Marzo 26, 2005

LA CIUDAD PERDIDA

mapa3.jpg

Autor: Anonimo

Existe una intrigante leyenda respecto a una ciudad perdida que se dice que existe aún en las selvas amazónicas. Se alega que esta ciudad contiene un gran tesoro, aún no enterrado, en ciertas versiones, y usada todavía por los habitantes de la ciudad. Se afirma que esos supervivientes han preservado su aislamiento al hallarse rodeados por tribus indias belicosas, en extremo in-amistosas con los exploradores. Los habitantes de esta ciudad perdida se cuenta que son de raza blanca, y se informa de que aún se hallan en posesión de una cultura avanzada y de numerosos equipos de civilización, entre los que se incluyen medios de iluminación, no eléctricos, sino una causante y reluciente luz que no es de fuego.
Los portugueses y otros exploradores han tratado de localizar, desde el siglo XVII, esta misteriosa ciudad. Una primera expedición, al mando de un tal Francisco Raposo , ascendió por un precipicio encima de la selva y llegó a un altiplano. Vieron una gran ciudad a unos 6Km de distancia. Cuando se aproximaron a la misma, encontraron que al parecer, había sido abandonada pero que sólo se hallaba en parte en ruinas y que aún estaban en pie cierto número de grandes edificaciones de piedra. Había calles, plazas, murallas, arcos, y obeliscos ornamentados con lo que parecían ser escrituras. Estatuas, tallas y el estilo de la arquitectura resultaban superiores a las de otras ciudades sudamericanas anteriores a la conquista. Pozos mineros, en las afueras de la ciudad, señalaron un elevado contenido de minas argentíferas. mientras exploraban, Raposo y sus hombres vieron algunos "indios blancos" en una canoa, vestidos con extraños atuendos. La expedición, temiendo un combate desigual, abandonó la zona. Otras expediciones intentaron sin éxito rastrear de nuevo la ruta, y una de ellas, con centenares de hombres, desapareció en la selva.
El coronel retirado Percy Fawcett , un oficial del ejercito británico, fue, indudablemente, el más porfiado entre los exploradores que continuaron la búsqueda. En períodos diferentes, entre 1906 y 1925, investigó y recopiló informaciones acerca de esa ciudad perdida cuando le pareció que se encontraba en las proximidades del río Xingú, un afluente del Amazonas, en Brasil. Creyó que constituía una parte de una civilización completa. Opinó asimismo que la ciudad perdida era el resto de una antigua y avanzada civilización, con su pueblo en la actualidad degenerado, pero que aún conservaba vestigios de un pasado olvidado.
Su dedicación a esta búsqueda concluyó en 1925, cuando él mismo desapareció en su postrera expedición. La última entrada de su Diario, encontrado más tarde, indicaba que creía encontrarse a dos semanas de viaje de la ciudad que tan intensamente había tratado de encontrar.
¿La encontró y decidió pasar allí el resto de su vida? ¿O fue asesinado por los indios que, en una ocasión, afirmó que la guardaban? La desaparición del coronel Fawcett constituye uno de los mayores misterios de la exploración. Sus propias palabras podrían constituir el más adecuado de los epitafios:
"¿Que puede resultar más cautivador que penetrar en los secretos del pasado y arrojar luz sobre la historia de la misma civilización?"

Escrito por vampirata a las 09:43 PM | Comentarios (0)

Los asados más macabros de la historia

macabro.jpg

Escrito por: Cecilia Ruiz de Rios

Quizás una de las formas más lentas y dolorosas de salir de este valle de lágrimas sea mediante el fuego, y a lo largo de la historia, muchos personajes célebres murieron envueltos en llamas, ya fuera por accidente, o porque alguien los remitió ahí. Por otro lado, en algunos países, la costumbre dicta que los restos del personaje sean quemados en la pira fúnebre, como en el caso de los vikingos o de los hindúes, pero para estos casos la persona quemada cuenta con la suerte de no sentir las llamas porque ya está muerta.
Desde tiempos antiguos y en diversas culturas, se estimaba que el fuego purificaba el alma mediante la destrucción lenta del cuerpo. En diversas tribus del Africa se remitía a los criminales a la hoguera creyendo que así sus almas regresarían limpias, como si el fuego fuera desinfectante.
En la Europa de la Edad Media, el vigoroso y guapo rey francés Felipe IV el Hermoso se encontró un buen día con las arcas vacías del erario, y para poderlo llenar de nuevo, el codicioso soberano le echó el ojo a la famosa y temida orden de los Templarios, quienes a estas alturas de la primera década del siglo XIV ya eran audaces y rapaces banqueros con las garras hundidas en el tesoro de Europa.
Felipe el Hermoso les montó un operativo de aniquilación parecido al de Hitler contra los judíos en el siglo pasado, y Jacques de Molay, el viejo gran maestre de la orden, fue escogido para ser juzgado. Durante 7 años el proceso contra los Templarios se arrastró, y cuando Jacques fue condenado a cadena perpetua tras las rejas, vociferó una vez más su inocencia. Esto irritó al rey de tal forma que remitió a Jacques a la hoguera en el islote de los Judíos en el río Sena.
Cuando las llamas consumían el lamentable cacaste del Templario, éste emitió una maldición contra Felipe y su linaje hasta la décimotercera generación, echando sapos y culebras también contra Nogaret (un fiel asistente del rey) y el papa de turno por no haber movido un dedo por salvar a los Templarios. Jacques retó a los tres a que comparecieran en el lapso de un año ante Dios para explicar sus barbaries. Curiosamente, antes de un año murieron el Papa Clemente V, Nogaret y hasta Felipe, quien tuvo un pavoroso derrame cerebral en noviembre de 1314.
El corazón de Felipe el Hermoso también serviría para un espantoso asado, aunque no de inmediato. Felipe dejó su corazón para ser enterrado en la iglesia del monasterio de las hermanas dominicas de Poissy. Durante el reinado de Luis XIV el rey Sol, la noche del 21 de julio de 1695, un rayo cayó sobre la iglesia en cuestión y pronto todo el monasterio estaba ardiendo. El corazón de Felipe, tardadito pero seguro, acabó reducido a igual ceniza que el cuerpo de su enemigo Jacques de Molay.
Tanto iglesia como guerreros consideraron siempre que la carne femenina era muy apta para la hoguera. Cuando a inicios del siglo XV el feroz conquistador Tamerlán pescó al sultán otomano Bayaceto El Rayo en las afueras de Angora, no solo hizo llorar a este guerrero como gata de angora sino que primero despellejó, descuartizó y luego asó a la valiente lugarteniente de Bayaceto, la princesa Zuleika.
Era tanto el pavor que le bellísima guerrera otomana ocasionaba entre las tropas de Tamerlán que los soldados virtieron aceite sobre los restos despellejados de la mujer y le propinaron rápida combustión. Otra famosa fémina que acabaría en barbacoa pero sin la salsa acompañante fue la preciosa e iletrada campesina lorenesa Juana de Arco.
La rubia francesita mostró tener más agallas que muchos generales e hizo coronar al malagradecido bastardo Carlos VII como rey de Francia, pero una vez que éste se sintió la corona en la cabeza, no movió un dedo para salvar a su heroína cuando ésta fue pescada por los ingleses y sometida a juicio por herejía y blasfemia. Juana ardió en el viejo mercado de Ruán un 30 de mayo de 1431, y todo su cuerpo, menos su magnánimo e ingenuo corazón, se redujo a cenizas. Posteriormente la asada sería reivindicada y canonizada, siendo hoy la santa patrona de los franceses católicos...
Cuando ya de poco le sirve! Las llamas habrían de regodearse con numerosas brujas perseguidas por la Inquisición a lo largo y ancho de Europa, y entre las más bellas y famosas hechiceras que perecieron asadas estuvieron la escocesa pelirroja Isobel Gowdie, quien confesó haber sido hasta concubina del Uñudo, y la inglesa Elizabeth Selwyn-Jones, quien afirmaba poder volar como pájaro y haberle parido un hijo a Satanás. La fiebre por la quema de brujas invadiría el Nuevo Mundo y entre los casos más espantosos que registra la historia estaría el de las Brujas de Salem.
Los monjes rebeldes con ideas extrañas y los científicos propulsores de nuevas ideas estarían siempre predispuestos para convertirse en barbacoa. En la España de la Inquisición bajo Torquemada, el galeno judío Isaac Salomón sería torturado, flagelado y finalmente rostizado mientras que en Italia, Filippo Bruno, un filósofo más conocido como Bruno Giordano, perecería en 1600 en la hoguera.
Nacido en Nola, Italia, en 1548, Giordano primero fue admitido como fraile dominico, pero sus poco ortodoxas ideas panteístas pronto lo enemistaron con el resto del clero. Viajó mucho por Italia, Alemania, Francia e Inglaterra, siendo considerado cada vez más peligro por defender la tesis del polaco Nicolás Copérnico. El pleito con la Inquisición acabó en violencia en 1592, cuando Giordano fue arrestado en Venecia. 8 años más tarde fue quemado en la estaca en Roma. En un último intento, un fraile le aproximó una cruz al ardiente Giordano, quien estimó muy conveniente escupir sobre ella.
Girolamo Savonarola, nacido en Ferrara, Italia, en 1452, fue otro fraile dominico que acabó oliendo a cacho. En 1493 la suerte parecía sonreírle como vicario general de los dominicos de Toscana, pero tuvo el "mal tino" de abrir la boca denunciando los abusos de la iglesia católica. El Papa Alejandro VI (Rodrigo, el padre de Lucrecia Borgia) lo llamó a Roma en 1495 bajo cargos de herejía, pero Girolamo Savonarola al parecer utilizó la nota como papel higiénico y no obedeció. En 1497 Savonarola fue excomulgado y un año más tarde lo quemaron en la misma Florencia donde en vida realizó tan loable labor política y eclesiática.
Otro gran personaje que moriría quemado sería Carlos Gardel, el inefable Zorzal Criollo. Contrariamente a los anteriores personajes mencionados, el guapísimo rey del tango no fallecería en la estaca sino en un pavoroso accidente de aviación que se dio en Medellín cuando estaba en la cúspide de su fama.
El incendio que se dio al estrellarse la nave ocasionó que Gardel muriera quemado, aunque existe la leyenda que quedó desfigurado y no quiso ser visto nunca más...Otra famosa quemada en el siglo pasado fue la princesa hawaiiana Ailina, descendiente del monarca Kamehameha I. La bella mujer se roció con gasolina tras descubrir que el francés que la había preñado no quería casarse con ella, convirtiéndose en una macabra tea humana en la década de los 80 a pocos metros de Versalles.

Escrito por vampirata a las 07:16 PM | Comentarios (0)