Diciembre 24, 2004

Cada vez menos motivos

Hoy me he levantado tarde. Hoy tenía que ser un buen día, yo y mi família habíamos hecho nuestros preparativos para que así fuera. Me he pasado por la tienda de cómics antes de comer. Poco después, a eso de la 3 de la tarde, he puesto las noticias, y lo que abría el telediario era esto (más aquí, aquí, aquí, aquí...). "Pobre gente", he pensado, "tener que pasar por eso precisamente en estas fechas". Normalmente no pienso esas cosas, pero aún tengo un entierro fresco en mi memoria, y eso nunca es bien recibido. Realmente lo he sentido.

Un cuarto de hora después he recibido una llamada de mi primo Dani, que ya empezaba mal. Muy mal. "¿Aún no sabes lo que ha pasado?". Yo he pensado en mi abuela, antes de arriesgarme a preguntar qué había pasado. Y lo que ha pasado es demoledor:

Mi primo Sergi, que apenas tenía 21 años, es uno de los fallecidos en ese accidente. Me he pasado todo el día intentando asumirlo, porque no me lo creo. No me lo creo. Sergi era uno de mis mejores amigos, si no el mejor desde que vine a Barcelona hace ya cuatro años. Siempre que alguien muere parece que era un santo, una buena persona. Es un tópico. Pero Sergi realmente lo era, mi primo, mi amigo, mi hermano, uno de los tíos más cojonudos que he conocido, todo alegría y amabilidad. Siempre. El domingo le ví por última vez. Habíamos ido al cine, a ver Ocean's Twelve, "la primera mucho mejor", acordamos, "qué puedes esperar de la secuela de un remake...", apostillamos. Siempre nos despedíamos en la misma parada de metro, porque era la que a todos nos pillaba bien para volver a nuestros respectivos hogares. Normalmente eramos más gente, pero el domingo pasado sólo nosotros dos fuimos. Estuvimos hablando, de lo que haríamos para año nuevo después de la comida familiar, de las pelis que veríamos el año próximo, de todo en general. Recordando anécdotas familiares. Él se quejaba porque todas las fiestas (navidad mañana, año nuevo la semana que viene) caían en sábado.

En fin.

La última vez que le ví se dirigía a su andén correspondiente, de camino a su casa, de donde vengo yo ahora. La verdad es que no sé qué decir. No sé como pasaré este trago. No tengo la más remota de como lo superarán sus padres y su hermana. En los últimos años he(mos) perdido a demasiada gente que me importa, algunos de forma esperada (por su avanzada edad), pero otros, como mi padre hace menos de tres años, o Sergi hoy, son esos golpes que no ves venir, que no te dan tiempo a prepararte para el impacto. Son los que joden de verdad.

Te echaré de menos, Sergi, toda mi vida. A más ver, Hermano.

Adultolescente | Diciembre 24, 2004 11:00 PM