Abril 02, 2004

Desde un túnel de cristal

Desde un túnel de cristal te veo, te deseo, y no te puedo tocar.

No me oyes gritar, pero lo hago.

Me ahogo si nado y ya nadar no sé, porque ni los pies ni las manos saben lo que hacen. Las lágrimas llegan al borde del vaso de mi propia agonía, y la palabra melancolía no sé ya qué significa, porque te veo caminando, tú te giras y no ves nada, y en la nada nado, como estrella en el espacio, porque los peces han muerto en un agua envenenada y no existen hadas fugaces que puedan rescatar esto, y me desprecio.

Al igual que tu cuerpo es un monumento que ni pintadas ni el tiempo, han podido alterar, y si te miro a los ojos pienso: qué bonito fue soñar...
Pero ahora que estoy muerto, e intentando caminar, me siento un segundo y pienso, para qué querer despertar, si el mundo es tierra y polvo, y el mar agua con sal, y nada de eso hace que la existencia carezca de sentido más completo que verte pasear, pisando hojas del suelo, que yo intento no tocar, para que conserven el aliento de un paso en el cemento que una chica pudo dar, en una dirección contraria a la tristeza del hangar, donde el tren partió sin rumbo y sin vías donde volar, donde chocará con las plantas enredaderas de la pared del final, más allá de los horizontes, de las montañas y el cielo negro, que tus pupilas tiñeron del más oscuro lamento, donde las nubes ardieron como cerillas del tiempo, y las horas que pasan, sobrevuelan el sentimiento de las noches de verano que recuerdo y las de invierno que duermo…

Porque el frío o el calor me resbalan por el cuerpo sin que pueda ni sentirlo ni olerlo. Porque yo sólo recuerdo el caminar de un muñeco, como marioneta enferma, tras la amada de sus sueños que jamás se dio la vuelta, porque para ella es el desprecio de una mirada entreabierta o de un espejo roto o de una mentira cierta.

Salta por la ventana, y mira lo que se acerca. Mis pupilas se derriten por los faldones de piedra… mientras tus sueños me acunan y tus llantos me despiertan…

Por favor amada mía, gírate, date la vuelta, mírame a los ojos, dime, abrázame, quema mi absenta.
Que los susurros nocturnos, cogen mis lágrimas y mi silencio y les dan la vuelta. Y sin que te des cuenta, detrás de ti poco a poco… Muero… Muero… Muero…


…Despierta…

Tácito

Escrito por taciturno a las Abril 2, 2004 02:08 AM
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