Estoy a medio camino de casa, cenando en el coche, a oscuras.
Hace una noche cerrada. Sin Luna. O al menos no la veo entre tantas nubes.
Llueve muchísimo. Pero lo que más me está gustando son los rayos, que, acompañados de sus ruidosos truenos, iluminan por un instante los campos como si fuese de día. De día por un segundo... Como un gigantesco flash.
Mmmm... huele a mojado...