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Septiembre 13, 2004

Del e-mail verborrágico

Bueno, me encuentro aburrido y con ganas de usar mi cuenta de gmail. Como no tengo algo para decir, voy a proceder a escribir un mail diciendo nada y evitando que parezca que digo eso.

El problema en este caso es mantener cierta coherencia. Porque mandar un mail incoherente seria sumamente facil, es mas, podria tranquilamente empezar a inventar palabras, asignarle significado propio y de esa manera, estaria diciendo algo que unicamente yo entiendo, dada la reciente invencion del lenguaje escrito fabricado por mi.

Pero no, eso seria facil y quien sabe si elijiese bien las palabras. Podria, asimismo, hacer trampa y mentir, decir que, por ejemplo, todo lo escrito en el mail era la transcripcion del celebre "Caperucita Roja".

En cuestion, visto que la premisa a cumplir es no hacer lo detallado anteriormente, sigo escribiendo de manera comun y silvestre, tal cual la gente lo hace, pero no como la gente lo hace. La diferencia radica en que yo, mal que mal, escribo bien. La gente no. O si. O no importa, total estaba ese fenomeno o no se como llamarlo en que dicen que no importa como esta escrito si se entiende el mensaje. Excusa para no mandar a los nenes al rincon con el gorrito de burro. Eran tantos ya...

Fue asi como un profesor encontrose con el 97% de la clase en el rincon, tijereteando y rotulando a más no poder bonetitos de forma cónica, con la palabra "burro" escrita. Las horas y horas, cortes y cortes, letras y letras lo dejaron en un estado de semi-inconsciencia y delirio. Ocurriosele entonces, que "vurro" era lo mismo que "burro". Las maestras ya no se muerden los labios distintos para pronunciar cada consonante de manera distinta. Oralmente, las letras "be" o "ve" se habian fusionado. La revelacion estaba abrumando el ambiente. Habia sucedido. El tipo dijo "el burro cambia de acuerdo el punto de vista". Fue entonces que surgió dicha palabra que ahora no recuerdo, y ese 97% de la clase paso a sus pupitres, el 3% quedó indignado, atrapado en la red de reglas gramaticales, de las cuales no pudieron salir. Y se olfateaba el dulce aroma de la libertad gramatical. Terror de los terrores. Peste que ni siquiera el mismo Moisés, con todo su odio, osó arrojarle a los Egipcios.

Todo, todo, todo culpa de un profesor holgazán, que no quiso solicitar ayuda de las maestras de manualidades para hacer bonetes de burro.

Saludos.

El abusador de su propia espontaneidad.

Posted by gegen at Septiembre 13, 2004 07:13 PM

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