Septiembre 14, 2004

Ojo de pez

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Escrito por: Newton

“El sueño es un invento con forma de aparato electromagnético en la cima de una montaña” (S.S.S.)


Erick paso su tarjeta de letras plateadas con fondo azul sobre el identificador, y la puerta magnética de la compañía (alarmas electrónicas contra incendios) se abrió. Dio los buenos días y se enrumbó por un largo pasillo hacia uno de los ascensores del largo edificio, en pleno centro económico de la ciudad.

- piso 36, que pase buen día.

La suave voz electrónica lo saco del trance casi-hipnótico en que se debatía. Un zumbido procedente de la puerta, siseo sobre sus oídos y dando un pequeño salto, giro a la izquierda, rechinando sus zapatos deportivos sobre el piso de mármol excesivamente pulido. Una vez mas su tarjeta azul le abrió la existencia a su oficina. Tiro un pequeño y enigmático portafolio en un sillón cercano y se dispuso delante del computador, a realizar la agenda pautada para el día y… quizás también para la noche…

Erick paso su tarjeta de letras plateadas con fondo azul sobre el identificador, y la puerta magnética de la compañía (alarmas electrónicas contra incendios) se abrió. Dio los buenos días y se enrumbó por un largo pasillo hacia uno de los ascensores del largo edificio, en pleno centro económico de la ciudad.

- piso 36, que pase buen día.

La suave voz electrónica lo saco del trance casi-hipnótico en que se debatía. Un zumbido procedente de la puerta, siseo sobre sus oídos y dando un pequeño salto, giro a la izquierda, rechinando sus zapatos deportivos sobre el piso de mármol excesivamente pulido. Una vez mas su tarjeta azul le abrió la existencia a su oficina. Tiro un pequeño y enigmático portafolio en un sillón cercano y se dispuso delante del computador, a realizar la agenda pautada para el día y… quizás también para la noche…


Jessica lucia provocativa con ese pequeño bikini blanco, bailando alrededor d la mesa. Era una mujer alta, cabello negro, un cuerpo duro y fibroso, rodeado de un par de ojos intensamente negros. Su piel era suave y blanca, con un ligero bronceado. Sus manos largas sabían como quitar esos pequeños andamios de su piel, y el movimiento de sus caderas hacia delirar a muchas bocas sedientas y a muchas cuentas bancarias…


Irving coloco su cámara con un lente gran angular en una de las esquinas mas transitadas del centro de la ciudad. Este tipo de cámaras le habían sido encomendadas para monitorear el transito en las autopistas y, por supuesto, para el control secreto de una de las oficinas que el gobierno sospechaba que traficaba con estupefacientes. Esta compañía traía material radioactivo para el funcionamiento de ciertas alarmas y para eso necesitaba equipo y materiales especializados, manipulados también por gente experta. Esto les permitía evadir ciertos controles aduaneros ante el desconocimiento y la falta de personas en le gobierno para manipular estas sustancias riesgosamente toxicas.
Irving encendió su portátil y enfoco la oficina, tenia un amplio espectro térmico-auditivo del agente aduanero y de todas sus transacciones vía red. Ya solo era cosa de esperar…

Flint vivía en una pequeña habitación al este de la ciudad. Como cualquier joven veinteañero solía pasar mas de la mitad del día frente a su ordenador: Navegando, pero lo hacia de una manera muy particular…

Un viernes por la noche, en un concurrido bar llamado “La Campana”, el ambiente se abría en un espectáculo de mujeres sumamente hermosas y bronceadas. La banda de jazz deleitaba con notas divertidas sobre las cabezas de los asistentes y los tragos, cócteles, botellas y afines, entrechocaban con el típico ritmo caótico pero acoplado, que siempre le hacia pensar a cualquiera, que una banda no era nada sin sus copas. Flint compro su cerveza, encendió un petardo y se dispuso a despejar de su mente un día lleno de ventanas e interfases…
Su cabeza comenzó a girar desde la barra de izquierda a derecha, lentamente y sin prisa: la entrada, las cortinas rojas, los espejos, las mesas, la banda… y de pronto, ante una exhalación de humo, a su lado estaba esa rubia con sombrero vaquero de color blanco. No sabia como había llegado hasta ahí, pero lo cierto era que ella lo miraba de manera inusual, no era sexual, ni curiosidad, ni siquiera de desprecio… Flint era lo bastante mal parecido como para llamar la atención…
Ella se acerco un poco más y murmuro algo a su oído. La conversación fue larga… muy larga y sedienta…

Escrito por Parafrenia a las Septiembre 14, 2004 10:57 PM
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