2 Noviembre, 2003

Siete u ocho...

Me permito ciertas vilezas, porque me reconozco humana y con el tiempo aceptas esta condición en lo que a los valores respecta. Me permito cierta pereza o desgana aunque me lleve a sumirme en un pequeño caos o una leve tendencia al desorden, durante un tiempo, intentando siempre resumirlo a la mínima expresión que la salubridad mental i física permiten. Algo parecido sucede con los altibajos de gula o vanidad. La avaricia o la lujuria no me han tocado y que así siga porque me desagradan sobremanera pese a la imagen glamourosa que se tiene de la segunda. La soberbia cuando es puntual tiene algo de vacilona que me gustaría saber utilizar como saben algunos de los de por aquí, pero como no se me da demasiado bien podría tender a lo lamentable. La ira es toda una incógnita, reconozco que no me gusta imaginar situaciones extremas que no quiero vivir (algo de superstición habrá en este miedo, no tentar ni llamar a la oscura desgracia o mala suerte), lo terrible no es sólo la ira, -su fuerza inundándote-, más terrible es el detonante, algo que no controlas ni está jamás en tus manos predecir. Pero y ¿la envidia? Sí, me la he permitido en alguna de sus formas -seguramente hermanas pequeñas, mezcladas con admiración o deseo-; hasta hoy nunca me ha dolido y espero no permitirlo nunca, no quiero pudrirme como he visto pudrirse a algunas personas no peores que yo.

Hay momentos en que confundes y mezclas y no sabes reconocer cual de ellas te está tentando, pero notas que algo pretende arrastrarte, el detonante está allí y te molesta y te llama y luchas por evitar la consecuencia. Razonas como intento hacer ahora aquí y resuelves que no quieres en tu vida las pequeñas molestias que puedes evitar porque algunas son pequeñas y se pueden evitar. Espero que siempre lo sean: pequeñas y evitables.

En la naturaleza, no hay castigos ni premios, solo consecuencias.
Proverbio Chino
Posteado por rita el 2 Noviembre de 2003 a las 01:24
Comentarios

Como decía mi madre: desconfia de todo el que tenga los ojos rasgados.
Uno no es que sea muy ducho en proverbios, es cierto, pero es que casi siempre me suenan a cuento chino (valga la redundancia). En la naturaleza (dicho así, en plan genérico, nos sirve, como no, para generalizar) parece que no hay castigos ni premios, sólo consecuencias. Pues es curioso, como mínimo, que algunas consecuencias nos sepan a premios y otras a castigos. Idem de las circunstancias.
Seguramente no haya entendido el proverbio.

Perdóneme por la osadía, ya me flagelo yo (ni castigo ni premio, sólo consecuéncia) por haberle comentado sobre la única frase del post que no era suya.

Posteado por: Negro el 2 Noviembre de 2003 a las 02:17

XDDDDD Las citas están para eso. Hay días en que tardo más buscando la jodida cita que escribiendo el post y nadie se fija XDDD

En realidad yo la entiendo como reflexión hacia nuestros actos, algo como recoger lo que se siembra y si cultivamos basándonos en las mezquindades el porcentaje de recibir castigos es probablemente mayor. Y Aunque es bien cierto que no es una formula probada, creo que uno descansa mejor... o algo así ;)

Posteado por: rita el 2 Noviembre de 2003 a las 03:05

No necesariamente estamos hablando de algo como "se recoge lo que se siembra", ya que no está diciendo que lo que se recibe son las consecuencias de nuestros actos.

Mi interpretación es que es una frase sobre un mundo "no determinista". Es decir, lo que nos pasa no es debido a una intervención divina, sino que son consecuencias de actos. Es decir, completamente lo contrario de lo que afirma Rita.

Que lo que recibimos no depende de nuestras acciones (que es la definición de premio o castigo), sino que nosotros recibimos las consecuencias de los actos, es decir, de lo que pasa, y somos nosotros quienes, según como nos afecten a nosotros, lo entendemos como castigos o premios, cuando en realidad son consecuencias que no están realizadas ni para castigarnos ni para premiarnos... simplemente, son.

Posteado por: DonDepre el 2 Noviembre de 2003 a las 07:07

Hay un cuento sufí que dice (resumido):
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Habia un hombre pobre que solo tenia un cacho de tierra, una choza y un caballo. Era muy respetado y querido por los vecinos de su aldea, en China.

Un día se le escapó el caballo, sus vecinos fueron a consolarle porque era una gran pérdida, pero él no estaba seguro de que fuera una desgracia.

El caballo regresó a los pocos dias con una hermosa yegua. , sus vecinos fueron a felicitarle porque ahora tenía dos caballos, pero él no estaba seguro de que fuera una bendición.

Su hijo intentó domar a la yegua, pero se cayó rompiéndose la pierna. Otra vez el hombre dijo a sus vecinos que igual no era una desgracia.

Mientras el chico estaba con la pierna rota, Japón declaró la guerra a China y los reclutadores del ejército se llevaron a todos los jóvenes de la aldea, excepto al que tenía la pierna rota.

Ninguno de los jóvenes regresó vivo. El hombre pasó a visitar a sus vecinos para consolarlos y ayudarlos, ya que se habían mostrado solidarios con él en todos los momentos.
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A veces las consecuencias no son de nuestros actos. Yo lo veo como una partida de naipes, toca jugar con las cartas que han venido dadas y manejarlas del mejor modo que se pueda.

Posteado por: Urui el 2 Noviembre de 2003 a las 13:13

Es cierto que no siempre las consecuencias tienen relación con nuestros actos. Pero cuando a uno le pasa algo (más o menos grave, cuanto menos grave más controlable) tiene opciones en su reacción, puede acentuar su dolor o su rabia, puede dejar que incluso lleguen a cegarlo por nimiedades y si lo permitimos entonces sí seremos responsables de lo que a nuestra salud o vida le suceda. En ese sentido va mi texto. Sin embargo no quiero permitir que estas vilezas propias del hombre me corrompan insanamente

Pero es una muy buena historia Urui. Gracias :)

Posteado por: rita el 2 Noviembre de 2003 a las 13:44

¿Has probado a sentir la lluvia sobre tu desnudez? ¿O a suspirar mientras el vaho cubre nuestros deseos? A veces ignoramos la música de nuetros actos para centrarnos en las partituras de nuestro caos.
Bsitos
Chloe

Posteado por: Chloe el 2 Noviembre de 2003 a las 22:15

¿Sentir la lluvia sobre su desnudez? Eso suena a pulmonía de fijo. ¿No te vale una duchita caliente?
Ale, ale, que una mala tarde la tiene cualquiera. Un vasito de leche desnatada y unas galletitas dietéticas de arroz, y todos los problemas se van volando, ya verás...

Posteado por: Somófrates el 3 Noviembre de 2003 a las 09:19

Perdón que me inmiscuya en el tema, ya que creo que ha quedado bastante claro después de las explicaciones de Urui y Rita. Pero no me podía resistir a romper una lanza en favor de lacita con que termina el texto de Rita. Me parece que está muy bien colocada.
Para mi lo que quiere decir es que la naturaleza es un medio objetivo en el que una acción nos traerá una reacción (consecuencia), ya sea positiva o negativa. Lo que denominamos castigos o premios nos viene dado por la subjetividad del ser humano que intenta clasificar cuanto le rodea dentro de su propio contexto, fundamentado como está éste en su egolatra visión del mundo.
Y la parte abstracta con la que envolvemos esos intintos primales, innecesarios en los humanos si deseamos evolucionar (ira, envidia, blablabla, ¡jarl!...), es la autojustificada sección que debemos evitar o dominar para no ser dominados por ella.

Por decirlo de modos frikis: El anillo único ni tocarlo... y el reverso tenebroso de la Fuerza que quede a mucha distancia.

Como me rallo.
Perdón. Creo que con mis comentarios absurdos desluzco la sección de comentarios (y aesto se llama curarse en salud).

Amen

Posteado por: Garuda el 3 Noviembre de 2003 a las 10:33
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