Hoy a las 9:15, Alejandro con apenas segundos de vida comenzaba a respirar con sus propios pulmones el aire de la sala de partos.
Una nueva vida ha comenzado, es mi sobrino, ha venido de forma repentina, inesperada, casi sin avisar pero todos le hemos dado la bienvenida con los brazos abiertos y con mucha alegría.
Ahora como todos los niños de su edad, la inocencia de su rostro dormido a casi todas horas y la paz y tranquilidad que transmite al observarlo te llena a ti también de inocencia y te hace sentir bien al instante.
Recuperando esa tradición de cuento de hadas y cual hada madrina, de lo que quieras que no tengo algo ya que voy a ser el padrino (sólo me falta el cambio de sexo y los poderes), me gustaría concederle un deseo a este recién nacido. Mi deseo el de que siga con esa inocencia, que pueda dormir tranquilo, que infunda paz a los demás, no le estoy deseando esa inocencia que se puede confundir con candidez, si no la que conlleva la bondad, el ser bueno y “legal” con los demás. Considero que a largo plazo siempre sales ganando.
Amigos, si nunca han observado a un bebé dormir, no lo duden, es una sensación muy relajante.