Ahí en la columna de los tesoros, tengo un enlace al blog de Jordi Cebrián, que como el propio título del blog indica, va publicando cuentos de, exactamente, cien palabras. Supongo que muchos lo conocéis y leéis, pero nunca está de más recordarlo. Y además, hoy, voy a transcribir literalmente el último, que me ha parecido fantástico y muy actual.
Estas son las cosas que a mi me gustaría escribir... pero soy incapaz.
Aunque nadie espere nada fuera de tono, que una es muy «fisna y delicada» para estas cosas.
Pero mira por dónde, que hoy me he encontrado con este artículo: papel higiénico: revolución por la puerta trasera, y efectivamente es un tema apasionante.
A ver, si no, en qué otra cuestión podemos sentirnos directamente implicadas tantas «personas humanas», y estar todos encantados con el invento. Y es que, además, podemos ver un informe detallado de las características, precios, prestaciones, utilidades (si, parece un anuncio de un concesionario de coches).
Y ¿se ha parado alguien a pensar en tooooodas las otras utilidades que tiene el papel higiénico? Así a bote pronto: para quitar el maquillaje, o quitar los mocos de los chavales; para limpiar la pantalla del ordenador y recoger el cenicero que se ha caido; como servilletas en los aperitivos de la oficina a falta de mejor cosa...
Ah, y otra cosa: ¿cuantos rollos de papel se consumen por persona y día? Interesantísima cuestión, que incluso ocasionó un gran problema en Nicaragua, hace unos años.
:-)
Recomiendo ir a ver esta película. No en vano obtuvo el premio especial del Jurado en el Festival de Cine de Donostia 2003.
Es de esas películas que te atrapan. Pequeño presupuesto, poca acción, apenas media docena de escenarios... pero grandes personajes y perfectas actuaciones. Y si no, ya me contaréis... Y no dura más que 90 minutos. Con lo que les gusta ahora hacer películas taaaaaaaan largas...