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Febrero 03, 2004

Nuestras caras borrosas

La historia paralela siempre merece un respeto. Casi nunca se le presta atención. Yo reivindico la subtrama, porque me cansa el centro, donde están siempre los protagonistas, conscientes de ello, interpretando y esperando el aplauso del público, llenos de seriedad y trascendencia. Van y lanzan ese famoso speech heroico de madre en el juzgado o de guaperas hollywoodiense y la pantalla se llena de ellos, o la página, y lo que está al final son nuestros rostros borrosos de uno que pasaba por allí y casualmente…
Siempre me fijo en lo que no debo, será eso; la primera vez que vi este cuadro* se me fue el ojo directamente al fondo, y en vez de preguntarme por qué habrán dejado plantadas a estas mozas tan serias me asusté de esos dos individuos que parecen haberse perdido y tienen una urgencia. Ellos son los que me interesan, y sólo porque alguien les ha negado el papel principal, porque el autor pensó, como un guionista acomodaticio, que la historia de la mujer que busca los lavabos con prisa no tenía esencia, y que el hombre que al fondo contaba las rayas en el muro era un pelagatos que no podía servir de ejemplo a nadie, y que como paradigma no servía. Lo gracioso es que todos somos siempre la cara borrosa en la historia de alguien. La vecina del cuarto vive intensamente su búsqueda de ofertas en el mercadona mientras el rostro borroso del carnicero, secundario en su película, se crispa porque en su storyboard personal acaba de aparecer Pili a lo lejos, en el pasillo de las verduras. Y por mi parte yo les hago de rostro borroso a ambos, convertida en una secundaria gloriosa interpretando a las mil maravillas su pequeño papel de clienta despistada.
Finalmente no puedo dejar de lado el tema trágico que subyace bajo todo esto (para eso soy de familia dramática). Que, a veces, en nuestra propia película somos la cara borrosa. Que han escrito nuestra historia con el único propósito de sostener la de los demás. Que yo no tengo historia, está claro; soy el rostro borroso que escribe algo que en este momento el protagonista está leyendo.
Feliz estreno.

*L'aurore - Paul Delvaux.


Febrero 3, 2004 09:40 PM