Agosto 20, 2003

Ars Vivendi

En mi manual de filosofía favorito, las ilustraciones son fotocopias de baja calidad hechas con prisa a los posters desplegables de una playboy atrasada. Cada dos capítulos, por aplacar la furibunda celulosa, algún grabado de dicotiledóneas, calcado de alguno de los vetustos manuales botánicos que había en las estanterías de mi casa cuando yo era pequeño.

Los títulos, en negrita, serían rimbombantes sucesiones de sentencias graves, de no menos de dos líneas, cuyas iniciales formasen un acróstico invertido con la receta del Bloody Mary. Pero esto solo sería un detallito nimio, ornamental.

Tendría que tener capítulos sobre cómo alcanzar la felicidad, que circunvalaran el tema lo suficiente (cuando uno ya sabe algo, que es inexplicable, se harta de los intentos futiles que hacen los demás por intentar explicarlo). Debería haber también interludios, que la filosofía es muy pesada en seco, con pasatiemos al estilo de los del Mortadelo: un laberinto, las 7 diferencias y acertijos con truco. Incluiría también letras de canciones, algo sobre la danza de la fertilidad de los Dakota, sutiles matices noventayochistas (esto porque en la filosofía de los españoles ha de quedarsenos así como perenne) y atisbos de veintesietismo (con visos, como queriendo comerse el mundo), algunas páginas escritas con tinta verde y otras con tinta roja, descripciones profusas de paisajes en verde amplio y, ¿por qué no?, compondría con todo un juego de esos de elige tu propia aventura.

Encerraría en alguna categoría propia al fugaz Wally y esculpiría -en no más de tres páginas, por no faltar- algunas irrisorias alusiones a las influencias del hombrecillo verde en la matemática cartesiana. Aprovecharía para tergiversarle a Platón lo de la sofocracia. Tendrían que meter, también, dos capítulos dedicados a la mecánica funcional del automóvil y cupones de descuento (en el encarte central) para ópticas, burdeles y garitos de los de alquilar pizzas a domicilio.

Un manual de filosofía que se precie (por mí), tendría que explicar las mil y una formas de divertirse y aprender gratis. Esto supondría también la contemplación meditativa del gotelé. En los intrincados recovecos de vuestras paredes, niños, está el secreto de la vida armoniosa.

Y de regalo, con el primer fascículo, una botellita de agua mineral y los grandes momentos de Barrio Sésamo en VHS.

Posted by germanmj at Agosto 20, 2003 02:28 AM
Comments

Brillante.

Posted by: N. on Agosto 29, 2003 11:23 PM
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