15 de Junio 2005

YO FUI ADELAIDA MARTÍNEZ (I)

Hacía tiempo que tenía ganas de contar esto, la verdad es que no sé por dónde empezar. Son tantos recuerdos absurdos… Iba a titular este post “Yo he visto cosas que no creeríais”, citando al inefable malo-bueno de Blade Runner, pero he pensado que “Yo fui Adelaida Martínez” sería más comercial (¡que os va el morbo, lo sé!)

No, no me he cambiado de sexo. De hecho, Adelaida Martínez nunca existió: era un personaje de ficción. (En realidad no se llamaba así; le he puesto otro nombre para no meterme en ningún lío.)

El club de Adelaida Martínez era (¿es?, no me he molestado en averiguar si aún existe) una revista en la que trabajé… Una revista de contactos. Sí, una de esas en las que la gente se anuncia para encontrar pareja (o parejas). Lo que la distinguía de otras publicaciones similares es que ésta se componía mayormente de relatos de los lectores. Relatos verídicos… y con fotos reales…

La historia es la siguiente: hace unos quince años yo acababa de salir del instituto y me quedé a las puertas de la universidad (en realidad no tenía muchas ganas de ir; no tenía muchas ganas de nada), y me puse a buscar trabajo sin ningún tipo de cualificación. Mientras tanto empecé a escribir, obviamente sin cobrar un duro, en un par de revistas musicales muy cutres. Estuve unos cuantos años escribiendo crítica musical, lo cual me proporcionó un buen montón de CDS gratis y entradas para conciertos, y además entrevisté a gente como Suede, Blur, Radiohead, Billy Idol, los Cult y Héroes del Silencio. (Los más majos, Radiohead. Billy Idol estaba como un cencerro, me dio una performance en toda regla y me enseñó su pierna operada después de un accidente de moto. De los Suede me asignaron al batería, aunque vi a Brett Anderson agitando el flequillo por ahí. De los Cult sólo pude hablar con el flemático guitarrista Billy Duffy, porque Ian Astbury estaba durmiendo la mona, eran las doce de la mañana de un día entre semana… Los Blur eran unos capulletes graciosillos, nada interesante. Y Bunbury es bastante majo en persona a pesar de lo que la gente cree, o al menos lo era entonces.)

El caso es que la misma editorial que publicaba esas revistas musicales, publicaba también la citada Adelaida Martínez, entre otras similares que eran las que realmente daban dinero; las de música se hacían para lavarle la cara a la empresa y para tener contento al coordinador de edición, que era un músico frustrado aparte de un poco enfermo mental… Al cabo de un tiempo de empezar a escribir me propusieron entrar en la editorial como aprendiz de maquetador, y acepté. No tenía nada mejor que hacer. En ese momento yo aún no sabía lo que realmente se hacía ahí; cuando lo vi me quedé acojonao.

Al principio, mi trabajo consistía básicamente en mecanografiar los relatos de los lectores (era cuando la gente aún enviaba cartas), y luego maquetarlos. Más tarde empecé a retocar fotos con el Photoshop; me pasé cuatro años retocando imágenes de mujeres penetradas por todos los agujeros (no modelos ni actrices porno: mujeres “normales” que enviaban sus fotos para que las publicáramos…) Y el último año ya llevaba la edición de Adelaida Martínez yo solo.

Durante los primeros meses me parecía divertido, pero luego empecé a rayarme. Imaginaos: ocho horas cada día, metido en las vivencias y/o fantasías más delirantes de los peores freakies que puedan existir… La mayoría de ellos eran, siento decirlo, gente de escasa educación. Los blogueros que os quejáis de que hacéis muchas faltas de ortografía, no sabéis lo que es hacer muchas faltas de ortografía. En ocasiones me sentía como un antropólogo tratando de descifrar un rudimentario código tribal. Había muchos cincuentones que, seguramente debido a la triste historia de este país, apenas sabían escribir. Daba la impresión de que se habían pasado la vida reprimidos, pensando que el sexo era pecado y todo eso, y luego se habían divorciado o lo que fuese y ahora se soltaban el pelo e intentaban vivir toda la sensualidad que les habían negado en su juventud… Recuerdo a una pobre y horrible mujer llamada Mari, gorda y sebosa como un montón de neumáticos desinflados, que enviaba prácticamente una carta por semana. Si hubiésemos de hacer caso de sus relatos la mujer follaba como una coneja, aunque me temo que la realidad era mucho más cutre, porque en sus fotos siempre estaba sola y metiéndose cosas por la vagina. Pues esta mujer escribía todas las “v” como “b”, y tenía la extraña fijación de que, cuando supuestamente la penetraban, sus labios “baginales” se “bolbían” hacia dentro y hacia fuera… En todos sus relatos siempre había algún momento en que sus labios se “bolbían”, no me preguntéis por qué. Por supuesto yo mecanografiaba todas las cartas con la ortografía correcta para que pareciese que nuestros lectores eran de un nivel cultural aceptable.

Aunque no siempre era gente sola: también había muchas parejas cincuentonas que, supongo, se habían cansado el uno del otro y querían follar con otras personas sin romper su matrimonio, que ya se sabe que es sagrado. El intercambio de parejas, como ya se conoce popularmente. Éstos eran los que daban más juego, porque buscaban de todo: otras parejas (“él para ella y ella para él” o “él para él y ella, y ella para él y ella”, o cualquier combinación que se os ocurra); hombres solos (“sólo para ella” o “para él y ella”); mujeres solas (normalmente “para él y ella”, muy pocas veces “sólo para él”); y travestís (casi siempre “para él”, casi nunca “para él y ella”). Estas parejas solían ser ya “del ambiente” y sus historias resultaban bastante creíbles, aparte de que las acompañaban con bonitas fotos de la velada, siempre con las caras tapadas con típex, y si no las tapaba yo con el Photoshop. Abundaban los tipos que gozaban viendo a sus mujeres follar con otros hombres. A menudo me acuerdo de un relato que me impresionó porque, si hubiese estado bien escrito, habría sido digno de Raymond Carver. Me parecía que dicho relato describía muy bien la psicología de esta clase de individuos. Estaba narrado en primera persona por una mujer de unos cuarenta y tantos, madre de dos hijos, cuyo marido era muy celoso, según ella sin motivos fundados, y se pasaba el día acusándola de ponerle los cuernos con todo el mundo. Ella lo había intentado todo: hablar razonadamente con él, mandarlo a la mierda, ignorarle, tomárselo a cachondeo… No había manera, aquel hombre era inasequible al desaliento. En esto, un día iban los dos en coche, ella conduciendo y él al lado gritándole zorra y guarra, y ella se puso muy nerviosa y tuvieron un accidente. Milagrosamente a ella no le ocurrió nada, apenas unos rasguños, pero a él se lo llevaron al hospital con bastantes huesos rotos. Cuando lo instalaron en una habitación, todavía inconsciente, a ella le dio una especie de arrebato, salió corriendo de la habitación y del hospital, se insinuó al primer hombre solo que se le cruzó, subieron al coche de éste y acabaron follando como locos en un descampado. Luego ella volvió al hospital y, cuando su marido despertó al fin, le dijo: “Amor mío, te juro por tus hijos que ya eres cornudo” (me acuerdo de la frase literal), y le contó la experiencia. Entonces él se echó a llorar y los dos se abrazaron. Él nunca volvió a acosarla; ahora eran felices juntos.

Pero, para ser justo, debo decir que tampoco faltaba gente joven entre nuestros lectores, generalmente de los veintitantos a los treinta y tantos, muy pocas veces con menos de veinte años. La mayoría hombres solos, claro, pero también nos escribían mujeres, y algunas no estaban mal; y cada mes recibíamos al menos dos o tres fotos de tías buenísimas, espectaculares, haciendo de todo (e insisto, eran fotos reales, de cámara cutre y reveladas en tienda). Quizá soy ingenuo, pero siempre me preguntaba cómo era posible que nos escribieran esas tías que podrían conseguir hombres en cualquier sitio.

Sé lo que estáis pensando los tíos… si alguna vez se me ocurrió contactar con una de ellas. Hombre, ocurrírseme sí, soy humano, y además en aquella época era algo promiscuo (ahora ya no). Pero había demasiados inconvenientes. En primer lugar, los contactos se hacían mayormente por correo, las tías buenas jamás ponían su número de teléfono, y antes de quedar contigo exigían una foto tuya en pelotas. Y la verdad, la idea de hacerme una foto en pelotas y llevarla a revelar a un Fotoprix (aún no existían las cámaras digitales), y luego enviarla a alguien a quien no conoces que vete a saber lo que hará con ella, pues no me apasiona, qué queréis que os diga. Por otro lado, las tías más buenas nunca iban solas, sino que se ofrecían junto con sus chicos para hacer tríos (todo tiene truco), y ésa es otra idea que no me apasiona, llamadme chapado a la antigua si queréis. En definitiva decidí mantener mi vida apartada de esas historias.

Por último os hablaré de los que se ofrecían para, digamos, “sexo no estándar” (lo llamaremos así para no ofender a nadie, no sea que alguno de ellos lea este blog). No eran la mayoría, pero había unos cuantos. Sin ir más lejos, había uno que escribía cada semana, cuyas primeras palabras eran invariablemente las mismas en todas sus cartas: “Quiero ser un váter humano”, y a continuación describía todo lo que quería que le hicieran, siempre relacionado con las secreciones corporales. En la redacción ya le conocíamos como “el váter humano” (no creo que le hubiese molestado). Éste era sin duda el caso más extremo, pero lo cierto es que lo que se conoce como “lluvia dorada” aparecía frecuentemente en las fantasías y/o vivencias de muchos (y muchas). Y luego estaban los sadomasoquistas. Había más sádicos que masoquistas, claro. Normalmente, tanto unos como otros tenían más actitud que otra cosa, quiero decir que no disfrutaban realmente con el dolor verdadero, sino más que nada humillando o siendo humillados. No obstante, de vez en cuando sí que leías alguna que otra atrocidad. Por ejemplo, recuerdo una horrible fijación que parecía tener más de uno, pues apareció en varias cartas: rociar la vagina de “la esclava” con alcohol de quemar… Ignoro si lo esto lo hacían de verdad o sólo fantaseaban con ello, pero no puedo imaginar que ninguna mujer decidiese contactar con un tipo de éstos después de leer esa animalada… aunque, por otra parte, tampoco me extraño ya de nada.

Pero todavía hay más: próximamente os hablaré de los locales de intercambios y de un hotel que se alquilaba entero para fiestas de follar. No os lo perdáis.


Comments

Un post cojonudo. Es una pena que haya decidido no votar a nadie para el concurso de blogs (porque todo el mundo pide el voto y ya estoy hasta los mismísimos), porque este post se lo merece. Joder, cuenta más cosas ya...

PD: Es cierto que el título del post es un buen reclamo; lo he visto en la página de Zonalibe, entre decenas de otros posts, y ha sido el primero al que he clickado.

Posted by: William Holden on 15 de Junio 2005 a las 03:03 PM

Yo me sé de un reputado crítico musical de este país que hace unos años y bajo un alias redactaba el Super-Pop de cabo a rabo: cartas de las "lectoras" incluídas. Por lo visto eran in-publicables. Era un tipo bastante flemático y resultaba difícil imaginárselo suplantando a una adolescente pre-púber. Estas cosas a la larga no pueden ser buenas. Por cierto, ¿guardas fotos, ladrón?

Posted by: Joangarden on 15 de Junio 2005 a las 08:01 PM

Heh heh heh heh... Pues no, tío, te puedo jurar por lo más sagrado que no guardo ninguna foto. Quizá es difícil de entender, pero cuando salía de allí cada tarde, lo último que me apetecía era ver otra foto de ésas... Desde luego es cierto que a la larga eso no es bueno, menos mal que me fui.

Holden: muchas gracias, sabes que tu opinión es apreciada. Un saludo

Posted by: HenryKiller on 16 de Junio 2005 a las 10:54 AM

No puedo explicarte cuánto me he reído leyendo este post!
Lo de "Váter humano", insuperable. Mira que yo no tengo demasiados prejuicios en relación a la sexualidad, pero ese rollo pis-caca, la verdad que no me va.
Un beso para ti.
En diez minutos, te voto. Tengo que esperar que pase un día.

Posted by: Sole on 17 de Junio 2005 a las 12:08 AM

Cielos me siento como una monja de clausura al leer esto...
Te has ganado un señor voto xD

Posted by: gorkamorka on 20 de Junio 2005 a las 02:07 PM

Gracias majos! ;)

Posted by: HenryKiller on 21 de Junio 2005 a las 12:11 PM

joder, el trabajo de mis sueños.

Posted by: pauli on 28 de Junio 2005 a las 12:42 AM

Este es un mundo extraño...

Posted by: reuben on 28 de Junio 2005 a las 02:21 AM

¡Uff! Una dura muestra de lo cutre y zafio que puede ser el submundo que nos rodea. Estupendo post: "realismo sucio" en su máxima expresión.

¡Muy bueno!

Posted by: Mnemosine on 31 de Agosto 2005 a las 10:24 PM

Hola,

Pero que casualidad, mi nombre es ADELAIDA MARTINEZ, yo existo.

Pero que trabajo tan chistoso!!!

Posted by: Adelaida on 9 de Enero 2008 a las 06:20 PM

JAJAJAAA!!! Adelaida Martínez, mis excusas por suplantar tu identidad!!! (De todos modos ya habrás leído que lo puse como nombre figurado: en realidad, la revista se llamaba de otra manera, aunque fonéticamente similar...)

En fin, un honor conocer a "la verdadera" Adelaida Martínez!!! Bienvenida y escribe siempre que quieras, un saludo

Posted by: Henrykiller on 10 de Enero 2008 a las 04:40 PM

Descuida jajajja, gracias a Dios no hay un solo burro en la Sabana (no se si has escuchado ese refrán) y no te preocupes no son cochinadas...solo son cosas que pasan....

Un abrazo

Posted by: Adelaida Martínez R. on 10 de Enero 2008 a las 10:04 PM
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