Mayo 10, 2004

La Hidra (Parte I) : Una reflexión sobre la estructura de Al Qaeda


LA SEGUNDA DE LAS DOCE LABORES DE HÉRCULES FUE LA DE VENCER A LA HIDRA DE MUCHAS CABEZAS. TENIA NUEVE, DE LAS CUALES UNA ERA INMORTAL.. CADA VEZ QUE SE LE CORTABA UNA DE LAS CABEZAS, OTRAS DOS CRECIAN RAPIDAMENTE. PARA SUSTITUIRLA,. HERCULES LOGRO IMPONERSE AL MONSTRUO PONIENDO A SU CRIADO A CAUTERIZAR EL MUÑON CONFORME ÉL CORTABA CADA CABEZA; ENTERRÓ A LA INMORTAL CABEZA DEL CENTRO DEBAJO DE UNA GRAN PIEDRA.

Cuando hablamos de una organización terrorista, normalmente, asumimos que hay un líder, unos principios comunes por los que lucha, un modus operandi típico, y una misma caja que financia todas sus actividades (desde los atentados hasta la vida cotidiana de sus activistas).

Pues bien, ninguno de aquellos rasgos pueden aplicársele a Al Qaeda. El líder único y rector dejó de tomar todas las decisiones tras la ocupación de Afganistán: Osama Bin Ladden dejó de ser un auténtico comandante para convertirse en un ejemplo y un icono para fundamentalistas islámicos. Los principios y fines de cualquier banda terrorista suelen ser bastante concretos (en el caso de ETA: acercamiento de presos, amnistía de los suyos, e independencia incondicional de Euskal Herria), sin embargo, lo único que podemos extraer del ideario de Al Qaeda son una serie de párrafos del Coram que se repiten en cada reivindicación terrorista ( gracias a una genuina labor de “corta y pega”) y algunas frases de amenaza a Occidente y a todos los países musulmanes que no comulgan con ellos. Todas la organizaciones de asesinos tienen en sus “estatutos” las causas por las que disolverían, todas salvo la Hidra de los integristas islámicos.

El modus operandi de esta asociación criminal exige una interpretación simbólica de todas sus actividades. El suicida es la metáfora con la que se intenta demostrar el martirio de las víctimas de Occidente y su redención en el Paraíso de Alah. La muerte de los inocentes es la traslación del yugo que han tenido que soportar los ciudadanos de sus países. Los versos reivindicatorios logran acercarnos a los observadores el terror de la Jihad o Guerra Santa. El hecho de que los asesinos suelan ser musulmanes nacionalizados también es un gesto que debemos tener en consideración: Trabajan, estudian y se integran en Occidente pero no renuncian a su propio sacrificio en el caso de que su Religión se lo exija.

Por eso resulta tan sorprendente que sus actividades, desde el 11-S, pasando por Bali, Rhyad, Estambul, Madrid o Iraq se contradigan una y otra vez entre sí. No es lo mismo atentar con suicidas que no hacerlo, no es lo mismo el asesinato indiscriminado de inocentes que atacar objetivos militares o de Inteligencia, no es igual utilizar nacionales que importar extranjeros, y tampoco parece que, en los añadidos de cada masacre a los versos del Corán, el grupo de asesinos de turno conozca, correctamente, las circunstancias concretas de los atentados de los demás miembros de la organización. El director del la CIA, George Tenet, ha reconocido que todos los grupos gozan de una amplia autonomía... pero, después de contemplar lo dicho, resulta mucho más acertado hablar de desconexión, federación e incluso independencia de cada uno de los presuntos comandos. Empezamos de vislumbrar las cabezas de la Hidra.

En cuanto al capítulo de la financiación, es fácil percibir que Al Qaeda se nutrió de los Hermanos Musulmanes ( una organización integrista saudí, nacida en los cincuenta, con vocación de imponer la confesión sunní sobre todos los países islámicos sin renunciar a los atentados y magnicidios terroristas) hasta mediados de 2002, que fue cuando los auditores de la CIA lograron el permiso de Rhyad para intervenirla. A partir de entonces, las contribuciones son privadas y provienen, según parece y en su mayoría, de los oligarcas saudíes del entorno de la familia de Bin Ladden. Con todo esto, y con la evidencia de que los propios activistas roban y pagan los explosivos además de planificar la operación y sus comunicados, es bastante obvio que no dependen de ninguna financiación común.

El Monstruo no es como nos lo habían presentado. Al Qaeda fue, sobre todo, la escuela del terror: con Madrashas (instituciones de enseñanza integrista); campos de entrenamiento en Afganistán, Pakistán y Somalia; ataques bien orquestados y con una homogeneidad simbólica; y una caja de financiación directamente administrada por un líder militar y espiritual: Osama Bin Ladden. Fue una escuela donde los alumnos aprendían crueldad, terrorismo, justificaciones teológicas de masacres civiles, odio a Occidente y más odio hacia los musulmanes que no se identificaran con su confesión de extremismo sangriento.

Hasta ahora hemos confundido una de las nueve cabezas de la Hidra con todo el animal, hemos apuntado hacia su debilidad sin cauterizar su miembro decapitado, hemos destrozado y herido una de sus más horribles extremidades... pero tenemos que darnos cuenta de que hay más cabezas y que alguna de ellas esconde el secreto de su final.



Escrito por Gonzalo J. Toca a las 10:40 PM | Comentarios (0)