Diciembre 06, 2004

La hora loca o la colectivización comprimida del mal gusto.

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Escrito por: Manuel DeSousa
granolo75@yahoo.com

Enrique, es un chico poco mayor de treinta años que se desempeña como empleado de algún departamento adscrito a la gerencia media de una institución bancaria. Marisol, es una total adolecente de la mediana edad, desde hace mas de quince años cumple sus funciones al servicio del organismo encargado del manejo de la información gubernamental. Nilda, es a su vez, secretaria del mismo organismo. Arnoldo, un empresario medio, es todo un pavo de ventipico , viste a la ultima moda dictada por las vidrieras de los centros comerciales y no hay momento en su tiempo libre que no lo pase de fiesta. Estas cuatro personas, que al parecer, distan de tener algún tipo de relación mas que de parentesco lejano o nacionalidad, tienen en común su afinidad por la diversión práctica (Cualquier bebida alcohólica y cualquier música) “el ambiente lo hace uno” esa es la premisa.
Para estos cuatro personajes el alto costo de la vida, la vivienda, la inflación, el desempleo, el control de cambio o cualquier otra variable de índole macroeconómico...

Enrique, es un chico poco mayor de treinta años que se desempeña como empleado de algún departamento adscrito a la gerencia media de una institución bancaria. Marisol, es una total adolecente de la mediana edad, desde hace mas de quince años cumple sus funciones al servicio del organismo encargado del manejo de la información gubernamental. Nilda, es a su vez, secretaria del mismo organismo. Arnoldo, un empresario medio, es todo un pavo de ventipico , viste a la ultima moda dictada por las vidrieras de los centros comerciales y no hay momento en su tiempo libre que no lo pase de fiesta. Estas cuatro personas, que al parecer, distan de tener algún tipo de relación mas que de parentesco lejano o nacionalidad, tienen en común su afinidad por la diversión práctica (Cualquier bebida alcohólica y cualquier música) “el ambiente lo hace uno” esa es la premisa.
Para estos cuatro personajes el alto costo de la vida, la vivienda, la inflación, el desempleo, el control de cambio o cualquier otra variable de índole macroeconómico no es mas que materia prima informativa para estimular la venta de los periódicos. Quince y último, Cesta Tickets y utilidades marcan la retribución de sus horas de trabajo y el descanso es sinónimo de diversión: beber y bailar sin parar.
El precio dolarizado de los discos compactos es inocuo, ya la industria musical conoce el sector informal, el soundtrack del bochinche no genera costos demasiado altos para el consumidor y el Pop Agrario (Jerry Santiago, Eddy Rivera ,Gilberto Tañon, Olga Santa Rosa y afines) es lo que manda en las carteleras virtuales de los discos quemaos mas vendidos. Los numerosos Disc Plays atiborran la ciudad, la oferta rítmica es variable pero tampoco se aleja del Mainstream Agro-caribeño, una calentura que endulza los oídos de los transeúntes, que alegremente van sazonando sus vidas con el sabor del sonido que sale de los improvisados altavoces. Salvo algunas excepciones anglosajonas o ibéricas, el ritmo es continuo: Rumba, Sabor y Congas.
Sin embargo, dentro de la amplia oferta musical ofrecida por la incipiente industria musical informal, existe un caso cuya singularidad es merecedora de una mención especial: Cada diyei pretende que su Disc Play sea el mas popular de su localidad, que no haya fiesta local en la que no lo contraten y que sus selecciones musicales sean el espiritu de las fiestas. Es por eso que, quizás a manera de publicidad directa, aquellos pinchadiscos de los diferentes Disc Plays capitalinos y muy probablemente de la provincia, hacen originales compilaciones de fragmentos de temas musicales de moda, así como de algunos clásicos de años anteriores, mezclándolos de manera habilidosa para plasmar en alrededor de sesenta minutos los trozos mas pegajosos de las canciones mas pegajosas. El resultado: “La Hora Loca”. En otras palabras, la recopilación en formato comprimido del clamor musical popular, el cual esta formado por una multiplicidad rítmica única: Desde música popular de antaño, pasando por hits juveniles y canciones infantiles, sin olvidar los clásicos de la pachanga contemporánea.
Es viernes último de mes, Enrique se quedo solo en su casa por que su mamá se fue a El Tigre a casa de su hermana, así que aprovechó la ocasión para invitar a unos amigos a su casa a tomarse unos tragos y a divertirse. Ya, a altas horas de la madrugada la ingesta alcohólica pasa factura y hay que sudar de alguna manera, había llegado el momento de poner el disco que Enrique compró poco antes de comprar las botellas de ron para la velada, fue el turno de “La hora Loca”. El sábado siguiente, Marisol, que se rebusca con una pequeña agencia de festejos que montó con Nilda, su amiga y compañera de trabajo, celebra los quince años de su sobrina Yuleima. Después de unos cuantos “uiskis” Nilda necesitaba mover sus casi noventa Kilos y se acercó al Disc Play de “Isaá” el hermano mayor de la cumpleañera, ¿Tienes “La Hora Loca”?, fueron sus palabras.
Arnoldo, cerró temprano el viernes, había recibido una llamada en donde un amigo de su edificio lo invitaba a una fiesta en su casa, el sábado en la noche en medio de la resaca se acordó que había quedado con su novia Maria Alejandra para ir el domingo a la playa, en ese momento recordó lo bien que la había pasado en esa fiesta de la noche anterior, intentaba recordar cómo se llamaba el disco que lo había hecho bailar tanto el viernes. Finalmente, después de llamar a Enrique para que le prestara ese disco, decidió invitarlo a la playa bajo ciertas condiciones: La primera, que se llevara los cuatro dedos de ron que sobraron del viernes, la segunda que no le mencionara nada a Maria Alejandra acerca de la fiesta (Arnoldo supuestamente estaba cansado esa noche) y la mas importante, que trajera el disco ese.
El domingo en la tarde, bajo el intenso sol de Los Caracas, Enrique y Arnoldo compraban la segunda caja de cervezas y en el cajón del Corsa de Arnoldo sonaba “la Hora Loca” una y otra vez; en ese momento Nilda y Marisol parloteaban por teléfono de lo buenas que estaban las “pisas”y de lo cómico que “Génesi”,la hija de “Isaá”, bailaba al ritmo del Disc Play de su papá; a esa hora llegaba la mamá de Enrique de El Tigre, poco antes de bajar del autobús, le preguntó al chofer acerca del disco que había estado sonando durante el viaje, este le contestó que lo compró en un negocio del terminal, indicándole donde, fue así como la madre de Enrique antes de irse a casa compró un CD “Quemao” en el mismo negocio. El domingo en la noche, mientras la Sra. Nely le daba el regalo musical a su hijo, Arnoldo se percataba que Enrique olvidó el disco en el carro y lo volvió a poner para llevar a Maria Alejandra a su casa, llegaba de nuevo la hora de “La hora Loca” que fin de semana tras fin de semana se consolida como el digestivo musical colectivo, entre gustos, ritmos, sabores y colores....

Escrito por Parafrenia a las Diciembre 6, 2004 06:25 PM
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