Octubre 04, 2006

La demagogia en la práctica arquitectónica

popy.jpg

Escrito por: Newton

Nunca antes en nuestro país la palabra planificación arquitectónica había sido tan vapuleada como en los últimos 50 años, considerando que la demagogia “moderna” jamás tomo en cuenta el crecimiento de la población, más allá de lo que eso acarrearía. Increíblemente, la política hecha por nuestros mismos conciudadanos elegidos democráticamente (aunque pareciera que fueran de otro planeta) jamás ha sido tomada con seriedad, pues para ellos hacer ciudad suele considerarse un asunto de arquitectos y urbanistas, mas no una aplicación de políticas eficientes en el papel y demostrativas en la practica.
Nunca se muestran ejemplos de buena arquitectura, jamás se plantean proyectos para enriquecer el paisaje urbano: estos “tipos” (guys) odian ver una ciudad porque ellos viven seguros en sus “burbujas”: ya sea en el congreso estilo imperio, en alguna alcaldía del siglo XIX o en sus modernas oficinas de los distritos más ricos de la ciudad. En fin, estos mequetrefes embadurnan la poca ciudad construida formalmente con sus propagandas políticas disfrazadas de beneficio social; unos queriendo vender un proyecto comunitario que le dará mas “charm” al municipio, otros queriendo convertir los barrios en ciudad formal para ganar mas votos… En ambos casos el populismo es el mismo sabiendo que no hay ciudad, cuando lo único que hay es una masa amorfa de concreto y ladrillo donde los semáforos no funcionan y los únicos “rayados” son la cómica que esos mentirosos con licencia o placa tienden a dar cada vez que vociferan un discurso…
No hay consenso, ni desacuerdos… sorprende pensar que esta ciudad todavía funcione bajo unas condiciones extraordinariamente funestas: buhonería, invasiones, inseguridad, abandono de espacios públicos, caos vehicular, contaminación en todos los niveles… Los alcaldes se han convertido en los nuevos jinetes del Apocalipsis para el mantenimiento de lo poco que queda de ciudad (sin contar que ya ellos no piensan en su desarrollo, olvídenlo…) invirtiendo grandes cantidades de dinero y tiempo en pagar campañas de descrédito hacia otros y de autoveneracion para con ellos mismos, originando un coraje extremo sobre el ciudadano impotente ante la incompetencia y desatención de una llamada telefónica solicitando la reparación de un bote de aguas blancas o en procura de una patrulla de la policía para solventar un robo. En definitiva, hablar de si esta ciudad es formal o marginal, no tiene ningún sentido de interés teórico para la arquitectura, ni para ninguna de las otras disciplinas que tienen como material fundamental el estudio del ser humano y sus expresiones dentro de un marco físico delimitado.
Así pues, la marginalidad y la formalidad como hecho social; la arquitectura y lo que no es; el comportamiento citadino o rural; las expresiones psíquicas-culturales de un ambiente construido de uno que no lo es… todo esto no debería preocuparnos porque esta ciudad ya no es ciudad, jamás fue ciudad (ni siquiera cuando le decían “la de los techos rojos” porque era mas un pueblo por su densidad que por su estilo de vida) y nunca será una metrópolis, considerando todo lo que la hace parecer mas un “pueblo con edificios” que una “casa (metafóricamente hablando) bien diseñada”
La lectura de la ciudad es una realidad constantemente colindante con nuestras reflexiones acerca de la práctica que se nos enseña en la academia. Pero no deja de ser una lectura divertida. Sobretodo en este tiempo donde hay malos escritores y pésimos lectores…

Escrito por Parafrenia a las Octubre 4, 2006 01:32 PM | TrackBack
Comentarios
Escribir un comentario









¿Recordar informacion personal?