A todos los que no me conocen... y me detestan
Los Rodriguez
Palabras más, palabras menos
palabras más o menos ayer me decías
palabras más o menos que no me quieres
Palabras más o menos me estás dejando en cueros
palabras más, palabras menos
Palabras más palabras más palabras menos
Es lo que menos te puedo dar, es lo de siempre
Palabras nuevas, palabras llenas remordimiento
palabras que se lleva el viento
palabras menos, palabras más
Palabras más palabras más palabras menos
Es lo que menos te puedo dar, es lo de siempre
Palabras viejas palabras sólo como pasatiempo
palabras que soplan en el viento
palabras fáciles de olvidar
palabras más o menos las que hoy me duelen
palabras más o menos sentimientos ajenos
palabras más o menos palabras que pueden lastimar
palabras menos menos menos palabras más
palabras más, palabras menos
Palabras más palabras más palabras menos
Es lo que menos te puedo dar, es lo de siempre
Palabras nuevas, palabras llenas remordimiento
palabras que se lleva el viento
palabras menos, palabras más
Palabras más palabras más palabras menos
Es lo que menos te puedo dar, es lo de siempre
Palabras viejas palabras sólo como pasatiempo
palabras que se lleva el viento
palabras menos, palabras más
Por: Newton
Había una vibración en las voces de todas las cantantes pop que me hacia pensar en todas ellas como una nueva rama de la “mala” pornografía…
Por: Newton
¿Qué vaina es esa de que todos tenemos que convertirnos en “los ojos del mundo”? ¿Quién nos vera a nosotros?
En este planeta lo único que existe son “los prejuicios de todo el mundo”, menos los de “nosotros”…
Nosotros como ciegos…
Por: Newton
Día tertulia… respiro un aire ionizado… nadie entendió que era solo un poco de miedo… una irrealidad. Nunca fui el mismo, sin pasado, sin esperanza, enamorado del vinil, exhausto ante la materia… recorrí un camino inerte…
Entre sombras como coyote, vi… el aroma de la desesperanza como un Madrid, como libélula, como un cactus… era New pero no improve… ladrón de estrellas, vericueto del devenir… culto y anónimo, sin ademanes siendo perseguido… solitario, abandonado, vacío…
Tú tienes el pin de ese teléfono…
Un sugestivo y personal recorrido por las experiencias y las cualidades que se agrupan bajo la expresión "libro objeto".
Por:Guillermo Daghero(*)
"El arte es, ustedes lo recuerdan, un ser marionetiesco, yámbico-pentápodo, y -esta propiedad está refrendada también mitológicamente por la alusión a Pigmalión y su creatura- falto de hijos." Paul Celan [1]
UNO Varias son las vías de acceso al imaginario del librobjeto. Algunas consideraciones sobre el lugar que el objeto libro ocupa en el espectador, en el lector, nos enfrentan a un capítulo distinto del libro, donde se hace perceptible un lenguaje otro. Más universal, más ligado a la forma. Lugar de lo posible manipulable, de lo apenas verbal -en algunos casos- y extraño -en la mayoría. Puede pensarse en una categoría que tiene que ver con el ojo, con las lecturas y con la materialidad de la cosa.
Indicios de indicios. Los manuscritos impresos en papiros, rollos y pergaminos. Luego códices, hasta convertirse en libros de gran formato, poco manejables, adornados e ilustrados: "incunables" que no estaban destinados a la circulación del saber sino considerados objetos sagrados, cuidados, respetados como tales y sin difusión (casi).
Con la aparición del papel y el desarrollo de la industria papelera, el libro -tradicionalmente hablando- es concebido como instrumento de transmisión (¿?).
Desde la literatura infantil aparecen las ediciones de libros para ver, algunos táctiles, otros, verdaderas piezas de orfebrería donde se mixtura el color de las imágenes, con una voz lectora y la posibilidad del armado de un mundo en cualquier sitio (libro-maqueta) (("colección Walter Benjamin" [2] de libros antiguos para niños)).
La mirada hace del libro un objeto, una cosa: cuerpo ejemplar volumen libro.
Aventurando algunos pareceres, cuántos libros posan y reposan acumulando partículas del ambiente convirtiéndose en librescas alimañas: libros no-leídos; libros pesados (libro-plomo); libro objeto de mudanzas (libros heredados). Cuántos otros en la mesa de luz, años enteros, vidas enteras: libro sagrado (?bibl-?), libro-ritual (misal), libro-santuario (Mallarmé).
Libro leído = objeto abandonado: libro de culto.
Libros y más libros parados, acostados (libro cerrado). Más y más letras muertas (libro de los muertos: escrito en papiro que acompañaba al muerto en la tumba).
Cuántas veces nos encontramos en una librería y tentados por tantos, tenemos que decidir por adquirir un libro, un ejemplar de esa edición. Es ahí cuando la tapa (el container, el envase del contenido) juega en esa decisión con un entrar por los ojos. Este pararse frente al objeto libro nos remite a un acto primario e instintivo donde el ojo y la mirada pelean-se. Encuéntrase in situ lo pequeño con lo grande. Los mundos. El ojo hace de órgano mapamundi (libro de la sabiduría) y ligero chequea el pasado del sujeto. La mirada es para adelante: la que ayuda a caminar, a ver lo que tenemos en frente.
Hablar d e s p a c i o: el libro es aún inédito, el libro está agotado.
Libro robado, desaparecido. El libro se ha prestado.
El ojo es el encargado del rutinario ejercicio de la mirada. Este acostumbramiento produce cierta madurez (más-duro) del objeto arrastrándolo a un campo visual. Podría decirse que un libro es objeto de sí mismo: un librobjeto = un objeto-libro (lugar ocupado en el espacio para pensar el lenguaje).
DOS ... "el arte -pareciera decirnos, con Cornell- lee siempre un libro interior que habla de la ciudad del alma", escribe María Negroni [3] en El arte del ladrón.
Cecilia Vicuña, poeta y performer chilena, radicada en USA, trabaja desde los años '60 indistintamente con manuscritos, objetos, ediciones únicas, limitadas, seriadas y no seriadas sin perder sutilezas en cualquiera de sus resultados (en "Book No Book", en the Woodland Pattern Book Center, en Milwaukee, USA, sept. 2001, reunía una selección de los libros realizados entre 1965 y 2001).
Dejar marcas sobre los renglones de una lámina de cebolla entonces...
En los distinto haceres, suele utilizarse el libro como soporte: libros que se reconocen como objetos en forma de libro. Libro como recipiente. Libro de trabajo (Mark Lammert); libro-común-contenedor (de la traducción de 34 hojas escritas en reversos de facturas, hojas de almanaques y volantes, la editorial Gallimard publica dos libros -de los 526 manuscritos en letra gótica microscópica- de Robert Walser); libro-de-llevar (de bolsillo, fetiche, compañero: género de arte de viajeros) [4]. Libro como formato ideal para mostrar: libro de escritores (edición de autor, libro original, libro único; edición diamante [príncipe: la primera de una obra]); libros de poesía ("5 metros de poesía", libro acordeón de Carlos Oquendo de Amat, 1927); de poesía concreta ("Caixa Preta", Augusto de Campos, 1974); de poesía visual y sonora ("2 ou + corpos no mesmo espaço", Arnaldo Antunes, 1997). Libros conceptuales; libros de intervención; libros de imágenes (Christian Boltanski); libros performáticos; libro-catálogo (libro de libros).
Otro es el costado sutil y sensible del libro como objeto: libro que es por sí mismo una obra y no un medio de difusión de una obra. Libro de artista: categoría de las artes visuales que dentro de sus particularidades reconoce al poema-objeto (Joan Brossa) y al librobjeto; libros táctiles (Marie Orensanz); Librobjeto: libro autónomo, pieza única, distinta y distante. A veces manipulable, otras, inmóvil (libro-bola de Gérard Duchême, colección Galerie Caroline Corre, París).
Dicha taxonomía permite transparencias e inflexiones que remiten a obras algunas aunque el librobjeto esconda el ojo en su valor objetual.
Un libro como objeto guarda su condición de auténtico. Al decir de Baudrillard: "autenticidad: (ser-fundado-en-sí-mismo)"... "habla del origen de la obra, de su fecha, de su autor, de su signo" [5]. La condición de ser del librobjeto es-ser-obra (librobra). Objeto único, original; objeto de pasión, por ende objeto coleccionable (in útil). Lo visible en un librobjeto es la idea hecha a base de despojo y síntesis. El guiño reside en los elementos que lo componen, y de las muchas lecturas que puedan hacerse de sus materiales. Ahí la pupila del zahorí; las aproximaciones al blanco. Un librobjeto habla -sin decir palabra = mudo- de una obra cualquiera que tiene como objeto ser visto, manipulado y pensado.
TRES Libro raro: una rareza ("Pomelo" [6]; La Poesía Chilena [7]; Mar Paraguayo [8]"; "Instan" [9]; ) o pequeñas perlas editadas. Ediciones banales. Multiformes. Interdisciplinarias. Libros híbridos. "Ceci n´est pas un livre" [10].
Más de uno se impacientó ante un librobjeto presagiando el destino del libro.
"El libro no es una imagen del mundo, aún menos un significante (...). No nos hallamos frente a la muerte del libro, sino frente a otra manera de leer. En un libro no hay nada que entender, pero hay mucho por utilizar. No hay nada que interpretar ni significar, sino mucho por experimentar. El libro debe formar máquina con alguna cosa, debe ser un pequeño útil sobre un exterior" [11].
Muchos experimentan este hacer-libro como un saberlo-hacer-todo; como verdaderos "momentos de epifanía (... momentos particulares en que todo parece condensarse en su máxima energía y plenitud ... momento de deslumbramiento en la vida común, algo que quisiera retener las horas, que quisiera existir plenamente en un mundo cerrado, circular y feliz)" [12] de autor. Las más de las veces este hacer libro está emparentado a un pedido de ocasión, a una etapa experimental de autor paralela a su búsqueda o alguna tentativa de venta más accesible. El librobjeto entendido como recinto = mental (libro-condenado) es un don de pocos autores. Un género sin crítica, sin ojos (casi)((descuidado)).
Sin más calificativos, un librobjeto contiene lo que cualquier obra: fugacidad.
Bajo este aire vale inventar un lenguaje moderno a través del lenguaje común.
(*) Guillermo Daghero nace en la localidad de Oliva (Provincia de Córdoba), en el año 1967. Trabaja en la rehabilitación de la enfermedad mental a través de quehaceres artísticos. Ha publicado los siguientes libros: "La construcción", (1996), edición de autor; "Buenos días a todos menos a uno" (1998), Ingenio Editorial; "la eme" (2000), Ingenio Editorial, y "h de hombre, de silla" (2002), junto a Natalia Blanch, edición limitada.
Notas:
[1] Paul Celan: El meridiano, traducción y notas de Pablo Oyarzun Robles, Intemperie Ediciones, Santiago, 1997.
[2] Walter Benjamin: Escritos, La literatura infantil, los niños y los jóvenes, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1989.
[3] Charles Simic: Totemismo y otros poemas (sobre el arte de Joseph Cornell), Alción Editora, Córdoba, 2000.
[4] Enrique Vila-Matas: Historia Abreviada de la literatura Portátil, Anagrama, Barcelona, 1996.
[5] Jean Baudrillard: El Sistema de los Objetos, Siglo Veintiuno Editores, México,1997.
[6] Yoko Ono: Pomelo, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1970.
[7] Juan Luis Martínez: La Poesía Chilena, Ed. Archivo, Santiago, 1978 (dicha edición consiste en una caja negra [500 ejemplares. 399 numerados] que en su interior contiene una bolsita con tierra, le sigue un escrito breve y varias partidas de defunción acompañadas al dorso de la bandera de Chile).
[8] Wilson Bueno: Mar Paraguayo, Intemperie Ediciones, Santiago, 2001. A modo de prólogo de esta edición Néstor Perlongher dice que "Mar Paraguayo no es un poema para contarse por teléfono". M.P. es una excelente obra escrita de otra forma. Al nombrarlo como libro raro, es sólo para hacer hincapié en la invención de un lenguaje (que puede entenderse como lenguaje otro) y desmitificar algunas prioridades de juicio de valor estético para encasillar los libros.
[9] Cecília Vicuña: Instan, Kelsey St. Press, 2002.
[10] "Esto no es un libro" (tr.) LIVRES D´ARTISTES -Collection Semaphore, Centre Georges Pompidou/BPI et Editions Herscher, París, 1985.
[11] Gilles Deleuze y Félix Guattari: Rizoma, Pretextos, Valencia, 1980.
[12] Carlito Azevedo: Sublunar, prólogo de Heitor Ferraz Mello, colección bikebik, tsé-tsé, Buenos Aires, 2002.
Una incursión por el territorio de una arquitectura débil, por una ciudad incómoda consigo misma.
Imágenes de una masa informe, indiferenciada, sucia, gris. Un déja vu en cada esquina; "le limpio el vidrio, doña?".
Por: Federico Litvin + Diego Bari
El pibe de los astilleros nunca se rendía
Tuvo un palacete por un par de días
Rapiñaba montado a los containers
El maldito amor que tanto miedo da [1]
La imagen de ciudad ya no es más la gran manzana, ahora es "la gran limosna"; ya no es un sinnúmero de oportunidades: es una última chance. La ciudad contenedora que nace con el día se vacía de noche, dejando sólo su epidermis impermeabilizada como única opción de uso. La noche disfruta de un manto más homogéneo; la ciudad pierde altura y gana profundidad. La noche en la ciudad no transcurre sólo en polos comerciales concentradores de actividades compatibles. Hay "otra noche" y tiene infinitos matices, acontece en toda la ciudad. Sólo que esta noche no tiene respuesta arquitectónica o urbanística que le permita alcanzar el grado de lo políticamente correcto. Esta arquitectura de noche está obligada a ser nómada: lleva su subsistencia a cuestas y sólo toca a la ciudad en aquella piel, dejando apenas sólo rastros de su paso…
Arquitectura Nómada
Nómada es aquella arquitectura, y los fragmentos de ciudad en que se inscribe, que no acaba de cuajar en la estructura urbana, ya que posee un componente de movilidad y una capacidad de desplazamiento importantes, y que, por diversas causas, (re)presenta unas condiciones y rasgos al margen o directamente ajenos a la lógica imperante.
Estas causas serán inherentes al carácter o a la cultura nómada de sus habitantes-usuarios-constructores: gitanos en Europa del Este, tribus ganaderas africanas, etc., o tendrán sus orígenes en otro tipo de procesos, producto de economías y políticas harto conocidas. Así encontramos también nuestras propias tribus urbanas: noctámbulos, homeless, chicos de la calle…, junto con otros grupos de desplazamiento forzado: nuevos pobres, inmigrantes internos y/o externos, desocupados temporales o "temporales de desocupados", y un largo etcétera. Son estas tribus con itinerarios propios, lugares, tiempos: gente que aparece en la ciudad por la noche y construye un paisaje totalmente distinto al de día; con ritmos y ley propia -la ley de la calle-, códigos de lenguaje particulares, otras formas de hacer y, sobre todo, otro concepto de ciudad muy distinto al del "común de la gente", inclusive -y principalmente- al de los arquitectos…
No meros habitantes, usuarios o constructores, sino todo ello a un tiempo; esta arquitectura es definida a menudo sólo por la simple presencia de un grupo que hace un uso alternativo de espacios convencionales; que llevan su arquitectura a cuestas. Sin embargo, estos grupos son en sí mismos arquitectura nómada; la transportan en sí mismos, como los beduinos sus tiendas. Nómada sería entonces la necesidad antes que la condición de nuestras (no tan) nuevas tribus urbanas…
Esta no-arquitectura, y esta ciudad no ciudadana, es una contraciudad, sin la cual la ciudad no nos parece posible. Es tal vez la expresión colectiva de la apropiación de los no-lugares, de los "espacios basura" [2]. Existe (y consiste?) en los lugares de los no-lugares, aquellos que resultan residuales a las lógicas de desterritorialización.
Características
Arquitectura nómada son las tribus urbanas, los asentamientos irregulares, las villas, favelas, los squatters, okupas: son los "excluidos necesarios" o los excluidos de siempre…
Algunos rasgos de esta arquitectura más bien indefinible (por lo débil) son su provisionalidad -que no es su efimeralidad-; una aparente autonomía y espontaneidad, una no-planificación, pero una permanencia. No se proyecta, pasa. No tiene un lugar; tiene lugar. No es "sólida", ni eventual; es más bien cíclica, recurrente. A diferencia de otras manifestaciones urbanas, ésta tiene una gran memoria de lo propio como bagaje y de lo adquirido como potencial de futura renovación.
Una arquitectura expulsada y obligada a forzar permanentemente nuevos límites extramuros dentro de la propia ciudad, en nombre de extraños umbrales urbanísticos; aquella a la cual no se le reconoce urbanidad. Está referida casi directamente a la "contraciudad", a la otra cara de la ciudad habitualmente conocida y aprehendida. Lo curioso es que gran parte de la población mundial habita en estas arquitecturas nómadas en ciudades limítrofes de sí mismas…
Ecología urbana, el viaje de la ciudad (in)migrante.
La proliferación y difusión aparentemente indiscriminadas, sin lógica visible, de estos grupos y estas arquitecturas conforma una suerte de arquitectura y urbanismo nómadas, migratorios, que al igual que los extranjeros y los no-ciudadanos no consiguen integrarse, ni a duras penas, a la dinámica de la ciudad.
Esta desintegración, la imposibilidad de coexistencia y aceptación social, una mutua intolerancia e incomprensión, contribuyen en mucho a la fricción y a la "contaminación" urbana, a la degradación material y mental del paisaje urbano y de las condiciones de vida, desde higiénicas y sociales hasta estéticas. Sobra decir que los que resultan principalmente afectados son los propios no-ciudadanos, los excluidos o los no incluidos, doblemente víctimas de dos formas de un mismo perverso mecanismo…
La falta de carácter de esta arquitectura, pero también su prepotencia, su falta de urbanidad, su descuido, son claros síntomas de que mucho no anda bien. Y, a un tiempo, esa agresividad y esa potencia son buena parte de la energía de la ciudad; en estos ámbitos parece latir la ciudad. Muertos o adormecidos muchos de sus centros tradicionales u oficiales, estos espacios informales alternativos son reductos de vida urbana. Encuentros, negocios, juegos, contactos, ocurren de maneras más o menos espontáneas y muchas veces más efectivas, menos artificiales y artificiosas. Lugares donde no todo es consumo, sino más bien subsistencia; no entretenimiento, sino juego; no tanto formato, sino forma; no tanto contenedor, sino algo, al fin, de contenido… Lugares más que espacios, (un picado más que pokémon, en suma).
En un esquema urbano que reproduce bastante fielmente el estado de cosas de nuestras sociedades y economías neoliberales, la arquitectura nómada resulta al desarrollo urbano lo que los inmigrantes a la actividad económica: mano de obra barata, disponibilidad, las variables más variables de toda la estructura urbana: ocupan como pueden sus resquicios. Es la representación espacial de las válvulas de escape a través de las cuales se liberan las presiones y tensiones económicas y sociales (de allí el cuento de "villas de emergencia", y la brutal política de "ante la duda, eche -o golpee, o explote- a un extranjero", tan de moda por el primer mundo… y por los otros, de paso).
La arquitectura informal y nómada representa un eslabón importante en el ecosistema urbano -o peor, en la jungla de cemento. Cumple o puede cumplir funciones fundamentales en la renovación y el reciclaje de los espacios y las prácticas cotidianas. Por ejemplo, los "squatters", como factores no sólo de regeneración urbana y social sino como proceso arquitectónico y hasta filosófico, con ejemplos tanto en sentido positivo como negativo…
"(...) la ocupación representa más que una metodología arquitectónica, más que sólo una forma de vida, resistencia sociopolítica o vía de regeneración urbana (…) el squat es un lugar que tiene lugar en lo que la arquitectura fue y en lo que podría ser; es arquitectura constantemente al borde de la extinción, … es una promesa de lugar") [3]
"Absolutamente Moderno"
Mientras tanto, sería ésta una real "arquitectura flexible", la más aggiornada, hipermoderna, intercambiable, híbrida… y con todas las demás bondades que la vanguardia artística/arquitectónica/urbanística de hoy no puede, no sabe o no quiere encontrar, o que distorsiona para su conveniencia; en la que los conceptos/atributos de movilidad, flexibilidad y demás son un argumento, un (falso) discurso, o un pretexto; en resumen, el paradigma de nuestros tiempos…
"Es posible que en un futuro el mundo se avenga a reconocer los okupas de hoy como aquellos con una visión más ilustrada acerca de la frontera urbana" [4].
Quizás es ésta la movilidad real, la otra cara de la movilidad; cuando el término se asocia no al club de millaje y al jet-lag o a la tecnocracia de los intercambiadores, intermodales, celulares y portátiles de a bordo, sino al desarraigo, a la inestabilidad, a la incertidumbre permanente, a la imposibilidad de prever nada en absoluto, ni siquiera -y sobre todo-, nuestra existencia/subsistencia cotidiana…
Inquietudes Sueltas
Si la arquitectura y el urbanismo no pueden, ni con los viejos métodos ni con las nuevas fórmulas, ¿no será tiempo de empezar a (re)formularse las preguntas? ¿No estaremos desenfocando o equivocando el objeto? ¿Por qué seguir intentando sobre lo mismo, pero -y aquí reside la gran diferencia- sin esperanza?
¿Qué estamos buscando? Nos gobierna el descontento, nos domina esa vaga idea no de impotencia sino como de que "el problema" fuera inconmensurable, inabarcable desde el principio y por principio… Y al mismo tiempo, un irrefrenable deseo de acometer contra los molinos de viento; y, a diferencia del convencimiento y fe de Don Quijote, la incertidumbre y el desasosiego de no estar seguros de creer siquiera que no sean molinos…
¿Cómo resolver la intrínseca contradicción entre la condición efímera y volátil de nuestros tiempos con la propia condición perdurable de la arquitectura, si no su pretensión de eternidad, sin caer en banales y estériles analogías? ¿Cómo retomar, para un sistema cultural basado en la inercia y la pesadez, aquellas primitivas arquitecturas nómadas, temporales y flexibles…?
¿Cómo responder con diseño a esta condición, que tan particularmente elude conceptos tradicionales, que es tan difícil de aprehender? Más aún, ¿son sus espacios, sus formas -construidas o "institucionalizadas"- susceptibles de diseño? ¿Puede el diseño aportar algo en este campo? ¿O es que debe restringirse a un segmento más tipificable, más confiable, menos escurridizo…?
Mientras tanto, esta no-ciudad, la contraciudad es un fenómeno que en su esencia es la propia condición de transformación de la ciudad…
Notas:
[1] Estrofa de la canción "El pibe de los astilleros", del grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, de su disco "La Mosca y la Sopa", Del Cielito Records, Bs. As., 1991.
[2] Cfr. Rem Koolhaas, en Arquitectura Viva N° 74. Sept./Oct. 2000.
[3] Gil Doron, "Rethinking the squat", en Archis, N° 5, Dic. 2000.
[4] Nile Smith, "The New Urban Frontier", en Archis, N° 5, Dic. 2000.
Por: Newton
¿Es un problema territorial partidista?, ¿acaso es por su distribución municipal?… Lo cierto es que la calidad de vida en esta ciudad se ha ido reflejando en unos servicios públicos satánicamente colapsados, con una movilidad diabólicamente estática y para colmo una inseguridad que mantiene en estado de pánico al resto de los ciudadanos. En resumen… estamos todos siendo victimas de una guerra sistemática por el descontrol de nuestro contexto y todo por un capricho de tipo social indeterminado.
Conociendo la situación de CCS y sabiendo a este nivel sus virtudes mas notablemente conocidas como lo son el clima, vegetación, implantación territorial (que no minimizan el riesgo ante eventos de carácter natural) debemos entender que su condición de “infierno en la tierra” se debe a una especie de incapacidad para renovarse a través de sus habitantes. Sin embargo esta deficiencia no es autónoma ni individual, ni siquiera es propia de una CCS abstracta; sobretodo se debe a una intolerancia genética arraigada en la psiquis gubernamental, transmitida por una burocracia que funciona como un estandarte masificado de individuos-autómatas sumamente conformistas, y además literalmente chapuceros. No en vano somos los reyes de la improvisación; del cartón, el anime y el tirro plomo… somos aquellos que siempre decimos: “chamo de vaina lo hice…”
En esta ciudad todo se diluye en una violencia hacia lo que pretende ser eficiente… como si la única salida a esta espiral negativa sea la reafirmación de un individuo indiferente (figura de poder) ante una masa mediaticamente hipnotizada: proliferan los I pods, aumentan los arrebatotes; se venden mas carros, pasamos mas tiempo atascados; hay un coñazo de moto taxis, hay menos espacio en la aceras… y así infinitamente con una lógica aterradora que nos impide disfrutar de momentos “racionalmente” estéticos a través de una caminata vespertina, sobre las ruedas de un transporte publico matutino o simplemente la contemplación de una “buena” arquitectura…
Definitivamente, los caraqueños y en general todos los venezolanos, no estamos sintiendo que seamos parte de un mundo transformado por la tecnología, ni tampoco sentimos que vamos a la par de los cambios que se están produciendo en el pensamiento de la humanidad producto de los avances científicos. Todo lo contrario, lo único que se esta produciendo en nosotros es que deseamos cada vez mas que este mundo desaparezca, produciendo una hostilidad que se refleja hacia lo único que nos contiene (ciudad) convirtiéndola en el deposito de nuestras frustraciones o expresiones…
Derrumbar una pared o pintarla con un graffiti… da igual; invadir un edificio o expropiarlo… da igual; distribuir este panfleto o un discurso gubernamental… no es igual: el primero es una idea escrita en esta pantalla, el segundo es una ideología mal jalada vociferada sobre una masa de adictos al paternalismo…
La ciudad de CCS no ha dejado de ser un “pueblo con edificios”