Octubre 12, 2004

Libros Bajo el Fuego

El pasado 9 de octubre, el diario El País, en su suplemento Babelia dió cuenta del incendio de la biblioteca alemana de Weimar, englobándolo junto a la pérdida por acciones de guerra de las bibliotecas de Sarajevo y Bagdad, en un reportaje que titularon "Libros Bajo El Fuego"

Juan Goytisolo escribía acerca de la destrucción de el Instituto de Estudios Orientales de Sarajevo y contaba:

«Las civilizaciones se asientan unas en otras, en capas superpuestas: se alzan templos cristianos sobre ruinas aztecas, mezquitas sobre construcciones romanas, capillas encomendadas a la Virgen en los lugares de culto de las diosas ibéricas. Dentro de ese mecanismo que engendra el propio pasado y entroniza el mito, la biblioteca constituye un punto insoslayable de referencia, el espacio de lo escrito que desmiente la versión que se trata de imponer como auténtica y definitiva.»
Relataba el estúpido destino de la biblioteca a manos de los políticos:
«La limpieza étnica de Karadzic y sus huestes se articulaba con la lógica perversa de la aniquilación de cuanto evocaba la presencia otomana y la "afrenta histórica" de la derrota del príncipe Lazar, seis siglos antes, en la batalla del Campo de los Mirlos.»

Manuela Marín, profesora del CSIC recordaba su doctorado y su relación con la Biblioteca Central de la Universidad de Bagdad:

«Nadie que vea las imágenes televisivas que nos llegan del Irak de hoy podrá imaginar fácilmente que en ese país existía una vida cultural y académica de gran calidad. Los arabistas españoles que hemos vivido en Irak podemos certificar el alto nivel de la invesatigación humanística en sus universidades y la riqueza bibliográfica de de sus bibliotecas. Conviene insistir, porque lo que se ha perdido nos afecta a todos, no sólo a los iraquíes, con ser ellos los que han visto su pasado histórico amputado de la forma más trágica. En la cultura arabe-islámica, el amor a los libros, la bibliofilia, es una característica constante.»

En cuanto al incendio de la biblioteca Anna Amalia de Weimar, José Comas nos acercaba su punto de vista periodístico del suceso:

«Durante la visita del enviado de EL PAÍS al lugar del incendio apareció en una hondonada entre dos alas del edificio una especie de galería de mina con montones de restos de libros quemados en el fondo. Dos obreros con cascos en la cabeza descendieron colgados de cuerdas. Allí en el fondo llenaban calderos con restos de cenizas y algunas páginas más o menos enteras. Los calderos se recogían y esparcían sobre el suelo donde otros los examinaban y preparaban para su envío al centro de recuperación de Leipzig.»

Como colofón, Josep M. Arregui; con la escusa de poner unos enlaces a recursos como el Catálogo Bibliográfico Ariadna de la Biblioteca Nacional, el Proyecto Gutenberg, la Biblioteca de Clásicos del MIT, el Servicio de Reproducción de Facsímiles de la Universidad de Brown, los recursos de la red hispanoamericana Universia, los libros en castellano en virtuales.org o la famosa Biblioteca Virtual Cervantes; realizaba una afirmación con la que estoy completamente de acuerdo:

"Internet garantiza la pervivencia del legado bibliográfico de la humandidad. La red es un gigantesco anaquel a disposición de millones de personas"

Que así sea por mucho tiempo. Saludos

escrito por Carpanta en Octubre 12, 2004 11:55 PM

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