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Febrero 16, 2003

The sun always shines on T.V

Sí. Invariablemente. Siempre brilla el sol y siempre hay donceles de buena presencia y aparentemente poco seso dispuestos a hacer lo que sea por una, a mostrarse siempre amables y encantadores, a abrir la portezuela de ese cochazo pequeño pero molón, a decirte lo blancos que tienes los dientes y lo bien que huele tu jersey (por cierto, con qué lo he lavado), a repeinarse el flequillo fashion con ese gel capilar tan fabuloso y a darte un revolcón en una playa limpia y llena de arena libre de colillas y restos de tortilla de patatas con un chiringuito al fondo y ni rastro de gente vomitando alrededor, como cierto conocido apuntaba.

También apuntaba que en circunstancias reales lo que uno se encontraría en la mano en vez de ese sostén bordado sería algo menos agradable,mientras que probablemente la dama que después aparece entre la arena sería realmente el típico amigo con el que se sale a beber y a alienarse por ahí y a hacer el ridículo diciendo cosas sugerentes a camareras poco dadas a la conversación sobre el capítulo 23 de V.
Desde el punto de vista femenil (cómo odio tener que decir eso) ocurre lo mismo. El tipo que te da su número de teléfono en un paquete de chicles (lo cual ya es suficientemente estúpido, sin hablar de la cara de lerdo integral del individuo) en realidad nunca te lo da a ti, y si te lo da te dice "pásalo" para que le llegue a la rubiaca estúpida que está en la mesa de al lado. Otro idiota te persigue a la salida de un bar pidiéndote la dirección, el nombre, el teléfono, lo que sea, poniéndose incluso de rodillas para conseguir su objetivo. Pero el tipo no quiere que le beses; quiere tus datos para poder denunciarte de algún modo por haber dejado caer una lentilla en su cubata. Marcos se cabrea contigo por dejar que tu asqueroso hijo, primo o hermano le quite su plato de Salto después de someterle a un chantaje emocional grave. El cursi que te dice que no sabe adónde vais pero que dormirás bajo una manta de estrellas se propone tirarte del coche en marcha en medio de una serranía solitaria y repleta de lobos para quedarse con todos tus discos de Sr. Chinarro. Tu menstruación se parte viendo cómo intentas alargar tu jersey con desesperación suprema. Los padres de la vecinita china te llevan a juicio alegando secuestro. El yogurín a quien no dejas dormir a fuerza de enfocarle con un flexo te lanza una zapatilla mientras te llena de improperios durante aproximadamente tres minutos, después de lo cual se larga y no vuelves a saber de él...
No sé en la tele, pero en la vida el sol me han dicho que produce cáncer de piel.
Ana Caína.



Febrero 16, 2003 08:21 PM