Agosto 26, 2004

Aquel vaso de refresco de cola

Cuando era pequeño en mi casa no se bebía Coca Cola. Supongo que por aquello de que "no es bueno darle bebidas con cafeína a los niños pequeños". Así que las bebidas de cola eran una esquisitez para mí, sólo a mi alcance cada vez que visitaba la casa de un amigo para jugar con su ZX Spectrum 48kb.

Recuerdo de aquel entonces, la primera mitad de los 80, que las propagandas de Coca Cola en TV solían ser una sucesión de imágenes de gente joven pasándolo bien en una fiesta bien regada de Coca Cola.

Fue un poco decepcionante cuando crecí un poco y en mi casa por fin se compró refrescos de cola, descubrir que al beberlos no te volvías un joven moderno, dinámico, cosmopolita y multicultural como los que salían en los anuncios de la televisión. Cuando crecí y fui a fiestas, nunca fueron como las que yo recordaba de aquellos anuncios de TV.

...

Recuerdo una noche en Holanda en que me quedé a solas en el campamento. Habíamos ido todos a cenar a un restaurante, ya que faltaban pocos días para volver cada uno a su casa. Me entretuve buscando un sitio en donde encadenar mi bicicleta, porque el grupo había ocupado todo los sitios posibles. Al final la único solución fue encadenar mi bici a la de alguien. Y entonces miré a mi alrededor y me había quedado solo. La calle estaba vacía. Genial. Se habían ido sin mí. Me cogí un rebote impresionante y me volví al campamento, solo.

Era una noche en la que corría aire fresco. Y me quedé en un tumbona sobre el césped mirando el cielo. Estaba allí en Holanda con gente de doce países diferentes. Por un lado las tías en su rollo adolescente de ir de compras, o al menos ojear sin gastar un duro. Y los tíos... Holanda... Coffe-shops. Sobran los comentarios. Me puse a darle vueltas, no ya a aquella situación sino a mi vida en general. Uno de esos momentos filosóficos. Sin parar de pensar que había algo que no funcionaba en mi vida.

Aquella noche escribí 21 páginas en mi diario. Y a la sensación de que las cosas no funcionan respondí con una pregunta: ¿Por qué coño me empeño en jugar el juego de los demás?. Cuando indago en toda esa ansiedad, esa insatisfacción y toda esa desazón siempre termino encontrándome con que juzgo mi vida y mis logros con criterios que me son ajenos. Espero de la vida cosas muy lejanas de aquellas para las que estoy llamado. Y entonces me pregunto quién coño me ha metido todo eso en la cabeza, en vez de luchar por que mi vida llegue a ser lo que realmente quiero.

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El jueves pasado salí con A., que sigue aquí en Madrid. Le puse al día sobre mi vida en estos últimos meses. Aún sabiendo su hostilidad, y posiblmente su incomprensión a la presencia de ella en mi vida, le hablé de Bz. y su paso por Madrid. Y entonces hice recuento:

-La noche antes de volver a casa a terminar de resolver mis asuntos, en el salto que di a Madrid para buscar piso, salí con A. y dos ex-compañeras de carrera que se habían venido a estudiar un posgrado a Madrid como yo. Una de ellas, T. me abrazó en la despedida y me dijo "cuenta conmigo para lo que quieras" . Jamás me llamó, jamás me mandó un e-mail. Un día me la encontré y quedamos en eso de "haber si nos vemos un día". No supe nada de ella. Fuera.

-Regresé a Madrid, para el comienzo del curso. Esperé a la salida de clase del máster que N. y dos compañeras más estaban haciendo. T. tenía prisa y desapareció. N. se había marchado antes de la hora, y me quedé con L. Me invitó a cenar en su piso y casi no cojo a tiempo el último metro para volver a casa. Hablamos de su novio, porque habían cosas de él que no me gustaban. Pero ella mostró una cerrazón en banda a la hora de justificar su conducta que ya había conocido en Bz. cuando hablaba de D.: "Tú no lo entiendes como hago yo". Como si determinados comportamientos cavernícolas en los hombres fueran un misterio de la psicología. Aquella noche vi a L. bajo otra luz. Ella había decidido ser ciega con su novio. Era su opción, no la mía. Y nada iba a hacerle cambiar de idea. Así que no merecía la pena discutir con ella. No la volví a llamar. Ella tampoco lo hizo. Fuera.

-V. era la otra ex-compañera de facultad presente aquella noche. Desde que la conocí salí con un chico que se llamaba como yo. Y también era un empollón con su vena friki. Pero era un empollón superlativo. Y encima las chicas lo consideraban guapo. V. y él formaban una pareja diviiiiiiiina... Aquella noche me contó que habían roto. Y me resultó inquietante, porque siempre me había sentido con la libertad para bromear o sincerarme, sabiendo que ella tenía pareja y que nunca encontraría una doble intención en ello. Quedamos varias veces a lo largo del curso. Pero siempre pareció por compromiso. Un día le dije a A. "no sé cuál es la pregunta, pero he llegado a la conclusión de que V. no es la respuesta" . Ella siempre tenía excusas para no quedar, y muchas de ellas me sonaban francamente estúpidas. Justo cuando un día me necesitó se acordó de mí. Primero puse excusas. Finalmente no respondí. Fuera.

-M. era una compañera de clase que en el último año de universidad empezó a congeniar bastante con los guays. En su presencia empezó de una forma totalmente diferente conmigo. Siendo una actitud infantil, eso no me había pasado ni en el instituto. Así que corté por lo sano. Volví a tratar con ella durante este curso. Ya se licenció, trabaja en algo nada relacionado con la carrera, le ha perdido la pista a los antiguos compañeros de clase y no para de darle vueltas a su futuro, que podría incluir venirse a Madrid. Un día la encontré en el MSN Messenger y me contó su "crisis existencial". Le dije que en otras circunstancias habría sentido simpatía por ella, pero que ahora ciertamente me importaba una mierda. Lo entendió como una broma. Mejor. Fuera.

Bz., fuera. Y tantas personas que no han escrito ni llamado. Menuda limpieza han sido estos meses en Madrid.

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Le comentaba a A. que por qué mantenemos un doble rasero respecto a la amistad para los tíos y las tías. Mantener una relación cordial con una chica parece ya en sí mismo algo positivo. Algo de lo que presumir y dejar caer en las conversaciones. Lo he visto reforzado por los comentarios aprobatorios de mis compañeros de piso durante este curso, después de haber invitado a una chica al piso a almorzar o a cenar. Y yo mismo he participado en el juego. Tiene mucho que ver con que hasta los 23 años mi trato con las chicas lo componían frases como "¿te sobra un bolígrafo?" o "¿sabes cuánto hace que pasó el último autobús?". Sobra decir que una conversación sobre temas personales era todo un hito. Una sonrisa o un gesto de complicidad eran material de sobra para llenar una página de mi diario. Entonces llegan esos momentos en que paras a valorar qué te aporta realmente una supuesta amistad con una chica concreta, hasta que te das cuenta lo fatua y vacía que es la relación con ella. Y cuando te preguntas que por qué la has mantenido te das cuenta que son como esas jornadas y cursos que no sirven para nada, pero quedan muy bien ponerlos en el C.V.

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M infelicidad, mi frustación, mis ansiedades... Son el producto de la mente de algún publicista o guionista de serie de TV. No ha habido nunca nadie que me haya hecho sentirme avergonzado por no haber leído jamás los clásicos de la literatura española, no hablar más lengua extranjera que el inglés o no conocer más obra de Beethoven que la 9ª Sinfonía. Pero se amontonan las circunstancias que pretenden hacernos sentir unos desgraciados por no ser unos jóvenes triunfadores, hedonistas, ampliamente informados de las últimas tendencias estéticas y de una intensa vida heterosexual.

Así que el camino está claro. Lograr que mis sueños sean los míos, y no los tomados prestados de nadie. Y sobre todo tener suerte para lograrlos. Porque lo que es por mí, al resto del mundo le pueden ir dando por saco.

Escrito por Lobo a las Agosto 26, 2004 06:07 PM
Comentarios

Resumido en algo que has dicho al principio: ¿Por qué coño me empeño en jugar el juego de los demás?

¡Suerte!

Escrito por Ethan a las Agosto 26, 2004 07:18 PM

Me ha salido un rollo demasiado largo. Hacía tiempo que no escribía y remezclé tres soliloquios en uno: La construcción mediática de los deseos, la limpieza que he hecho este año de relaciones superficiales y enlazando con lo primero, cómo choco con lo mismo cuando me siento mal.

Escrito por Lobo a las Agosto 26, 2004 08:59 PM

Para no repetir el mensaje de Ethan, lo diré con otras palabras: sé tú mismo, le guste a quien le guste. Sobre todo te tiene que gustar a ti.
Un saludo.

Escrito por odyseo a las Agosto 26, 2004 09:11 PM

vaya, lo de la comida. yo a veces también me siento como si tuviera que ir eliminando a gente. es ley de vida, vas conociendo gente nueva te distancias de otras personas...uno también cambia y los demás no cambian con uno. Para mi lo más importante es eliminar a la gente que realmente ha estado de paso en mi vida, que para mi no es importante, gente a la que nunca he querido y simplemente ha estado ahí por las circumstancias. Pero tampoco le doy muchas vueltas, me quedo con que los únicos que permanecen son mis padres, yo misma..Y lo demás es como un río, va cambiando, se va renovando.En parte es así. la unica que permanezco soy yo. y por eso hay que ser fiel a uno mismo.

Escrito por yolanda a las Agosto 27, 2004 12:54 AM

De todos modso es sano saber diferenciar y que no hay nada malo en tener conocidos de diferente grado.
Hay gente con la que las juergas son memorables, pero no entenderían ni lo más mínimo mi postura en determinados temas (o no les interesaría), gente a la que le encanta escuchar y está ahí simpre, otros que ves de año en año y quedas a tomar un café, gente que sólo quiere acostarse contigo y le es supérfluo el resto de los detalles... en fin, que cada etapa se acompaña de gente diferente, aunque sí que es cierto que hay algun@s que perduran.

Escrito por grache a las Agosto 27, 2004 11:32 AM

Si consigues guiarte por tus ideas, hacer que tus sueños sean los que se cumplan y no depender de nadie mas que de ti mismo... Eres mi Dios :)

Escrito por Träne a las Agosto 27, 2004 11:27 PM

"haber si nos vemos un día"
Una frase similar nos puso en la pizarra un día la profe de Literatura de 3º de BUP de Letras. Nos quedamos un buen rato sin comprender dónde estaba el problema y al final la profe tuvo que dar la solución. En fin, porculero que es uno, que no se puede callar estas cosas. Siguiente...

Mi mejor amigo dice que cuantos más amigos se tengan, mejor, que no hay que ponerle vallas al mar y algo de que el mar está lleno de peces (no estudia Biología Marina, sino Derecho). Se refiere más que nada a que cuantas más tías conozca más posibilidades de ligar tiene, pero para el caso es lo mismo. Yo prefiero hacer un esfuerzo por mantener los buenos amigos a hacer más. Claro que si luego "vienen" amigos nuevos, bienvenidos sean, pero soy una persona de pocos amigos y muchos conocidos del tipo NOMBRE + PROCEDENCIA + CARRERA / HOLA + CÓMO VA + VOY A LA BIBLIO + COÑAZO EXÁMENES + ADIÓS. Y ahí se quedan, en conocidos, que luego ya me sé lo de mantenernos en contacto y chorradas similares. "Los amigos y los cojones, para las ocasiones", como dicen por ahí.

Te diría que hay que ser fiel a uno mismo, pero como soy un veleta y cada 2x3 cambio de opinión sobre "quién soy yo", pues no es fácil saber la base que diferencia claramente una persona de otra. Pero si la encuentras, sé fiel a ti mismo, aunque cambies de base como de camisa, manténte fiel a ella.

Escrito por Veti a las Agosto 28, 2004 02:29 AM

soy de juarez Chihuahua Mexico lo leo seguido y me gusta este espacio, un saludo y abrazo. Susana
www.elpaisdelosalebrijessepticos.blogspot.com

Escrito por Suchaca a las Septiembre 2, 2004 01:23 AM