Marzo 12, 2004

Salgamos a la calle

Sonaban los móviles de los muertos, diez minutos después del atentado. Sus familiares les llamaban esperando oír la confirmación de que estaban bien, de que estaban vivos... pero ellos ya no podían dársela.

Perdonadme semejante introducción, pero es la historia que más me ha impactado en lo que llevo de día. Hoy es día de reflexión y de movilización. Hoy es un día de crespones negros y banderas a media asta.

En la Facultad nos han recordado la labor del historiador: quien conoce sus orígenes comprende a los demás, quien conoce su historia no cree en falacias, y quien no acepta las mentiras no comete actos como el de ayer. Así de simple.

Muchos han comentado ya cierto paralelismo entre el 11-S y el 11-M. La sensación de incredulidad que me invadió mientras veía en la televisión las imágenes de los trenes reventados era la misma que la que tenía hace dos años observando el humo que escapaba por la parte superior de las Torres Gemelas. El horror también era idéntico, al igual que el dolor. A lo largo de ambas jornadas tuve el inconsciente pensamiento de estar viviendo un día que recordaría durante toda mi vida de cabo a rabo, que daría lugar a algunas de ésas preguntas típicas que de vez en cuándo nos hacemos: ¿Dónde estabas cuando cayeron las Torres Gemelas? ¿Qué hacías cuando te enteraste del atentado de Madrid?.
Pero, sobre todo, lo que predomina es la sensación de irrealidad. No parece real, esto no está pasando. Nadie es capaz de semejante atrocidad. Ojalá fuera un mal sueño, pero, lamentablemente, no lo es.


Hoy es el día de expresar todo lo que sentimos ayer. He hablado con mucha gente que no piensa ir a las manifestaciones porque dicen que no sirven para nada. Yo opino que sirven para algo muy importante: para ayudarnos a nosotros mismos. Yo, por lo menos, necesito estar con gente que esté tan indignada como yo, necesito llorar con los que lloran, necesito quedarme afónica para expresar lo que siento. El mundo entero estará pendiente de nosotros a las siete de la tarde: demostremos que estamos dispuestos a combatir el terrorismo de la única forma que podemos, es decir, manifestando nuestro dolor y nuestra rabia. La muerte de Miguel Ángel Blanco es una fecha clave en la historia del terrorismo español, un punto de inflexión. ¿Por qué? Porque la gente salió a la calle, miles de vascos sin miedo, y miles de no vascos que les apoyaron.

¿Quién sabe si hoy no podemos marcar nosotros otro punto de inflexión, otra fecha memorable?

Salgamos a la calle. Que hoy a las 19:00 toda España se concentre en las calles y plazas. Es lo menos que podemos hacer para honrar la memoria de todos los que, ayer, murieron sin saber por qué.

Escrito por Narux a las Marzo 12, 2004 12:52 PM
Comentarios

There is no great genius without some touch of madness.

Escrito por penis enlargement a las Octubre 17, 2004 03:57 AM
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