Agosto 31, 2004

A solas con mi padre

Ayer por la mañana tuve que acompañar a mi padre por unos asuntos suyos que nos llevaron por varios pueblos turísticos. No sabía que terminaríamos allí así que perdí otra buena oportunidad de hacer buenas fotos de paisajes y lugares que parecían preparados ex profeso para ser reproducidos en postales.

Yo me desesperaba mirando la hora porque quería volver a tiempo de pasar por mi facultad y confirmar la fecha y hora de entrega del trabajo. Con él salir significa no saber nunca a dónde iras y cuándo regresarás. Y estando con él recordé un par de manías suyas a la vez que me sorprendía hablándome del equipo local de voleybol femenino, y no en el tono del típico aficionado baboso al deporte femenino. Se sabía el nombre de sus estrellas extranjeras e hizo un par de comentarios elogiosos sobre alguna una de ellas. Es raro oirle hablar en tonos elogiosos de una mujer. Siempre te sorprende con lo mejor y lo peor. El otro día nos contó a mi hermana y a mí el comentario demoledor de alguien sobre "Crónicas Marcianas": "Es un problema de televisión donde no hacen más que salir maricones". Mi hermana y yo nos miramos entre molestos y divertidos. Si mi padre supiera las vueltas que ha dado el planeta y él sin enterarse...

Malévolamente podría decir que nuestra relación siempre mejora en la distancia y por teléfono. Después de prejubilarse ha pasado largas temporadas trabajando en la casa que se compró en el campo para reconstruirla y hacerla habitable. Entonces llamaba casi todos los días y me preguntaba por las clases. Si en casa era hosco y me sentía apremiado por sus preguntas sobre cómo me iban los estudios, por teléfono me daba ánimos, y cuando le hablaba de mi agobio en un tono reconfortante me aconsejaba que no me tomara las cosas demasiado a pecho. Siempre me sorprendía, como si sólo llegando al punto crítico me confiara que lo mejor que se podía hacer era relativizar la importancia de las cosas.

Durante años consideré a mi madre la comprensiva y la accesible. Pero cuando me llegaba la mierda al cuello nunca tenía palabras de ánimo. Siempre ese tono de angustia como si los problemas fueran siempre insalvables. Cuando me fui solo de InterRail, colgué un mes antes el mapa Michelín de Escandinavia en mi habitación y me temblaban literalmente las piernas ante lo que me esperaba, ocultando a mis padres mi miedo y rebatiendo sus argumentos de mi madre sobre los problemas o las dificultades que me encontraría. Cuando volví me encontré con que hasta el cartero que reparte el correo en mi barrio y la dependienta del kiosko de la esquina sabían que había estado en Estonia, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Alemania y Suiza. Mi padre se los había contado.

...

Al final pasamos por la universidad, confirmé que la entrega del trabajo es el viernes y me dormí una buena siesta para compensar lo poco que había dormido en la noche del lunes. Luego, monté una nuevas estantería de Ikea para mis libros. Conté hoy por el aire, y de ciencias sociales (antropología, ciencia política, sociología, economía, historia, ensayo...) tengo unos 200 libros, a los que hay que sumar los cerca de 60 que tengo en Madrid. Dicen que una buena biblioteca es la que tiene 1.000 volúmenes. Voy por el 25% de ello. Aunque pensando en la vida nómada que quisiera tener siempre me pregunto por el sentido de acumular papel.

Escrito por Lobo a las Agosto 31, 2004 09:07 PM
Comentarios

Una buena biblioteca es la que tiene los mejores libros...
Saludos.

Escrito por odyseo a las Agosto 31, 2004 09:29 PM

En tu último post no hay donde poner comentarios, así que lo haré aquí ¿Es esto una despedida? ¿Echas el cierre al blog?

Escrito por Jack a las Septiembre 1, 2004 11:58 AM

A veces no llegamos a comprender a los que nos rodean, y nos sorprenden agradablemente en los peores momentos. Ya ves, lo que engañan las apariencias... y lo dificil que es convivir fisicamente con alguien :).

Saludos

Escrito por Träne a las Septiembre 1, 2004 04:41 PM