Mayo 25, 2005

La niña ciega

Para ti niña, para ti que no existen espejos transparentes
Para ti, en tu mundo de principito donde solo quieres estar tu mientras gritas acusando a las estrellas de que son ciegas
Para ti… nosotros
Los condenados, los que se fueron y los que qué vendrán, que estamos detrás de tu espejo, donde no puedes vernos, que nos obligamos a darte luz cuando vagas a ciegas por tu camino, nosotros etéreos, invisibles para ti como aire, que tenemos que matar una parte de nosotros para convertirnos en viento, para darte el impulso que te falta para cuando ya no puedes volar
… Nosotros, para cuando ya volaste muy alto desaparecemos en silencio y nos conviertes en la nada detrás de tu espejo donde solo estas tu…

Escrito por David a las 12:12 AM | Comentarios (1)

Mayo 15, 2005

Boceto

Imaginar que la desesperanza habita en los pozos más profundos de la razón es como suponer que una cueva existe para dar hogar a la oscuridad. La razón flaquea frente al continuo goteo de la pena, ella insiste, araña y se alimenta de la vida.

Imaginad sus manos, sus surcos, la edad cincela sin control sobre el caos de la juventud, la edad enloquece y allá dónde una caricia dibujaba caminos ahora se desliza por arrugas, la edad busca matar a su prometeo. Esas manos sujetan un rostro, no vemos sus ojos, no su boca, su nariz sólo se intuye, y de los recovecos que crean sus dedos brotan lágrimas y un desesperante llanto.

Nunca habéis oído una pena como la suya, una teñida de amargura, nos contagia, duele, se alberga en esa parte de nuestro ser que está sentado en ese banco, nuestras manos en el rostro y a la vez una pregunta... ¿qué causa ese dolor?.

Escrito por Entrari a las 03:55 PM | Comentarios (1)

Mayo 08, 2005

Rutina

Cada mañana cuando cruzaba la puerta del centro él estaba allí. Fingir que la rutina que acompaña a un acto puede volver invisible nuestro alrededor no lo desmaterializa, no lo vuelve opaco. Nuestros pies conocen el camino, nuestros ojos se acostumbran a esquivarlo e incluso nuestros oídos prestan atención a lo trivial, “Por favor servicio de limpieza pasillo tres, servicio de limpieza pasillo...” La rutina es seguridad, la rutina nos otorga conocer y ponderar todas las opciones de aquella que al final siempre escogemos. La rutina es el índice del libro de una vida que no circulará más despacio porque sus hojas apenas difieran entre ellas.

Él estaba allí, sentado en un banco. Yo ya dentro del edificio buscando el ascensor, quizás hoy podría ir por las escaleras. Ascensor. Mis dedos ya buscan solos pulsar el botón de mi piso y después el de cerrar las puertas. Si tengo suerte nadie llama y puedo subir directamente. Hoy no, “Buenos días, ¿a cual sube?”.

En mi oficina me dedico a repasar los correos pendientes, notas e incluso las cuentas de material que el hospital aún debe. Lo peor son sin dudas las notas o los adjuntos a los presupuestos. Hay gente que comete la estupidez de caer en la idea que al ir sus palabras acompañadas de su grafía en un escaso texto, irrumpen en el terreno de lo divino e inmortal, por pobres y miserables que estas sean. Creen en la grandilocuencia del papel y la tinta como lo perpetuo y eterno como si sus razones fuesen mucho más grandes que las demás.

Ahogo mis pensamientos mientras sigo pasando hojas. Quedan seis horas. Cuando baje él seguirá allí. Es una certeza, allí llorando sobre el banco mientras sus manos sujetan su cabeza. Llorando mientras las lágrimas se escurren por los pliegues de sus arrugas.

Que triste es llorar porque no se recuerda por lo que se llora.

Escrito por Entrari a las 03:14 PM | Comentarios (0)

Mayo 02, 2005

Al final...

Al final…dentro del castillo de indiferencia que construí para huir de ti…
... donde mi mirada se esconde cuando cruza la tulla…
…donde estuvo mi indiferencia para encadenarte y arrastrarte con mi tristeza por ti…
l… ahora solo queda un corazón herido…
Y al final…dentro de este maldito castillo de indiferencia en ruinas, de esta cárcel en la que debo estar, encadenado a mi soledad, parodia de verdugo ahora soy victima de mi mismo por que ni siquiera ya puedo acariciarte con la mirada…

Escrito por David a las 09:35 PM | Comentarios (1)