un segurata en apuros

Antes de entrar en este trabajo, tenia como casi todo el mundo un resorte en el cuerpo que saltaba cada vez que alguien me insultaba.

Un día tuve problemas que pudieron llegar a ser serios, por una de estas provocaciones, y desde entonces decidí que nunca mas alguien lograría que a través de los insultos hiciese lo que ellos quisieran.

Después entre en este trabajo, y aquí aprendí, a ejercer un control extremo, nadie logra provocarme, me lance el insulto que me lance y en el tono que me lo lancen.

Algunos han hecho del insulto un verdadero arte, con una imaginación que si la dedicaran a otros temas serian estrellas.

Un insulto dicho por una persona puede parecer una caricia, comparado con el mismo insulto, con las mismas palabras, dicho por otra y te parece una puñalada. El secreto esta en el tono y la actitud. Ese es el verdadero insulto.

Ser Vigilante tiene un aliciente para algunas de estas gentes, que te ven y se lanzan a provocarte, como si fuera un deporte.

Durante estos años me han lanzado insultos de todas las clases y maneras. Los que dicen la gente joven son los que mas queman, no porque inventen insultos nuevos, sino por como lo dicen.

Estar impasible ante un torrente de insultos normalmente dichos en voz alta es todo un reto, que muy pocos aguantan. Yo e logrado escucharlos al mismo tiempo que intento que la persona se calme hablando pausado y diciendo cosas como, si, si, pero vamos a hablar; exacto pero no chille por favor. Y así hasta que el insultante se cansa.

Porque e observado que tan contraproducente es contestar en el mismo tono, lo que provoca la exaltación de los dos, como quedarse callado, que provoca la exaltación del que insulta.

Con todo mi método tiene un fallo, o tendría que decir que mi carácter tiene un fallo.

Porque cuanto mas me insultan y mas se exalta la gente, mas y mas ridículo se hacen a mi vista y me dan unas ganas terribles de reír, y mas de una vez e soltado una risotada delante de estas personas, al escuchar un insulto particularmente tonto,(porque cuando se les van acabando sueltan cosas ridícula).

Y eso de reírse es como darle una patada en los cataplains, al instante intentan comúnmente llegarte a la cara. Lo cual para mi si es tabú, que me chillen lo que quieran pero no me toque, porque entonces sale mounstro que todos llevamos dentro, y el mío es silencioso y con mala uva.

CEDRIK.