Marzo 25, 2004

63 Kg

En la vida de toda mujer gorda llega el momento en el que tiene que decidir si vivir a dieta o ser una gordita feliz.

(Miriam es Anoréxica)

Ahora está de moda decir que el peso no importa, que el físico menos y que el interior de una persona es lo que cuenta. Pura hipocresía, y no porque el interior no sea realmente lo importante (que lo es), sino porque en esta sociedad superficial lo que prima es la primera impresión, el aspecto, la fachada, la figura esbelta, el rostro terso y el pelo Pantene.

Porque hay que vivirlo y sufrirlo en tus propias carnes para comprender lo que supone el estar gordo. Y al sufrir no me refiero a las burlas del colegio, pues al fin y al cabo los niños son crueles y se burlan de cualquier cosa. Me refiero a las miradas de desprecio en el instituto, a los comentarios mordaces de la familia, a la condescendencia y piadosa falsedad de los amigos que intentan hacerte sentir mejor (¡pero si tú eres muy buena persona!). Me refiero a la tortura que supone el simple hecho de ir a comprar ropa y ver que apenas tienen nada de tu talla, y comprobar que la totalidad de las prendas que venden están pensadas para cuerpos danone de vientre plano y cintura de avispa. A la vergüenza que se pasa en las clases de gimnasia Educación Física, cuando no eres capaz de correr tanto como los demás, ni de saltar el potro con la misma soltura. Parecen tonterías, sí, pero en realidad son situaciones que te hacen sentir humillado, y a la larga van creando lo que llamamos un complejo de gordo.

Mi caso es un poco injusto, pues teniendo en cuenta que no como dulces, ni chucherías (no por imposición ni por dieta, sino porque no me atraen) ni fritos, ni batidos, ni alcohol, ni demás guarrerías de las que mis amigos delgados abusan a placer, no se comprendía que hace dos años mi menda pesara 71 kg con 1'58 de estatura. Un verano decidí, de una vez, acabar con los kilos que me sobraban, me lo propuse y casi lo conseguí. En Septiembre pesaba 66 Kg, y hubiera seguido con la dieta si no hubiera empezado a desconfiar del homeópata que me trataba, un acupunturista que me colocaba agujas en la yema de los dedos para mejorar la energía de no se qué, y quería solucionar todos mis problemas (espalda, asma, alergia...) con unos pequeños gránulos que parecían caramelos.

Así que en Enero decidí empezar de nuevo. Partiendo de 67 Kg, me he puesto en 63. Cifra ansiada, que no veo en una báscula desde hace al menos cinco años. La dieta no me supone ningún esfuerzo porque, como ya he mencionado, nunca he abusado de los dulces ni de las grasas. Lo malo es que, por esa misma razón, cada gramo que pierdo me cuesta un esfuerzo tremendo. ¿Que si me compensa? Pues sí, y mucho. No os voy a mentir diciendo que lo hago porque es bueno para mi salud.Bueno, lo es (tengo la espalda hecha un desastre y cuanto menos peso le cargue, mejor), pero la salud no era precisamente en lo que estaba pensando cuando entré por primera vez en la clínica de mi dietista. Pensaba en dejar atrás la compasión (la propia y la de los demás), las críticas y la fama de zampabollos (porque si estás como estás será por algo, ¿no?), en poder correr más de diez minutos sin llevar la lengua fuera, y en usar una talla normal.

Por tanto, elegí ser una gordita a dieta. Ojo, que esto no quiere decir que todas las personas con sobrepeso sean infelices. Tengo amigos gordos y felices, claro que también tienen una autoestima considerable que les impide hacer caso omiso a las situaciones y actitudes desagradables. Pero mucho me temo que , de momento, mi precaria autoestima no me permite esa clase de lujos.

Escrito por Narux a las Marzo 25, 2004 10:25 PM
Comentarios

pues no sé qué edad debes tener, pero te aseguro que a medida que pasan los años esta clase de complejos tienden a desaparecer... te lo dice un treintañero (bueno, 31 de hecho), que aunque no está gordo sí que conoce a gente en esta situación. no sé, supongo que llega un momento en el que te liberas de estas paranoias y decides que la vida es demasiado corta para agobiarse! En fin, que además todo el mundo carga con su cruz (esas entradas que me van aumentando día tras día), y que si todos fuéramos tom cruise o cindy crawford este mundo sería muy aburrido, y estaría lleno de gilipollas integrales. He dicho.

Escrito por Jordi a las Marzo 29, 2004 07:22 PM
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