DEDALUS

Enero 02, 2005

El cáliz amargo del informe técnico

A quien conozca el imaginario popular de la publicidad televisiva italiana, resultará familiar la escena de un grupo de hombres no jovencísimos, pero viriles que brindan alrededor de la hoguera por el éxito conseguido en empresas tales como hacer volar una vieja avioneta o liberar un caballo en peligro. Los distintos episodios de esta publicidad de un conocidísimo licor da almendras mostraban a estos hombres remangándose las camisas de boutique americana, mas bien por el gusto de llevar a cabo juntos una ardua tarea de la que podían bien prescindir, pero que les servía para sentirse enérgicos aventureros del fin de semana y poder así sentarse alrededor de un fuego a contársela solidarios y orgullosos con los reflejos ámbar del amargo licor sobre sus pechos hirsutos.

He recordado esta publicidad hace unos días cuando buscando información en la red sobre informes técnicos de obras de restauración llegué a la página web de la editorial Nardini que ofrece el dossier de la restauración del mascaron de proa "Rey de Portugal" procedente del Museo Técnico Naval de La Spezia .
Ya en el pasado me interesé por estas peculiares esculturas en ámbito bien distinto del que hoy me ocupa y quizás por ello mi atención se detuvo sobre este dossier con la intención de analizarlo con la lente del inexperto aspirante a conservador de objetos de arte.
Mi sorpresa e hilaridad fueron grandes cuando comencé a leer la ficha

correspondiente a las "fases de la intervención" encontrando la siguiente narración correspondiente a las operaciones preliminares:

"Ha llegado al taller la escultura que reproduce el busto del Rey de Portugal: ha llegado transportada con un vehículo de la Marina Militar. Subrayo el acontecimiento ya que para nosotros ha sido efectivamente un transporte principesco.
¡El primer obstáculo viene de las dimensiones de la verja de entrada!.
Afortunadamente, el conductor, Manicardi Alessandro, no se aflige y pasa con el poderoso vehículo a través de los campos, parece la escena de una película de acción.
Llega preocupado, Minuccio el campesino. Antes lo tranquilizamos de que no se trata de un ataque militar, entonces, conscientes de necesitar ayuda lo reclutamos para bajar al suelo el "cabezón".
La operación es menos difícil de lo que parecía, quizás gracias a la presencia del párroco Carlo, que encontrándose de visita al laboratorio se ve implicado junto a Francesco su brazo derecho.
Después de que el rey venga colocado dentro del laboratorio, nos relajamos todos juntos delante de una taza de café.
Es el 10 de noviembre del 2003. Peso declarado en el recibo : ¡150 kilos!."


No he podido evitar la asociación de ideas. La imagen del militar, el párroco, el campesino y los restauradores que se relajan delante de una taza de café tras afanarse en el desplazamiento de los 150 kilos de "cabezón" me ha sabido demasiado a prosa publicitaria, con su rápida sucesión de incorporaciones a la maniobra y ese final de unión fraterna por el agotamiento y el gaznate. El párrafo anecdótico se incrusta sin piedad entre estudios históricos, estratigrafías y análisis químicos, extraño al riguroso y escueto esquema de la plantilla tradicional de un informe técnico.Quizás quien redactaba el dossier recibió la sugerencia del editor de hacer mas dúctil una materia en si misma bastante hosca y a falta de las dotes literarias de un nuevo Lucrecio que sublimase la agresión de un parásito antediluviano en la madera, no quedó que recurrir al complaciente lenguaje publicitario para amenizar el asunto.

Estoy ya imaginando qué aventura épica podré introducir en mi próximo informe para deleite de profesores o eventuales clientes adobándolo con tipologías y comportamientos humanos de catálogo publicitario: ¿La limpieza demasiado enérgica del posterior de la tela ha producido el desprendimiento de lo que quedaba del rostro de un cristo en un óleo del XVII?. Oops! Escondemos las escamas de pigmento debajo de la mesa y contamos la trastada de pequeñines a los amiguetes.¿La comisión del departamento de bienes culturales viene al taller para inspeccionar los trabajos y yo con estos pelos de caspa que producen una nevada de belén napolitano sobre los dorados de un retablo barroco?. Fácil solución ; con mi nuevo champú de semillas de orquídea salvaje limpiaré mis cabellos y la policromía al mismo tiempo. ¿Me encuentro solo con el reentelado de un lienzo de tres por cinco metros y sin otros rulos para transportarlo que los de la abuela Sofonisba?. Sin problema. Aprovecho la nueva tarifa que me ofrece el contrato de mi compañía telefónica de confianza para llamar a cada componente de un coro rociero que llegará sin tardar a darme una mano entre cantos, gachas y alegría.
No se vayan todavía, que aun hay más

Escrito por pepito a las 02:13 PM
Comentarios

Mi querido Pepito, demos gracias a la diosa publicidad que eleva en su gracia todo aquel comportamiento que nuestra rudeza y falta de sensibilidad situaría a la altura del más burdo de los copitos de nieve.
Alabemos pues a la gracil diosa que transforma la caspa grasienta en una efimera nevada procedente de las más bellas testas, el tragico acontecimiento de ir a cagar en "ese tu momento all bran", y el cambiarte de coche en la expresion máxima de la libertad.
¿A que quedaria reducida nuestra mísera existencia sin el hermoso velo publicitario?.
Levanteme cada mañana por obra y gracia de la publicidad en un anuncio martini y alabado sea el señor.AMEN

Escrito por jolanda a las Enero 2, 2005 03:51 PM
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