El Lobo Estepario

Prueba superada

Ayer Bx. se marchó de Madrid. O., mi compañero de piso panameño, quiso apostar que seríamos incapaz de dejar pasar una semana sin hacer tonterías. Se equivocó.

Todo quedó claro una noche de las vacaciones de Navidad. Estábamos a orillas del mar, al pie de un edificio de esos modelnos que no hacía mucho habían inagurado en mi ciudad. Yo tuve la ocurrencia de abrazarla en una actitud impropia de un amigo. Y estuvimos allí un rato largo. Sentíamos la tensión subir y llegó un momento en que dije:
-O nos vamos cada uno a nuestra casa o nos vamos a un "picadero". Pero continuar así no tiene sentido.- Ella entendió que mi decisión era irnos a casa. Yo en realidad no había querido decir nada. Y una vez ella asumió que mi postura era aquella, no di marcha atrás. Quizás en realidad fue que ninguno nos atrevíamos a dar el paso.

Aquel día conducía ella y de camino a mi casa dijo que debía odiarme a mí mismo. No recuerdo bien qué le contesté. Pero siempre igual. Optando por lo debido, aunque duela.

El sábado fuimos al Museo Reina Sofía. Estuvimos en la nueva ampliación, obra del arquitecto francés Jean Nouvel (el de la torre Agbar de Barcelona), y vimos las exposiciones temporales sobre Dalí y Lichtenstein. Ella había quedado luego con una amiga, así que nos separamos a la salida. Me quedé esperando despierto a que volviera para abrir la puerta. Trasnochar no es que me cueste mucho.

Llegó a las cuatro de la mañana. Era nuestra última noche juntos en Madrid, y hubo un momento en que me cogió la mano. Luego nos abrazamos. Y terminó hecha un ovillo sobre el sofá en el que estábamos con su cabeza en mi pecho. Fue un rato bastante largo. Hasta que me volví a sentir como aquella noche en que sentía en que había que dar un paso en alguna dirección. Sólo que esta vez estaba todo más claro y sabía lo que tenía que hacer.

No creo en ninguna recompensa después de esta vida. No creo ni en karmas ni en equilibrios místicos, ni en nada que recompense las acciones en este mundo. Entonces, ¿por qué hacer entonces lo que uno cree que es correcto cuando sólo consigues con ello sentirte peor? Supongo porque así estoy salvando una amistad, que no estoy dispuesto a sacrificar por una noche de diversión.

Por algo así no quiero tener hijos. Por mucho que esté convencido de lo que es correcto y lo que no, no quiero que nadie pague la servidumbre de un camino que otro escogió por él. Ya bastante difícil es asumir tus propias decisiones.

Escrito por Lobo a las Julio 26, 2004 11:20 PM