC-21 hasta devolver la visión al frente, hubo un lapso increíblemente pausado pero al mismo tiempo extrañamente fracturado, como si algo o alguien hubiese intervenido en la atmósfera y hubiese decorado la escena en segundos...
• Tengo información que te interesa y que quiero que investigues.
• Pero...
• Pero antes debo hacerte varias recomendaciones: 1) no debes comentar esto con nadie, tu integridad corre peligro; 2) la difusión de esta información debe ser solo a personas escogidas por ti, solo a tres. Y por ultimo, no dudes de mi identidad ni de la información que se te da. He dejado en tu bolsillo un YEEP, no te revises. - Al decir esto apretó sus mandíbulas y su voz se hizo poderosamente grave.
• De momento tomate tu trago y disfruta, estas apariciones continuaran hasta que sea necesario y debes estar atento a las señales que aparentemente siguen una estructura compleja no lineal, fragmentada, el libro contiene esa información.
Por un momento desperté del trance en que había quedado: mi entrada al SAT4 había quedado varios siglos atrás. Al intentar mirar su rostro, ¡ no había nada! , era totalmente negro a pesar de la profusa iluminación del local , su rostro no reflejaba ningún tipo de luz . Al mirar profundamente en ese no - rostro ya había desaparecido y en el fondo de mi receptor auditivo de alta exposición, logre escuchar su voz de manera escalofriante cargada de cinismo...
• dime DESS y no preguntes el por qué...
De pronto me vi caminando en esa peligrosa calle acariciando el pequeño Yeep en mi bolsillo, le hice señas a un taxi autorganico y por primera vez tuve la curiosidad de abrir el libro – enigma, peligrosamente olvidado...
Di la orden de arrancar al taxi y no fije un destino preciso, simplemente le dije que diera vueltas por la ciudad y me dispuse a hojear el libro por entero. Las luces de las autopistas magnéticas me iban mostrando un sin número de símbolos y diagramas que jamás había visto, al parecer era un antiguo libro de invocaciones perteneciente a un ¿ clan secreto?. Logre esbozar una sonrisa porque aparentemente no era tan secreta, había gente interesada en el libro y eso probaba que alguien ó algo conocían el texto y lo que ello significaba, ¿ Qué clase de agente era Dees?, ¿ De donde había venido? . En ese momento empecé a notar un extraño movimiento en la vía: un par de autos negros venían acercándose a una velocidad pasmosa. Guarde el libro, asegure el Yeep en mi chaqueta de piel y con la computadora portátil (tamaño reloj - pulsera), envié un mensaje encriptado a Electrón. Me coloque un par de anteojos y desenfunde dos armas automáticas...
Una lluvia de proyectiles incandescentes paso volando por encima de mi cabello y fueron a parar al tablero, destrozando todo el sistema de navegación satelital automático, en ese momento descargue una serie de proyectiles a uno de los autos pero estos eran regenerables, entonces me di cuenta que era inútil seguir disparando, guarde un arma y la otra mano asumió el control manual de navegación, en 2 seg. logre cruzar hacia una salida de la auto - magnética y me dirigí hacia uno de los centros mas glamorosos de la ciudad .
Los dos autos negros no lograron cruzar debido a su alta velocidad, que yo lo hiciera fue simplemente una reacción suicida, los vi alejarse paralelos desde mi visión periférica y supuse que esto era muy serio. Aumente la velocidad y observe que el taxi recibía una notificación de haber excedido la velocidad permitida para un vehículo de alquiler: 250 millas \ hora, aumente más la velocidad y la central de taxis ya había notificado a la policía que uno de sus taxis estaba involucrado en un tiroteo.
Logre llegar a la intersección autopista-ciudad y abandone el taxi, trate de pagar y el gesto pareció excesivamente tarado además la ranura estaba hecha pedazos, que mal era ser correcto en una situación tan caótica. Alcance una de las cintas transportadoras y la metamorfosis en mi apariencia permitió mezclar mi sombra con la imagen, tomé el color de la ciudad...
El Electrum también se encontraba mezclado con mis sensores y no reaccionaba de manera exacta, las luces parpadeaban sobre mis ventanas tubulares, los colores se acrecentaban y los sonidos de las súper-T y la MPL se combinaban con el humo de los electro-ventiladores de la ciudad que se movía en el subsuelo.
Era uno de esos días en que el color del cielo era de un violeta oscuro (cuando los había) y la rareza del aire era comprimida. Logre caminar unos 2 km. hacia el oeste de la ciudad en 1min., en ese momento me di cuenta de la situación y logre salir de la corriente sub-humana de la calle , entre en un pequeño Co$$ee y dispuse de una cabina personalizada . Introduje mi tarjeta
• Esperando código de conexión. - Anuncio la voz central.
• 60793E
• Si desea algo mas consulte el menú principal. - sentencio la voz
Aparece Electrón en pantalla
• Parece que estas en problemas. - dijo lacónico
• Voy a enviarte una información, nos vemos en Nvelll 830 a las 11:30 a.m.
Al instante introduje el Yeep en el videófono y la información viajó inmediatamente. Electrón se convirtió en un destello y me dispuse a encontrar un hotel para poder dormir unas horas. Guarde el Yeep en mi bolsillo y salí del local, camine unos 800 mts antes de encontrar un pequeño hotel donde dispondré de una habitación. El único empleado del hotel me dio la tarjeta y las instrucciones, verificó el pago de 1000 créditos y mostró una extraña sonrisa. Ni siquiera ese detalle tomé en cuenta, subí a mi habitación, caí sobre el manto electrónico y no supe mas de mí. Nunca mas supe de mí...


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LA VENTANA
Por : Rafael Mattey
Siempre he querido saber que se siente ser absorbido por él vacío, me refiero a lanzarse a una altura imprudentemente peligrosa y sin protección alguna.
Vivo en un piso 11 y a veces cuando me asomo desde la ventana de mi cuarto pienso en que sentirá dejarse llevar por esa increíble fuerza gravitatoria, que ha muchos ha ayudado a suicidarse.
Recuerdo de cómo hace 4 años se suicidaron dos vecinos del piso 4, su cama se encontraba pegada a la ventana y ellos discutían no sé que, pero en medio del forcejeo perdieron el equilibrio y cayeron al vació, padre he hija fueron arrastrados por esa increíble fuerza. Murieron de forma instantáneamente o por lo menos fue lo que dijo el forense a la prensa; todavía colecciono el anuncio del periódico donde cuentan la historia fabulosa de porque discutían y la narración dramática de los vecinos de cómo cayeron, pareciese que disfrutaron su descenso. Nadie puede escapar de la morbosa enfermedad de la lengua llamada chisme y muchos vecinos aquí parecen estar en estado terminal.
El titular del periódico decía: "padre e hija accidentalmente cayeron al vacío", para mi no fue un accidente ya que el hecho de estar peleando tan cerca de la ventana era un acto de suicidio colectivo y me atrevería a decir que el viejo fue el que perdió el control y se llevo a su hija a un viaje directo del piso 4 al cementerio, pero entonces la historia fuera suicidio y homicidio. En lo único que estoy de acuerdo con el anuncio del periódico es que si hubiese un culpable ese sería la gravedad.
No sé si me obsesioné con la idea, pero cuando me asomo desde una altura imprudente pienso en ello y creo que mi obsesión por dejarse llevar por la gravedad se incrementa más. Antes solo se me ocurría cuando me asomaba desde la ventana de mi dormitorio, ahora donde me asomo y existe altura pienso de forma inmediata, lo digo porque me ocurre en centros comerciales, puentes, edificios y cualquier cantidad de lugares "altos". Mis favoritos son los centros comerciales y me imagino yo y la satisfacción de saber que ensucie con sangre el piso y arruine el paseo de muchas familias que frecuentan estos lugares.
Con el tiempo se fueron abriendo nuevas obsesiones en mi cerebro, es como si poseyera la gran llave que abre todas las puertas de la obsesión.
Una de ellas es la extraña impresión de tener detrás de mi una ventana, que pareciera absorberme y llevarme a un gran vació que desconozco, y precisamente soy una de esas personas que no pueden dar la espalda, en otras palabras si detrás de mi hubiese un candelero infernal con el monstruo mas aterrador de este planeta de seguro yo voltearía a ver y si fuese un personaje de la Biblia preferiría convertirme en sal antes que dar la espalda.
A veces tengo que dormir boca arriba y no queda otra opción, mi única alternativa será la de no dar la espalda.
Mi vida fue pasando poco a poco con el amargo sabor del camino confuso y siempre la ventana representaba una opción, no precisamente la del suicidio sino una opción llena de misterios que ignoro; hasta que ocurrió lo que tenía que pasar, ¿por cosas del destino?, no sé, pero nunca he creído en esa palabrita tan irresponsable como el tiempo.
Un día de esos nubosos uno de los extremos que aguantan al tendedero se aflojó y mi única opción en ese momento para salvar mi tendedero fue la de encaramarme y con un acto de equilibrio atornillar rápidamente a la pared el extremo del tendedero que se aflojó.
La vecina del piso de arriba me gritó: Señor cuidado se va a caer- respondí: Cállese vieja de mierda es que acaso no tiene que alimentar a su maldito loro. Nunca fui un buen vecino y al loro de la señora le deseaba la muerte por ser tan chismoso como ella, siempre espiando, escuchando el mas mínimo detalle para luego repetirlo con su tono desagradable y no se si es otra obsesión, pero yo desconfío de la gente que tiene uno de esos animalitos destinados a repetir lo que no saben y entienden.
De repente no todo salió como esperaba, me resbale y comenzó mi largo descenso, poco a poco todo comenzó a oscurecerse, lo único que deje de ver y oír fue a la maldita vieja gritando: ¡se lo dije!, ¡se lo dije!.
En mi caída pude sentir el frío aterrador de extrañas criaturas perturbando y asechando mi descenso, que luego me llevarían a otros lares muy distintos al que hoy me encuentro.
Una mujer montada en un pedestal me esperaba y observaba con mirada inquietante.
Su cuerpo salía de un huevo de donde brotaban gusanos y restos de anatomía humana. Los brazos unidos formaban una "v" y de su vientre salían dos esferas envueltas en un líquido gelatinoso y viscoso. Su rostro era lo más hermoso que habría presenciado en mi vida y su mirada inspiraba tristeza y profunda confianza, parece mentira, pero lo que a muchos resultaría un monstruo o un mal experimento genético, para mí representaba la mayor de las perfecciones genéticas y estéticas.
Con el tiempo me enseño a esconderme de los Kefrak, extrañas criaturas encargadas de cuidar al gran castillo negro del donde ahora era residente. Ella pertenecía a una antigua raza llamada Jadevoc y era una de las prisioneras más valiosas del castillo que pertenecía a un monarca de la ciénaga de Dobegofk.
Mi vida transcurrió entre escombros y laberintos subterráneos muy angostos para mi anatomía humana, pronto logre adaptarme al lugar y descubrir a donde llevaba cada pasadizo secreto, aunque nunca pude dar con la habitación del dueño de ese castillo negro de olor putrefacto y de donde habitaban extrañas formas de vida.
Entre tantas aventuras por ese laberinto subterráneo logre dar con un pasadizo que daba al mundo exterior, por fin pude presenciar el exterior donde me hallaba. Un inmenso pantano acompañado de un cielo insultantemente rojo y carente de sol aparente.
Recuerdo que pase días, creo que la denominación es correcta ya que amanecía y oscurecía pero el sol siempre ausente.
Me alimentaba de crustáceos y de criaturas que representaran para mi presa y no una amenaza.
Mi percepción del tiempo me dijo que era hora de volver al castillo. Cuando regrese lo que encontré fue una extraña sustancia negra burbujeante, esparcida por todo el castillo, pareciese que todos se habían evaporado y me sentí estúpido porque por primera ves di la espalda con mi afán de conocer y experimentar.
La tristeza me invadió, porque también con ellos se evaporaron miles de preguntas como ¿Porqué estaba preso? ¿Porqué huía de los Kefrak? ¿Porqué? ?, Y es que quizás nunca comprendí el sentido de su existencia y libertad.
Desperté en el suelo y bañado en sangre, todos los vecinos me rodeaban junto a los paramédicos y demás curiosos, la vieja con su loro aún repetían: ¡se lo dije!, ¡se lo dije!.
Toda la gente del edificio recuerda ese día como el día del milagro donde un sujeto del piso 11 callo y gracias a los tendederos logro salvarse. Yo lo recuerdo como un día muy oscuro y triste quizás nunca podré explicarlo por lo menos no ahora y se muy bien que cuando caí se murió la única parte humana que existía dentro de mí y que quizás reapareció en otro lugar muy distinto al de donde ahora me encuentro y siento una gran duda, ya que cuando se esta preso se sabe cuando uno fue realmente libre, pero yo no se diferenciar, porque si ahora me pidieran pintar la libertad lo haría detrás de las rejas y de seguro pintaría a un ser atrapado, atado, vestido en escombros y de apariencia horrenda. Muchos confunden libertad con movilidad, alas para volar y espacios hermosos y abiertos, para mí la libertad es un estado de conciencia y no una condición y si hay algo al cual no podemos encarcelar precisamente sería a la mente y a los sueños de todos.
Todavía estoy en este mundo de tendederos, gente con loros, ambiciones, aspiraciones, necesidades, materialismo absurdo, edificios, puentes y centros comerciales y todavía me acompaña mi ventana, que ahora tiene voz y me que me dice en alaridos filtrados por el tiempo: ¡si tan solo pudieras!.

Escrito por vampirata a las Febrero 25, 2004 09:19 PM
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