Agosto 16, 2005

Ohh.. Irlanda II

Continúa de Ohh.. Irlanda I

Iglesias, parques y semáforos

Si algo tiene una sociedad tan cristiana como la irlandesa son iglesias. Y la ciudad de Dublin no puede ser menos, por ejemplo de la San Patricio, bastante bonita, cuidada y con unos jardines muy arreglados. Allí los parques son muy vigilados, como estés bebiendo cerveza o otro licor vendrán a buscarte un par de policías para pedirte que dejes la bebida en la papelera o acompañarte a que salgas del parque, pensad que la mayoría están vallados y que tienen horarios en los que cierran sus puertas. Y es algo que se agradece, la limpieza de la ciudad es envidiable y eso combinado con la arquitectura de ladrillo rojo, casas bajas y aceras anchas hace que sea un bonito sitio para vivir. La zona comercial, nada del otro mundo, un Portal del Ángel lleno de turistas y algunas tiendas. Las únicas que valen la pena son los outlets, allí abundan y la ropa esta bien de precio, pero la moda allá no es gran cosa, no os esperéis nada al estilo Londres, todo es bastante normal. Ah, visitad una casa de apuestas, un local con cuatro máquinas de cambio, moqueta llena de papelitos rotos y multitud de pantallas con los resultados de las carreras de caballos, las encontrareis en el centro mismo de la ciudad.

Pero lo peor sin duda son los semáforos, muchas veces están totalmente descompensados, apenas tienes unos segundos para salir mientras en la calle que cruza pasan y pasan coches continuamente. Y para los peatones, peor aun: Llegas al paso y ves que los coches estan parados, perfecto, te dispones a cruzar pero tu semáforo esta con el personaje rojo iluminado, así que esperas. Mientras tanto, oyes una caja metálica que pita intermitentemente con un gran botón en el poste metálico que aprietas a ver si se pone en verde de una vez. Mientras esperas, ves como llega un dublinés y cruza la calle y como los coches siguen parados esperando a su luz verde. Finalmente, salen los coches, tu señal sigue en rojo y la caja pitando. Hasta que... ¡Sorpresa! se pone en verde y la caja pita a un ritmo fuerte y cruzas corriendo la calle. Solo pasar, das la vuelta y ves como vuelve a estar en rojo para los transeúntes, mientras los coches siguen esperando. Resumen: el semáforo en verde apenas está los primeros segundos, el resto del tiempo, aunque esté en rojo para los coches, estará en rojo hasta el próximo cambio verde-a-rojo de los vehículos, con lo que la espera se hace eterna. Al día siguiente de estar en Dublin os habréis cansado y cruzareis como todos, mirando si viene algún coche y cruzando pasando de las luces del semáforo. Se agradece también que en el suelo tienen pintado la dirección de donde vienen los coches, para que sepas si vienen de la derecha o la izquierda.

Y finalmente no podía dejar de hablar de Dublin sin hablar de la fábrica de Guinness. Situada al oeste del casco antiguo, varias naves componen esta gigantesca fábrica. Nada más aparcar el coche se siente el olor a cereales en el ambiente y entre dos naves con las paredes al más puro estilo de la revolución industrial y carteles publicitarios antiguos de la cerveza se encuentra el museo. Habilitado en la antigua fábrica, con una arquitectura acristalada que deja ver los antiguos pilares, vigas, tuberías y maquinarias de la obra. En la primera planta encontramos la entrada y la tienda de regalos, repleta de artículos con el logotipo de esta mítica cerveza. La entrada... vuelta a ser cara, 18 euros una de adulto, nueve para los estudiantes y algo menos si en vez de cerveza vas a beber un refresco. Vas ascendiendo por los pisos y la verdad la exposición deja mucho que desear, lo que me resultó más interesante era el proceso de fabricación de los barriles y también los artículos y publicidades de las distintas épocas. Una vez en la última planta te encuentras en un bar circular, totalmente acristalado que deja ver todo Dublin. Realmente vale la pena ir al museo solo por esa vista. La chica de la barra te servirá una buena pinta (incluida con la entrada), incluyendo el dibujo de un trébol en la espuma y te la podrás beber sentado en una de las cómodas butacas que hay, mirando al horizonte de la ciudad.

(Continuará)

Posted by mikel at Agosto 16, 2005 12:01 AM | TrackBack
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