Octubre 03, 2004

¡Ein drittel!

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Escrito por: Newton

Que ganas de las personas al llegar a un bar y pedir una birra, sin pensar que la atención es una parte importante por lo que la gente vuelve al local, y eso es lo que precisamente se convierte en paradójico…
Todos quieren ser atendidos de inmediato y con una gran sonrisa de mi parte, ¡como si estuvieran pidiendo un Bic-Mac!
Bueno, ellos deben comprender que llegar relajadamente y con una actitud calmada, logra el mantenimiento de la salud personal ante la cara de perro de este servidor (que no es por los borrachos habituales), es porque los inspectores de sanidad y los de hacienda no me dejan en paz: “dame para el café” (“bueno,- digo yo- Tómatelo aquí”, cosa que es peor porque después traen a otros funcionarios con la consigna: “pana, yo conozco un sitio bien depinga”); "¡coño, yo también como” (alegan ellos) y yo pienso: “bueno parece que yo si no voy a comer porque debo ahorrar para pagar la electricidad, el gas, el proveedor y de paso vender la birra barata”. Y así sucesivamente, uno tras otro trae su excusa para venderte la mejor manera de que aprendas que cada gobierno tiene el Estado que se merece, y mi estado financiero no es la mejor manera de mantener un negocio y mucho menos con una sonrisa tipo Mac-donalds… entonces me siento jodido
Trato de relajar mi rostro y mantener una expresión neutra, en una perfecta línea de ver y sentir a la gente porque son personas y no simples clientes porque realmente el único cliente soy yo (y ya ustedes saben de quien y porque). Coloco la música y sirvo los tragos, cobro cuentas y hablo con los operadores bancarios, atiendo mesas y sirvo abrebocas de atún o carne, estoy pendiente de la puerta y la cocina. En fin, creo pensar que soy un poco feliz cuando reflexiono en todo esto, y que eso es precisamente lo que me mantiene en un eterno ciclo de recibirte todos los días (específicamente los viernes) con la cara de perro que ya estas acostumbrado a ver, y por eso tu me saludas con una sonrisa falsa mientras yo te veo de reojo, y te arrechas a la quinta birra porque no te han traído la sexta (el tiempo pasa mas lento a medida que aumenta la cantidad de licor entre uno y otro trago) y empiezas a vociferar por unos abrebocas…
Debo decirte esto porque yo se lo que él sufre cada vez que tiene que ir a su casa y hablar con el televisor, sin poder dormir pensando en la manera como debería acercarse a esa chica de ojos azules que va todas las semanas (los lunes específicamente) y se sienta sola en una de las mesas buscando en su cartera un paquete de cigarrillos, mientras me pide un tercio sin mirarme siquiera a los ojos… En fin, la clásica historia de la niña hermosa y el encargado de una bar muy feo, que no sabe si la ciudad o su madre (que lo llama todos los días) son los causantes de su trastorno emocional, solamente aliviado por la imagen fugaz de esos ojos reflejados en una película serie B, en un comercial publicitario de crema dental, quizás en un concurso de preguntas y respuestas…
¡Hey coño, tráeme una cerveza!

Escrito por Parafrenia a las Octubre 3, 2004 08:01 PM
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