Septiembre 26, 2007

Desafuero Estético. De la arquitectura informal a la gráfica contemplativa.

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Por: Manuel de sousa

Desde la peligrosa perspectiva “objetiva” del entramado visual de nuestro entorno social y humano, se desprende un tejido normativo que regula una oferta estética poco convencional. Una urbanidad signada por el despotismo no tarda en reflejar semejante padecimiento de innumerables maneras; hemos sido testigos de la construcción arbitraria de un universo urbano sui generis, que lejos del imperio de leyes cosmogónicas, ha creado de manera desafiante un lenguaje propio, una retórica gráfica y arquitectónica que se erige como insignia del caos urbanístico de una modernidad agonizante.
Deben ser pocas las capitales que no gozan del SER cosmopolita. Esa cadencia multicultural que infecta al fantasma conservador, lo interviene, lo modifica y lo convierte en simple actor de reparto histórico que se refugia en una digna decadencia. Una sociedad que se basa en el principio de la unidad de la diversidad, suele ser el sostén de infinidad de imágenes, que en conjunto, forman un mestizaje iconográfico complejo, un chinchín que sacia el apetito vivencial de cada individuo donde arquitectos y diseñadores en general-- fundamentados en estrictos procesos de creación-- hacen su contribución para la formación de identidades y valores culturales, edificándose así una matriz ideo-estética con un sello local de dimensiones holisticos-neurales…
Es cierto que la personalidad de una ciudad es, en gran parte, producto de sus habitantes, de su interacción tribal, de sus patrones de consumo y de su componente arquitectónico formal o informal, sin embargo, detrás de todo esto existe otro factor determinante de la singularidad personal de cada ciudad: Una energía disfrazada de costumbres, hábitos, tradiciones, modos, mañas, apatías y desganas que invisiblemente cultivan necesidades y crean cultura. Es aquí donde el diseño y la creación se pronuncian, se expresan y se convierten en protagonistas de la realidad citadina (nominal o situacional)
Cada vez nos vemos mas inmersos en la necesidad de encontrar satisfacciones sensitivas de todo tipo, nuestros sentidos son vulnerables a cuan gracioso es lo que percibimos, dependemos emocionalmente de satisfacciones estéticas; de modo que el diseño y la forma crean categorías emocionales variables, en este sentido, arquitectos y diseñadores sugieren graficas, formas y volúmenes que estimulan nuestra voluntad perceptiva haciéndonos sensibles a sus especulaciones abstractas y a su imaginación, originando en cada individuo una percepción personal traducida en gustos y preferencias que crean hábitos y mercado.(siempre con compradores incautos)
Es sobretodo, de manera innegable, que en las ciudades del mundo desarrollado existan tan monstruosa oferta cultural en materia de diseño; mientras exista una mayor cantidad de habitantes con las necesidades básicas copadas, es decir, con disponibilidad de nutrirse de insumos poco convencionales. Infinitamente, habrá una mayor propensión a sensibilizarse por objetos, graficas, formas y volúmenes alternativos subordinados en un patrón generalizado de sensibilidades individuales traducido en una cultura de diseño. Por otro lado, en poblaciones con altos niveles de pobreza, con estructuras heterogéneas, es más difícil crear conciencias sensibles a modos alternativos de vida en tanto predominen individuos y sociedades cuadriculadas, borregos polímeros que terminan siendo una suerte de interpretes distorsionadores de culturas negociables a escala global.
Ahora bien, ¿Cuál es el papel del diseño en la sociedad? ¿Es sólo un arte virtualmente regulado aplicado a las necesidades humanas? ¿Puede llegar a ser el diseño un arte meramente contemplativo? La labor social del diseño comienza por responder a las demandas de una sociedad cada vez mas abierta al protagonismo artístico, como dijo Thierry De Dave: “El post-modernismo no se materializará hasta que el arte se conciba como parte de la industria del entretenimiento”. Siendo así, la relación entre el diseño y la sociedad tiende a ser cada vez más estrecha, aunque sea comestiblemente…
Particularmente, las diferentes ramas que conforman el arte de diseñar varían en cuanto al carácter funcional, estético y contemplativo. No obstante, el peso contributivo de cada una de estas vertientes al espectro cultural va más allá del plano esencial. Lógicamente, se trata de afectar la percepción del sujeto, de erigir una conciencia crítica dentro de la población, de encontrar individuos con criterio; no se trata de buen o mal gusto, por el contrario, se trata de crear gustos y preferencias ,es decir, alternativas de consumo visual y funcional. En suma, una catarsis generalizada creada por creadores, quienes son los encargados de fabricar tendencias, de conducir las inclinaciones individuales para obtener una propensión legítima a las derivaciones de procesos creativos.
Para que exista una verdadera cultura de diseño es necesario el diseño de la misma, en otras palabras, hay que diseñar una cultura del intelecto. Es imperativo cuestionar las definiciones peyorativas hacia creaciones lejanas al paradigma estético imperante, los populosos ranchos pueden quedar desplazados por la noción de arquitectura informal, la gráfica aplicada puede llegar a ser puramente contemplativa… Llegó la hora del diseño cultural y los buhoneros ecológicos…
Esa singularidad excepcional de las capitales latinoamericanas cuenta con excepciones dentro de las excepciones, Caracas es una de ellas. Erigida en un valle rodeado de colinas y montañas, es la conjugación del pasado colonial y el petro-caudillismo moderno. Cuenta con una heterogeneidad arquitectónica única, desde las genialidades de Carlos Raúl Villanueva, pasando por el estilo “Ad-eco” del nuevo riquísimo de la zona este y sureste, hasta el vasto cubrimiento de la arquitectura informal; todo esto bajo el mismo cielo tropical. En las calles se vive una experiencia propia, todo un viaje a través de una exposición permanente de imágenes que son las balas de una metralla gráfica indetenible; vayas publicitarias legales e ilegales, graffitis (artísticos, políticos y sentimentales), carteles (Discplays Carteluos, Ficción Boxística etc.), pancartas (Campaña Política, Eventos, Promociones), avisos luminosos (Multinacionales Varias, Auto Repuestos, Farmaloquesea, y un amplísimo etcétera). Así se expresa la cultura-global-gráfica Caraqueña, sin tecnologías, sin resentimientos por el mundo…
Sin embargo, este bagaje gráfico no es mas que una respuesta a necesidades humanas contemporáneas, un purgante creativo generacional que representa el protagonismo creciente del diseño en el ámbito socio-cultural, protagonismo que ya no es sólo de un arte aplicado, sino que se va materializando cuando la gráfica se convierte en algo para colgar en la pared, en algo que esta a la mano como un bit, como una señal del nuevo amanecer…
Si Dios fuese omnipresente seria Internet…

Escrito por Parafrenia a las Septiembre 26, 2007 08:03 PM | TrackBack
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