Hay que ser muy malo, o mujer, para amputarle la herramienta a un tío y luego exponerla en un museo. Por muy legendaria que haya sido la vida sexual de uno. Y que atención presta la tía.

Sólo pensarlo ya duele. Separados para siempre.
Adultolescente | Junio 14, 2004 06:17 PMRa-ra-rasputin 
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